L’Alternativa, Festival de Cinema Independent de Barcelona (III)

Documentos de identidad   ¿Nos convertimos acaso todos nosotros en aquellos que queremos ser? ¿O hay una gran parte de la población que se resigna a ver frustrados sus sueños? ¿Luchamos lo suficiente por reafirmar nuestra propia identidad? ¿Sabemos lo que queremos? ¿Tenemos claro quiénes somos y lo que pretendemos lograr en la vida? ¿Estamos seguros de que esa es realmente nuestra voluntad, de que no tenemos una visión distorsionada por aquello que la sociedad espera de nosotros?   Yermén tiene claro que necesita una operación de cambio de sexo para poder sentirse plena, para seguir adelante con su vida. Pero en una sociedad que valora el dinero por encima de todo lo demás, lo único que tienen los pobres para ofrecer como moneda de cambio, es su intimidad. Por eso, Yermén decide probar suerte presentándose al casting de un reality show televisivo. Si la seleccionan como protagonista podrá ver realizado su sueño y dejar al fin su trabajo, marcharse de la ciudad y empezar de cero. Esta vez, siendo quien realmente quiere ser.   Yermén desea con todas sus fuerzas ser seleccionada en el reality y por eso reza constantemente a su virgen, situada en un pintoresco y exótico altar producto del sincretismo más exacerbado. Mientras tanto, el tiempo pasa y algunas vecinas la miran de reojo. No se fían mucho de ella, tal vez sea una bruja con capacidad de echar maldiciones y mal de ojo. Por si acaso, mejor no acercarse demasiado. Pero las rutinas que observamos en el día a día de Yermén son, sin embargo, bastante distintas de las aventuradas por sus vecinas. Ni maldiciones ni males de ojo, tan sólo un trabajo anodino como tarotista telefónica en un desangelado lugar que sospechosamente nos

recuerda a un locutorio telefónico. Tan sólo algo parecido a un hogar en un barrio suburbial de Santiago de Chile. Tan sólo algunas cintas de vídeo caseras y una inocente obsesión por grabar perros callejeros. Tan sólo algunas fiestas con los amigos más cercanos. Tan sólo un deseo ferviente, el del cambio de sexo, que se instala en su vida como una obsesión crónica, como un anhelo perenne.   La historia de Yermén es una película, sí, pero también una realidad. Con su opera prima Naomi Campbel, Camila José Donoso y Nicolas Videla muestran con crudeza pero también sentido del humor la realidad con la que se tienen que enfrentar cientos de personas como Paula Yermén Dinamarca, no sólo en Chile sino en todo el mundo.  

  Esta cuestión de la identidad es también el tema principal de la película que ha obtenido finalmente el premio del jurado en L’Alternativa. En Ben O Degilim, el realizador turco Tayfun Pirselimoglu narra la historia de Nihat, humilde empleado de un restaurante cuya vida se nos antoja algo solitaria y aburrida (inciso: ¿Alguien más se acordó de O Homem das Multidões durante los primeros treinta minutos del film?). Pero esta anodina vida dará un giro radical cuando Nihat empiece una relación con Ayse, compañera de trabajo cuyo marido se encuentra preso.   ¿Quién es Nihat? ¿Quién es Ayse? ¿Quién es el marido de Ayse? ¿Por qué Nihat nunca se casó? ¿Por qué apenas sabemos nada de su pasado? ¿Cuál será su futuro?   Los ecos a Fiódor Dostoyevski o a Alfred Hitchcock (impagables los guiños a Vértigo) se suceden en un relato pausado y comedido, silencioso pero repleto de toques de humor negro. La estructura circular de la película (sello personal de director utilizado en todos sus anteriores filmes) nos introduce en un bucle infinito de casualidades y causalidades que acompañan al protagonista en la búsqueda de una identidad a toda costa. Aunque se trate de una identidad apropiada.