Poetry & Rock: Cuatro hombres de rimas tomar

El Teatre Juventut recibió con los brazos y los ojos bien abiertos el recital rock que dieron Carlos Tarque, Leiva, Luis García Montero y Benjamín Prado.
Sobre las 21.15 horas daba comienzo el espectáculo. La iluminación, que se colaba en las retinas de los asistentes, era como esas lucecitas que aparecen en la pantalla de tu móvil cuando tienes un mensaje de WhatsApp. Imposible no prestarles atención. Cuatro de las personalidades más conocidas del panorama poético-musical español se citaban esa noche gracias al Festival Acròbates. No tardarían en llegar. Al igual que las primeras estrofas de “Me estás atrapando otra vez”. El vocalista de M-Clan aprovechó este tema para homenajear el gran legado que dejó Calamaro cuando bailaba al son de Los Rodríguez. El poeta madrileño, más viejo que diablo, remataba la canción con “Opción B”. Un poema para recordarnos que la mujer siempre inspirará más versos que una esfinge, un palacio o una revolución.
En cuestión de diez minutos el espectáculo nos atrapaba, como la peculiar voz de García Montero al recitar un fragmento de “Aunque tú no lo sepas”. Aquellas líneas, publicadas en Habitaciones separadas, se convirtieron en las protagonistas de una de las canciones estrella de Enrique Urquijo, compuesta por un jovencísimo Quique González. Ahora Tarque la hacía suya. Una chica que había entre el público dejaba de mirar. Estaba enviando un sms a una amiga que vivía en la otra punta del país. Me pregunto cuántas personas harían lo mismo esa noche.
“Hace unos cuantos años me invitaron a este festival junto a mi compañero Rubén Pozo y a Prado. Esta fue una de las cosas que salieron durante el show”, explicaba Leiva antes de dar comienzo con “Amelie”, una joya sacada de la época Aviones (Pereza). La pieza, interpretada por la voz bien afinada del madrileño en acústico, se intercalaba con versos de Benjamín (“Nunca es tarde para empezar de cero […] Nunca es tarde para romper con todo”).
El recital rock se había convertido en un acogedor salón, donde los artistas interactuaban con el público a su antojo. Tarque el primero: “¿Qué tal estáis? ¿A gusto?”, preguntaba el músico a las 350 personas citadas en la sala. “Me voy a dejar llevar”, el single que mejor resume el sonido M-Clan de estos últimos años, era el escogido para sacarle brillo a la pandereta. Pero el frontman chileno no sólo se atrevió a navegar por melodías sureñas, también se sumergió en las aguas de “Hallelujah”, un tema de Leonard Cohen que resolvió de manera acertada. Mientras, Leiva rasgaba las cuerdas de su electroacústica con gracia.
Entre tanta versión, Tarque aprovechó que Benjamín es un dylaniano empedernido para recuperar su particular versión de “Like a rolling a Stone”. Hay canciones que es mejor no adaptar. Le siguió “Animales”, título homónimo del álbum que lanzó la carrera del dúo gamberro en 2005. Algunas de sus frases retumbaban en los oídos de los asistentes (“Como si fuéramos unos animales, en cualquier parte con un plástico nos vale”).
“Para mí las mejores canciones son las que le tienen envidia a mis poemas”. Así presentaba el poeta intimista uno de los cortes más redondos de Pólvora, el último largo de Conejo. Prado y Leiva acabarían cantando al unísono. Una pareja casi perfecta sin serlo. Como la de Montero cuando le deja a un cantautor meter mano en sus creaciones. Es el caso de Joaquín Sabina con “Nube Negra”. El granadino recitaría con ímpetu cachitos de ese poema y después los dos músicos la llevarían al terreno musical. Otra chica que había entre el público dejaba de mirar. Estaba enviando un audio a un amigo que vivía en la otra punta del país. Me pregunto cuántas personas harían lo mismo esa noche.
Tras hora y media de “Poetry & Rock”, la denominación escogida para el encuentro poético-musical que tuvo lugar en el Teatre Juventut el jueves pasado, 700 ojos se iban a casa muy contentos. El espectáculo, organizado cada año por el Festival Acròbates, hace que músicos y poetas confluyan en un mismo escenario junto a sus versos, canciones y anécdotas. Esta vez le tocó el turno a cuatro hombres de rimas tomar.
Fotos: G. S.