Siempre juntos (Benzinho, G. Pizzi, 2018)

Siempre adelante

Siempre adelante, se dicen como un lema las dos hermanas protagonistas, Irene y Sonia. La una, una madre coraje que lleva adelante una familia de 4 hijos, un marido con trabajo precario y una casa que, literalmente, se cae a pedazos. La otra, una mujer maltratada por una pareja adicta, que ha huido con su hijo y que sobrevive con la venta ambulante de piezas de ropa, junto a asu hermana. Siempre adelante, también para el espectador que debe avanzar buscando nuevas propuestas. Y esta historia, que hemos visto en numerosas versiones, recompensa la búsqueda. Benzinho es una presentación ágil e inteligente de una historia eterna. El director presenta a esta madre coraje en clave ligera, un drama en clave de comedia. Así, desde que se bloquea la cerradura de la puerta de casa, toda la familia entra y sale por la ventana; una pelea se salda con el desmorone de un tabique; el hijo medio renuncia a alimentar a sus hermanos con el menú cocinado y les da galletas en ausencia de los padres; la madre bebe y baila sin percatarse de la observación de sus hijos… Todas estas escenas, en otras películas vistas de modo dramático, son presentadas en Benzinho como parte de la comedia de la vida, sin renunciar en un ápice a la gravedad de la situación económica que sufre la familia y al imprevisto cambio que implica el alejamiento del hijo mayor.

Pizzi, por otro lado, hace un inteligente uso de las elipsis y de un espléndido, coral, trabajo actoral. No niega la tragedia, la violencia doméstica, las drogas, la pobreza, la soledad, pero, con montaje certero, evita subrayados innecesarios y lugares comunes. Película familiar en todos los sentidos, producida por un equipo de parejas, hijos, sobrinos… Benzinho cuenta con un personaje enorme encarnado por una enorme actriz. Voluntariosa, ingenua, sensible (la invitación a la ceremonia a la despreciable am,a que le niega el detalle de felicitarla y le ordena que ponga la irrigación en marcha, es absolutamente relevante de la situación y del carácter perseverante e iluso de Irene), es encarnada por un inmensa Karina Teles, coautora del guion.

Benzinho, más allá de ser una película optimista, es la demostración de que un buen director sabe, aun hoy, crear material nuevo aunque se base en imágenes conocidas, contándola de modo distinto. Una historia pequeña que trasciende fronteras.