Una rave en la Puerta de Tannhäuser

La partitura del cosmos (JuanMa Villar Betancort, 2024)

El grupo musical Los Planetas creyó encontrar la piedra filosofal de su sonido (eléctrico, distorsionado hasta el ruido) inspirándose en las frecuencias de los cuerpos celestes que orbitan en el firmamento. Así, desde su primer disco (Súper 8) y a lo largo de toda su discografía, reiteraban en ese imaginario astronómico para hablar de lo mundano, desde unas letras que aludían a lo intangible, lo inconmensurable, lo azaroso, y unas guitarras que reverberaban hacia la pura abstracción. Una década antes, en 1985, Metallica, en su tercer disco, el emblemático Master of Puppets, ya incluía la pieza instrumental “Orion”, en la que matizaban su sonoridad trash para elucubrar, en una progresión melódica que podría ser infinita, una cierta alegoría sonora de la estrella del título. No parecía anecdótica, esta inspiración, cuando James Hetfield y compañía versionarían, años más tarde, “Astronomy” de Blue Oyster Cult, tema compuesto en 1974, en plena expansión popular de la astrología, interés que había despertado el movimiento hippy.

Si tiramos del hilo de la Historia, no podemos obviar, por supuesto, “Los Planetas” composición de Gustav Holst de 1917 dedicada a los únicos siete cuerpos celestes observados hasta esa fecha. El séptimo, Urano, había sido descubierto por William Herschel en 1781. Resulta hasta poético (y profético, según se mire) que Herschel fuera también compositor. Porque, ¿qué son las órbitas planetarias sino movimientos circulares en el tiempo que crean frecuencias, fractales de sonido? Y… ¿qué es la música, sino frecuencias de ondas sonoras que emplazamos en el tiempo y las cuáles, si conocemos las leyes de la (astro)física, podemos descifrar?

Pues bajo esta ensoñadora premisa y de la mano de la pionera de la música electrónica Suzanne Ciani (quien además presta su evocadora voz para la narración en off) nos brinda el realizador canario JuanMa V. Betancort (quien debutara con el también muy notable documental musical Playing Lecuona) este fascinante viaje por la sonoridad del universo llamado La partitura del Cosmos y que él, acertadamente, subtitula como “A Space Ópera”. Es esta ópera espacial en clave de fragmentos de electrónica experimental la que dota de estructura al documental, pues las varias piezas componen el proyecto científico-musical creado en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) surgido de las tesis del astrofísico John Beckman, y que se suceden a lo largo de este, introducen los varios conceptos de los que se habla y sustentan la hilación del relato.

Así, cada pieza es ejecutada por un artista sonoro (individual o a dúo), quien expone el concepto específico objeto de inspiración para la composición de su pieza, cuya ejecución se nos muestra inmediatamente después. Cada pieza, además, es referida a un cuerpo celeste concreto (Mercurio, Venus, Júpiter, el Sol,…) cuya sonoridad es recreada por cada músico con una creatividad ciertamente desbordante. Mención aparte, le merece al que esto escribe, la pieza compuesta y ejecutada por Mateo Mena, referida a la sonoridad que se crea por los movimientos gravitacionales que Júpiter ejerce sobre Ío, uno de sus satélites naturales, para la cual Mena (músico y creador de instrumentos) ha elaborado un captador de ondas de dichos movimientos gravitacionales. Aunque, a decir verdad, las otras piezas (e instrumentos), también resultan sorprendentes.

Cierto es, también, que el nivel de sofisticación de algunas propuestas, requieren de una explicación excesivamente técnica por parte de sus responsables y eso ralentiza, por momentos, el ritmo del conjunto. Pero las cuestiones de fondo, acertadamente dosificadas a lo largo del documental por su realizador, y la genuina curiosidad que se crea por conocer el proyecto en su totalidad, hacen de La partitura del cosmos un relato hipnótico. Se trata, ciertamente, a lo largo del film de JuanMa V. Betancort, de algo realmente fascinante, que fuerza a la meditación por insondable (como todo lo referido al universo y lo que allí acontece), no solo en el plano conceptual sino también en lo estético, que, por mucho que se intente describir, es imposible porque nace de la misma fuente que la poesía: mejor embelesarse que leerlo. Próximamente en Movistar+.

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