Toulouse, o los encantos de la ‘ville rose’
La semana pasada volví a Toulouse después de unos años sin visitarla, y una vez más volví a enamorarme de ella. Me gustaría compartir con vosotros los encantos que alberga para mí la capital del departamento del Alto Garona y de la región de Occitania, que es una de mis ciudades preferidas.
Hace una década y media, viví en Toulouse durante una temporada. Fui allí a profundizar en mi estudio de la lengua francesa. Había visitado la ciudad en un par de ocasiones y me había atraído, y a eso se le sumaba la comodidad de tenerla relativamente cerca de Barcelona (4 h en coche, unas 5 en tren).
Encontré habitación en el barrio de Saint Aubin, céntrico y conocido por el mercado dominical. Además, estaba prácticamente enfrente del Café Populaire, un famoso bar con cerveza a precios bajos que atraía a todos los estudiantes de la ciudad.
A pesar de que Toulouse es una ciudad de dimensiones importantes (es la cuarta más poblada de Francia), nunca da la sensación de estar en una gran ciudad. En su mayor parte está formada por edificios bajos, y las construcciones del centro suelen tener paredes de ladrillo rojo y tejados de color rojizo, que le dan un encanto particular. Es fácil recorrerla a pie o en bicicleta. Además de las líneas normales de autobuses (y de las dos líneas de metro), hay un autobús-lanzadera gratuito que hace una ruta circular por el centro.
Siento debilidad por las ciudades atravesadas por meandros de ríos. Toulouse recibe las aguas de la Garona, que la atraviesa con estilo. Es precioso dar paseos que incluyan cruzar el Pont Neuf, el Pont Saint-Pierre o el Pont des Catalans. Al otro lado del río del centro está uno de los barrios con más encanto, Saint Cyprien, que cuenta con una buena oferta de bares y cafeterías. Entre ellos me quedaría con el bar de tapas Vasco Le Gamma o con el bar asociativo Le Cameléon. Pero mis dos atractivos preferidos de este barrio son sin duda sus museos: el gran museo de arte moderno y contemporáneo de Les Abattoirs y el pequeño pero selecto espacio expositivo Le Chateau d’Eau, una antigua torre de las aguas reconvertida en museo especializado en fotografía.
En esta visita reciente, estuve por primera vez en un museo que no conocía. Se trata del Musée départemental de la Résistance et de la Déportation, ubicado en el barrio de Le Busca. Es un museo muy interesante dedicado a algunos de los momentos más difíciles de la historia del siglo XX. también volví a pasarme por el Hôtel d’Assézat, sede de la Fondation Bemberg, que alberga una colección completa de arte los siglos XVII y XVIII, además de exposiciones temporales de temáticas más contemporáneas. Es un buen lugar para hacer una pausa en el céntrico barrio de Esquirol. también traté de visitar el museo de las bellas artes, el Musée des Augustins, pero estaba en obras.
En cada una de mis visitas, hay una serie de cosas que hago ritualmente. Una de ellas es hacer un picnic delante del río en la Daurade, una delicia en primavera y verano, o bien tomar algo al sol en el Café des Artistes que está justo delante.
Otra parada obligatoria es la papelería la mucca, en la céntrica Rue des Lois (cerca de la Place du Capitol). Se trata de una papelería artesanal donde se hacen sus propias libretas, y que me ha proporcionado muchos cuadernos para escribir a lo largo de los años. En la calle paralela, la Rue du Taur, está La Cave Poésie, un espacio de espectáculos con una programación cuidada de poesía, teatro y música.
Mi peregrinaje no es completo sin pasar por Ombres Blanches, una librería enorme y completísima en la que perderse, con una pequeña cafetería en el interior. Es sin duda mi librería preferida de la ciudad. Muy cerca de allí está el imponente Convento de los Jacobinos, con unas espectaculares bóvedas góticas que dan una gran sensación de espacio.
A nivel de gastronomía, lo que más me atrae de Toulouse son sus mercados. Principalmente sus mercados al aire libre, especialmente el Marché Cristal del céntrico Boulevard de Strasbourg, ideal para comprar fruta, verdura, pan, quesos o embutidos directamente a los productores. Cerca de allí está el Marché Victor Hugo, el mercado cerrado más antiguo de Francia (aunque el edificio actual es moderno). Al lado del mercado está uno de mis mayores proveedores de placeres: Xavier. Esta quesería es una de las mejores del país, y no puedo pasar por aquí sin revisar y reordenar mi top 10 de quesos franceses (en constante evolución) y llevarme unos cuantos a casa.
Un destino muy recomendable es el Canal du Midi, que pasa por la ciudad y ofrece un sinfín de posibilidades de paseos a pie o en bici.
Si no conocéis esta ciudad, os recomiendo encarecidamente que la visitéis. Podéis empezar vuestras exploraciones desde la céntrica Place Wilson o la Place Capitole, explorando cualquiera de los lugares que os he recomendado y pasando por una miríada de lugares posibles, como el Marché des Carmes, el Jardin des Plantes, la preciosa Basílica de San Sernin o el apacible canal de Brienne.