Silicon Valley, o el hilarante ataque de los geeks

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Últimamente en Culturaca nos hemos convertido en fans de esta divertidísima serie de HBO, que va ya por su cuarta temporada.

Silicon Valley (apodo de la zona sur de la bahía de San Francisco, California) es el epicentro de la industria informática estadounidense. En esta zona conviven los grandes gigantes de la industria (Google, Yahoo, Facebook, Twitter, Ebay, Apple, Intel, Adobe…) con miles de pequeñas empresas emergentes con aspiraciones de grandeza.

Pero que nadie se equivoque. Esto no es precisamente un sesudo documental sobre el auge del sector tecnológico. Al contrario.

La serie captura la atmósfera creativa de los hacker hotels reales de la zona de San Francisco, en la que los jóvenes emprendedores pueden vivir a precios ridículos (en la zona con los alquileres más altos del país) para poder desarrollar nuevas tecnologías.

La serie se centra en un pequeño grupo de programadores que han dejado su empleo en Hooli, uno de los gigantes de la industria, para centrarse cada uno en sus propios proyectos viviendo en la incubadora de Erlich Bachman: una casa en la que pueden vivir gratis a cambio de darle a Bachman acciones en sus nuevos proyectos.

En esta casa hay de todo. Richard, un cerebro brillante con tendencia a perder los papeles cuando se pone nervioso; Bachman, un emprendedor arrogante y fumeta, visionario y desastroso; Dinesh, programador pakistaní con una vida amorosa desastrosa; Gilfoyle, un ingeniero de sistemas canadiense, satanista LaVeyano y sarcástico a más no poder; Big Head, totalmente despistado y sin talento alguno; y por último Jared, un modosito consejero empresarial que pone un poco de orden en este caos.

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Porque esto es lo que es: un caos. Desde el primer capítulo, la serie es una trepidante sucesión de acontecimientos. Descubrimientos, proyectos, inversiones, plagios, convenciones, cachimbas, litigios, ambiciones, conflictos de ego… En los 25 minutos que dura cada capítulo cabe todo esto y más. Y todo ello con un tono absolutamente irreverente y políticamente correcto.

¿Y qué decir de personajes? Programadores inadaptados, vendedores de humo, cazatalentos, inversores fríos, oportunistas, abogados rockeros, gurús visionarios… A cual más extravagante. Pero lo mejor de todo es esa sensación que tienes de que todo lo que ves se queda corto en comparación con la realidad.

Personajes bien definidos, humor mordaz, tono sarcástico, casos reales, escenas surrealistas, giros constantes… Todos estos ingredientes convirtieron la serie en un éxito desde el principio. Y para disfrutar de Silicon Valley no hace falta que seas un friki de la tecnología o te dediques a invertir en empresas. Como para ver The big bang theory no hace falta que seas físico teórico. Y ahora que menciono a TBBT, reconozco que al empezar el primer episodio de Silicon Valley, pensé: ¿otro grupo de Sheldons, Hofstaders, Rajs…?

Pues no, nada que ver. De hecho, mientras que TBBT se queda en la caricatura y en la lógica del gag fácil típico de las sitcom, Silicon Valley es mucho más cruda y atrevida, y sus personajes tienen mucha más profundidad. Sus éxitos y sus fracasos tienen más peso, son mucho más reales.

La única pequeña crítica que le puedo hacer (quizá únicamente a la primera temporada) es esa alternancia constante entre subidas y bajadas. Un gran éxito siempre va seguido de un gran fracaso, y viceversa. Es una de cal y otra de arena constantemente. Claro que esto le da mucho ritmo a la historia y te arrastra a ver el siguiente episodio…

En definitiva, una serie amena y mordaz, que te enganchará desde el minuto cero. Devorarás los capítulos como fragmentos de código si dejas pulsada la tecla Suprimir. ¡Mierda! Ya pienso como ellos. He entrado en un loop recurrente ejecutado por un script de java. ¡Que alguien me devuelva al mundo real, por favor! Lo siento, es que estoy esperando el tercer episodio de la cuarta temporaday tengo el mono.


 

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