Romero recién cortao’, de Juan Carlos Panduro

Ser lector de poesía es como habitar en un mundo en el que todo está dicho y a la vez todo es absolutamente nuevo. De vez en cuando, abres una página y las palabras te hablan directamente a ti. Se establece una conexión, y comprendes que ese texto esta hecho para ti. Esto es lo que nos ha pasado con Romero recién cortao’, el primer poemario de Juan Carlos Panduro publicado por Letraversal.

Juan Carlos Panduro (Badajoz, 1998) se formó como artista de circo en L’École Supérieure des Arts du Cirque de Bruselas. Además de explorar incansablemente los límites del cuerpo como persona escénica, Panduro escribe poemas.

Dice Violeta Gil, autora del prólogo: “Juan Carlos tiene nombre de virgen y ha escrito Romero recién cortao’, un pasaje hacia la fragilidad y la fuerza de un ser y unos seres que habitan tierras extremeñas, donde lo violento y lo sucio se pierden entre el sudor y el amor, donde la visión de la maldad no impide la de todo lo que es hermoso. La lengua se hace suya a través de los siglos, enteramente nueva y vieja a la vez. […] Me hace realmente feliz pensar que estas palabras se hacen públicas, que pueden leerse casi a oscuras, envueltas entre las sábanas, o en voz alta paseando por un campo. Palabras para los amantes, para las amigas, para la abuela, para el amor. Ojalá entréis como yo lo hice y como vuelvo a hacerlo ahora, un año después, admirada por el manejo que Juan Carlos tiene del lenguaje y del cuerpo, por este libro cabeza, lengua, corazón”.

cuando sale la luna que hace crecer el pelo / mis hermanas y yo / sacamos al patio las sillas / y nos sentamos agarrándonos en trenzas / dejando un hueco para los búhos

Sus poemas combinan lo cotidiano con lo visionario. Son tremendamente visuales, me atrevo a decir que con pinceladas de surrealismo lorquiano. Te invitan a acompañarlo por un paseo por una niñez vestida de blanco, por noches bajo la luna, recitando salmos a lomos de un burro o andando por un desierto de sal.

Son poemas que huelen a campo, a tierra, a familia. Y sobre todo, a romero recién cortao’.

Una voz reconfortante, que dice cosas de verdad y que regala imágenes tan reconfortantes como las raíces. Poemas en los que incluso la pena queda bien. Muy pero que muy recomendable.

me dormí una vez en mi patio

soñé que la lluvia inundaba los cerezos
el agua era rosa palo
olía a pacharán

la tierra empapada
bailaba las esparragueras
y las siemprevivas

yo llevaba la piel de un lince
que se siente como en casa
y se limpia con la lengua

soñé que me dejaba caer rosa palo
y de repente el frío
caer en el frío
hasta un enorme agujero de mimbre
repleto de romero
recién cortao’ y allí yacía
entre las manos recién cortadas

soñé que la lluvia me llenaba los ojos
hasta llorar ser una jara
por las noches nos acicalábamos entre todas
y esperábamos a un buitre
de esos que señalan desde arriba
con la pata todo el cuerpo muerto todo el casi cuerpo
y empujan las rocas de un talud


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