Lo Somni de Bernat Metge, clásicos remozados

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Por si alguien no lo sabe, la editorial Barcino es una de esas editoriales que cuida con mimo la literatura y la cultura catalanas. Desde hace más de ochenta años se dedica a publicar textos catalanes antiguos desde sus inicios hasta la época moderna, con su colección Els Nostres Clàssics, dedicada a los escritores medievales, como estandarte y bandera. Entre algunos de sus autores publicados están Ramon Llull, Arnau de Vilanova, Ausiàs March o Bernat Metge. Y precisamente a Bernat Metge y su Lo Somni han dedicado una de sus últimas publicaciones en la nueva colección Tast de Clàssics. Una colección que pretende acercarnos la literatura clásica catalana con una sensibilidad contemporánea, en la que escritores y poetas actuales adaptan las obras para hacerlas más cercanas y accesibles al lector actual. Si piensas que el catalán medieval es un hueso duro de roer, esta es tu oportunidad de leerlo sin perder el oremus.

 

Hay libros que logran sobrevivir al paso del tiempo y no perder su frescura, que nos llegan aunque hayan pasado decenios e incluso algún que otro siglo o seis. Es el caso de Lo Somni de Bernat Metge. Una obra que data del 1399, hace casi dos días como aquel que dice. Gracias a Els Amics d’els Clàssics de la Editorial Barcino y a la Fundació Romea hemos podido disfrutar de una divertidísima lectura dramatizada de la obra basada en la adaptación de Alba Dedeu para Tast de Clàssics. Sobre el escenario Joan Pera como Bernat Metge, Toni Sevilla como el rey Joan I d’Aragó, Jordi Boixaderas como Tiresias, Jordi Brau como Orfeo y Miquel Pujadó como Guillem a la guitarra y también ejerciendo las funciones de guionista de la lectura. A la dirección Carles Canut.

 Lo Somni

 

En el escenario, sobre fondo negro, una mesa y tres sillas en el lado izquierdo, en el centro un sillón como trono del rey Joan I y a la derecha un diván como el catre en el que Bernat Metge tumbado duerme mientras está preso. No es esta una obra cualquiera ya que el propio Metge es protagonista. Astuto y certero, le sirve al escritor como medio para demostrar su inocencia ante las acusaciones que pesan contra él. Está preso por malversación y corrupción, incluso de la muerte del propio rey se le acusa. Joan I, hace poco que ha fallecido. Mientras duerme, sueña, sueña con su rey al que sirvió fielmente como miembro de la Cancillería y su secretario. En sueños se le aparece el rey, acompañado de dos personajes mitológicos, Orfeo y Tiresias. Orfeo, condenado a perder a su amada Eurídice, tras morir y bajar al averno a rescatarla, porque hizo lo que se le dijo que no hiciera, mirar atrás mientras salía del infierno, apenas a dos pasos de la libertad. Triste muerte la que vivió decapitado, su cabeza y su lira, lanzadas al río. Tiresias por su parte, quedó ciego tras unas disputa de esas mitológicas y tan habituales entre el siempre fogoso Zeus, dios del trueno, y su no menos fogosa y más celosa aún esposa Hera. Discutían acaloradamente, mucho, como sólo los dioses del Olimpo pueden hacer. Ya me entendéis, rayos, truenos y centellas y los humanos en la tierra preguntándose que demonios sucedía en las alturas celestiales. La disputa versaba sobre uno de esos temas que hacen girar al mundo, sobre quien disfrutaba más de la carnalidad, si hombres o mujeres. El tebano había sido convertido en mujer durante siete años tras golpear con su bastón dos serpientes que copulaban y al haber sido tanto hombre como mujer, Tiresias fue elegido juez en esta encuentro divino. Mala suerte, a Hera no le gustó su respuesta y de un ataque de furia divina lo dejó ciego, mientras su marido miraba para otro lado, eso si, Zeus le recompensó dándole el don de la clarividencia. Ambos acompañarán al rey que acaba de cambiar de barrio abruptamente en su visita al durmiente Bernat Metge.

 

Lo Somni

 

Y así empieza la historia de Bernat Metge y Lo Somni. A través de esta visita, Bernat Metge logrará demostrar no sólo su inocencia sino su fidelidad al rey, tanto es así que sirvió posteriormente a su sucesor Martí l’Humà. Pero hay más, mucho más, una divertida visión de la vida cotidiana, un pequeño tratado filosófico sobre el alma, un diálogo a dos en un principio y a cuatro hacia el final, con Orfeo como presentador y Tiresias como contrapunto en un debate divertidísimo con el propio Metge. Un debate en el que Tiresias deja a las mujeres, en especial a la amante del escritor, a la altura del betún. Y en el que Metge las defiende. No nos engañemos, aunque gane Bernat Metge, los ejemplos insidiosos y malvados de Tiresias tienen más ingenio. Acaso dijese el propio escritor ciertas cosas que no podía decir a través de la boca de otra persona, en este caso Tiresias. No quiero pensar que demonios le había hecho su amante para hacer que Tiresias la describiese cual bruja infernal. Los momentos más divertidos sin duda, este mano a mano entre el astuto escritor y el ciego vidente, que le faltará vista pero labia desde luego le sobra. Un obra que es un diálogo en el que se discute abiertamente y sin miedo sobre la inmortalidad del alma, sobre los excesos de la vida, sobre el amor, sobre las virtudes y defectos de hombres y mujeres. Han pasado seis siglos desde que se escribió pero no por ello dejamos de sonreírnos y divertirnos ante sus ideas. Entre medias, música de Raimon, guitarra acústica y sobretodo, mucho humor.

 

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Los actores excelentes. Un Joan Pera divertido a la vez que incrédulo ante la presencia de su rey, venido del más allá, interpretado con majestuosidad pero sin pompa por Toni Sevila. Un Orfeo en la voz clara de Jordi Brou que nos sitúa históricamente y nos aclara donde estamos y que está pasando sobre el escenario. Un Jordi Boixaderas impresionante como Tiresias, divertido, descreído y punzante. Y un Miquel Pujadó a la guitarra que nos da la nota musical de la obra. Los cuatro acabaron sentados alrededor del trono, cantando y divirtiéndonos. Despidiéndose con una canción. Despertándonos del sueño en el que nos habíamos sumergido gracias a las aguas del Leteo y de Lo Somni de Bernat Metge.

 

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Fotos: JORDI VIDAL

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