Lightforms / Soundforms. Brian Eno en el Arts Santa Mònica.

Reconozco que la faceta de Brian Eno como artista visual era para mí totalmente desconocida, así que me enfrentaba a la visita de su exposición en el Arts Santa Mònica con una curiosidad nata y sin prejuicios. No sé a nivel artístico que consideración tiene su obra, pero como experiencia sonora y visual creo que es muy interesante y merece la pena acercarse para visitarla. Es gratuita y está hasta el 1 de octubre en Barcelona.

 

La exposición está dividida en tres partes. La primera se titula New Space Music y es una instalación musical creada para ser vista y escuchada en el claustro Max Cahner del Arts Santa Mònica. Simplemente, el claustro a oscuras, unos sofás y música envolvente para deleitarte. Una música con la que dejarse llevar. Una gran sala dedicada única y exclusivamente al placer de escuchar, sin otros estímulos. Recomiendo no ir con prisas y dejarse seducir por el momento. Aunque está no es la sala más interesante de la exposición.

 

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En la primera planta están las Light Boxes, pinturas de luz que cambian de color constantemente y que se disfrutan escuchando la música del claustro que se cuela por los resquicios de la sala. Cuadrados hipnóticos y cambiantes de colores llamativos que destacan sobre la pared negra y la oscuridad que domina la sala. Siéntate a disfrutarlo. En la misma planta está Notebooks: fotografías de sus cuadernos de notas con apuntes minuciosos, detallados y con letra clara de sus ideas, dibujos, de sus obras de arte, de su música, de detalles de su vida personal, como las cuentas del día (Taxi a casa de Tom 4’80 puede leerse en una esquina). La lástima es que no explique un poco más cada página retratada para entender más a que se refería cada una de ellas.

 

Brian Eno

 

La última parte es quizás la más interesante. Se titula 77 Million Paintings y está situada en la segunda planta. Descrita como una gran instalación audiovisual generativa. Nos explica en la web del Arts Santa Mònica que “las imágenes y sonidos que la componen evolucionan de manera indefinida, de acuerdo con una serie de normas que tienen cierta dimensión estadística”. Dado el número de combinaciones posibles entre luz, sonido e imágenes, los 77 millones de pinturas del título según los cálculos de Eno, el resultado es imprevisible tanto para el artista como para el espectador. La combinación de luz y sonido tardaría millones de años en repetirse si se dejara en bucle durante ese tiempo. La sala está a oscuras, salvo por las luces que iluminan las proyecciones y las que emiten las mismas. Las pantallas cambian de colores y patrones de dibujo aleatoriamente mientras suena una música totalmente hipnotizante que te atrapa en el sofá sin poder levantarte. Por momentos el cuerpo se va relajando, la vista se acostumbra a la oscuridad y las imágenes coloridas se convierten en un mantra visual vivo. Te puedes pasar horas allí sentado. Da pena levantarse e irse, sinceramente. Aún estáis a tiempo de pasaros por el Arts Santa Mònica para verla.

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