L’Alternativa. Festival de Cinema Independent de Barcelona 2020

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Las transformaciones

Cartel de L'Alternativa Festival de Cinema Independent de Barcelona

El 28 de diciembre de 1895 se realizó la primera proyección pública de imágenes en movimiento. Cuarenta y dos años más tarde se estrenó el primer largometraje sonoro, y siete años después de este, el primer largometraje en tecnicolor; aunque en 1901 Edward Turner hizo la que se podría considerar la primera película en color de la historia, grabando las imágenes en blanco y negro y combinando posteriormente la proyección con filtros de color en un proyector especial. A lo largo de más de un siglo, el cine ha sufrido constantes transformaciones, se ha desarrollado como industria y ha depositado en sus márgenes algunas de sus mejores obras. Los avances tecnológicos permitieron el 3D, el Dolby Surround o formatos como el Ultra Panavision 70. La llegada del vídeo digital transformó por completo la industria del cine y sus modos de hacer. El celuloide desaparecía progresivamente, pero al mismo tiempo daba paso al píxel para que no quedara ningún espacio vacío. Cada año se realizan más y más películas, aunque no sabemos si cada año la gente ve más cine. Lo que nos queda claro, eso sí, es que cada vez la gente ve más cine fuera del cine. Porque el cine, admitámoslo, ha dejado de ser un lugar para convertirse en un estado de ánimo. Las plataformas VOD han superado sus expectativas, pandemia mediante y ver cualquier estreno desde tu casa se ha convertido ya en un ritual habitual. Los festivales de cine han (sobre)vivido este año con una gran incertidumbre. Algunos, los menos, han preferido esconder la cabeza debajo del ala y esperar a que todo esto pase. Suspender la edición de 2020, confiar en que la pandemia no sea más que una pesadilla con obsolescencia programada y que el año que viene se podrán recuperar las proyecciones presenciales como si nada de todo esto hubiese pasado. Otros han optado por intentar adaptar el festival a las casi imprevisibles condiciones de seguridad vigentes. Horarios limitados, aforos limitados, disfrute limitado, desinfecciones constantes y distancia, mucha distancia. La mayoría de ellos, en cambio, han optado por aceptar lo inevitable. Que las plataformas VOD han venido para quedarse y cambiar de raíz las costumbres de millones de personas. Personas que, ante un mundo exterior cada vez más hostil, deciden refugiarse en su acogedora burbuja de fibra óptica, Netflix, Amazon Prime, HBO, Disney Channel y Filmin. Un buffet libre de posibilidades cinematográficas casi infinitas sin moverte del sofá.

Todas estas transformaciones han cambiado por completo el mundo del cine: cómo lo producimos, cómo lo distribuimos, cómo lo consumimos. ¿Qué habrían pensado los hermanos Lumière al vernos utilizar Netflix en nuestro teléfono móvil mientras vamos en metro al trabajo? ¿Qué opinaría George Méliès de un filme como Tenet? ¿Aceptaría Dreyer que los espectadores viesen sus obras en una Tablet?

Imágenes de los films vistor en L'Alternativa

Las transformaciones, lo queramos o no, están ahí, inevitablemente presentes. Nos recuerdan quiénes fuimos (sobre todo a las generaciones analógicas) y nos avisan de quiénes seremos. Hacen que todo mute, que nada permanezca inamovible. Las transformaciones nos permiten llegar a otros lugares, algunos más agradables que otros. Las transformaciones nos obsesionan, nos preocupan, nos emocionan, nos dan miedo. A veces, incluso, nos hacen llorar. Y las transformaciones, cómo no, también protagonizan películas. Películas como El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020), que a lo largo de sus más de 3 horas de duración reflexiona sobre el peso de la historia española más reciente y los acontecimientos que transcurren de fondo mientras los noticiarios nos cuentan otras cosas. Películas como Merry Christmas Yiwu (Mladen Kovačević, 2020), que nos muestra el lado menos amable del milagro económico chino a través del retrato de una ciudad como Yiwu, en la que existen más de 600 fábricas dedicadas a la producción de artículos navideños para la exportación. Películas como Indianara (Aude Chevalier-Beaumel, Marcelo Barbosa, 2019), que refleja la realidad de las personas transgénero en Brasil a través del retrato de la activista Indianara Siqueira. Películas como Camino Incierto (Pablo García Pérez de Lara, 2020), que ahonda en la metamorfosis que está sufriendo a marchas forzadas el cine de autor. Películas como Oeconomia (Carmen Losmann, 2020), que disecciona con precisión el funcionamiento de los bancos y el sistema económico neoliberal imperante, tan absurdo como inapelable. Películas como Camagroga (Alfonso Amador, 2020), que retrata un mundo, el de la agricultura tradicional, en vías de extinción. Películas como Big Big Big (Carmen Haro y Miguel Rodríguez Pérez, 2019), que evidencia que jamás podremos ver dos veces el mismo filme, por mucho que lo intentemos. Películas como De los nombres de las cabras (Silvia Navarro Martín y Miguel G Morales, 2019), que certifica las infinitas posibilidades del material de archivo. Películas como Victoria (Sofie Benoot, Liesbeth De Ceulaer,Isabelle Tollenaere, 2020) que nos descubre (no)lugares distópicos e inhóspitos como la lejana California City, en pleno desierto de Mojave. Películas como Fauna (Nicolás Pereda, 2020), que nos sorprende con un acercamiento inesperado al tema de la violencia y su omnipresencia en el imaginario popular. Películas como todas estas y muchas otras.

Imágenes de las películas vistas en L'Alternativa.

En definitiva películas que transmiten, todas ellas, la complejidad de un mundo en constante transformación y reflejan las inquietudes de una sociedad que –por mucho que el sistema lo pretenda– no es homogénea. Películas para un público diverso que forma parte de una sociedad cambiante. Películas todas ellas que se han podido ver en L’Alternativa, un festival que surgió allá por el año 1994, cuando Internet todavía no era una realidad al alcance de la mayoría y el cine se pensaba en celuloide y pantalla grande.

Un festival que desde el principio ha prestado atención a los márgenes y ha apostado por el riesgo; que ha logrado perdurar a lo largo de los años gracias, sobre todo, a su capacidad de transformación.

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