La breve y maravillosa vida de Óscar Wao

La breve y maravillosa vida de Óscar Wao
Junot Díaz
Random House, 2007
Esta novela de Junot Díaz no es precisamente de actualidad (en 2013 publicó su nueva novela, Así es como la pierdes). Pero así somos en Culturaca. Vemos una obra de arte que nos interesa sobremanera y hablamos sobre ella. Vivimos para momentos como este.
¿Y por qué nos ha cautivado la novela de Díaz? A ver, ¿por dónde empezamos? Por el ritmo, por el género, por el lenguaje, por los personajes… Y podríamos seguir, pero vamos a centrarnos en esos cuatro aspectos: ritmo, lenguaje, personajes y género.
Ritmo. El ritmo es trepidante, absorbente, frenético, imparable. Como si fuera un Jack Kerouac dominicano, un orfebre medieval a la vez que cronista posmoderno, Junot Díaz escribe como si no hubiera mañana. Lo dice todo con una condensación tal que en sus textos no parece haber nada redundante, sino al contrario, siempre te quedas con ganas de saber más, de seguir ahí. Literatura infinita. Y para muestra, un botón. Con todos ustedes, a modo de spoiler inocuo, así empieza La breve y maravillosa vida de Óscar Wao:
Dicen que primero vino de África, en los gritos de los esclavos; que fue la perdición de los taínos, apenas un susurro mientras un mundo se extinguía y otro despuntaba; que fue un demonio que irrumpió en la Creación a través del portal de pesadillas que se abrió en las Antillas. Fukú americanus, mejor conocido como fukú –en términos generales, una maldición o condena de algún tipo: en particular, la Maldición y Condena del Nuevo Mundo. También denominado el fukú del Almirante, porque El Almirante fue su partero principal y una de sus principales víctimas europeas. A pesar de haber «descubierto» el Nuevo Mundo, El Almirante murió desgraciado y sifilítico, oyendo (dique) voces divinas. En Santo Domingo, la Tierra Que Él Más Amó (la que Óscar, al final, llamaría el Punto Cero del Nuevo Mundo), el propio nombre del Almirante ha llegado a ser sinónimo de las dos clases de fukú, pequeño y grande. Pronunciar su nombre en voz alta u oírlo es invitar a la calamidad, a que caiga sobre la cabeza de uno o uno de los suyos. Cualquiera que sea su nombre o procedencia, se cree que fue la llegada de los europeos a La Española lo que desencadenó el fukú en el mundo, y desde ese momento todo se ha vuelto una tremenda cagada. Puede que Santo Domingo sea el Kilómetro Cero del fukú, su puerto de entrada, pero todos nosotros somos sus hijos, nos demos cuenta o no.
Lenguaje. Una prosa ágil, creativa, rica, vibrante y directa. Así escribe Junot Díaz. Una maravilla, oiga. Un servidor se la leyó en versión original (en inglés). Resulta muy divertida la forma que tiene Díaz de escribir en inglés introduciendo innumerables palabras, giros y frases del español dominicano. Me consta que en la traducción al español se ha hecho al inverso, recurriendo a numerosas expresiones y jerga neoyorkino-dominicana. Ejemplo al canto: “Dime, ¿tu novia es linda?, le preguntó a Miggs. Este contestó: Bróder, tienes que verla, es bella. Tremendas fokin tetas gigantescas, Al agregó”.
Personajes. El narrador de La breve y maravillosa vida de Óscar Wao es Yunior, un alter ego que se ha creado Junot Díaz para sus novelas. Yunior es el novio de la hermana de Óscar Wao, y así penetra en la saga familiar. Pero claro, Yunior no es más que un artilugio narrativo, una herramienta, un observador. Aquí el protagonista es el bueno de Óscar, ese nerd con sobrepeso que vive la adolescencia como un espectáculo medieval. Todo en él resulta entrañable: sus aspiraciones amorosas y literarias, su bondad, su frikismo exacerbado, su fatalismo y esa forma trágica de estar en el mundo sabiendo que no se puede caer más bajo. Pocos antihéroes encontraremos como Óscar Wao.
Género. La breve y maravillosa vida de Óscar Wao es una obra que se mueve entre varios mares. Para mí, esencialmente, es una novela de formación en la tradición clásica: bienvenidos a la vida de Óscar Wao, a su formación como persona, “amante” y escritor. En segundo lugar, tiene tintes de novela autobiográfica, en la que se explora y documenta una saga familiar (a medio camino entre EE.UU. y la República Dominicana) y la historia de un país entero. La acción que transcurre en la R.D. está marcada inevitablemente por el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo y su violento gobierno caciquista. El carácter autobiográfico se hace evidente en la sensación de peligro apremiante que vive la población en semejante régimen.
En una entrevista para la revista Ñ, Junot Díaz habla sobre el carácter autobiográfico en unos términos que me encantan: “Desde mi experiencia, muy pequeña, siempre me ha parecido que lo que define el éxito de un artista no es la persistencia ni el entrenamiento, ambos necesarios, sino la compasión. Y la compasión empieza en casa. Pero vivimos en una sociedad en la que no nos enseñan la compasión. Yo vengo de una familia militar, una fucking familia militar dominicana. Mi padre fue partidario del Trujillato. Yo estoy a la izquierda del súper progresismo porque mi padre fue directamente fascista. Es así, son cosas que pasan. Y no hay perdón en una familia militar. Esa es una terrible forma de crecer. A veces la primera reacción no debe ser culpar, sino perdonar. Pienso que, ya sea que vivas en una versión más explícita de esa cultura dominicana o menos explícita, la mayoría vivimos en un régimen de falta de perdón”.
Pero hay más. La breve y maravillosa vida de Óscar Wao tiene mucho de eso que se llama la “novela de género”. Ciencia ficción, fantasía, juegos de rol, cómic… el frikismo recubre toda la novela como las fundas con las que guardarías una primera edición de Spiderman #1. ¿Quién más se atrevería a commparar a Trujillo con Sauron de El Señor de los Anillos o a un episodio de La dimensión desconocida?
Así es Junot Díaz. Elástico como Reed Richards, intenso como la Antorcha Humana, atrevido como La Cosa y polivalente como Susan Storm. Los 4 Fantásticos, todo en uno.