Split, o la obra maestra que pudo ser
Tengo una relación desigual con el señor Shyamalan. En su día, El sexto sentido me descolocó y me encantó como a todo hijo de vecino. El protegido me gustó, pero no me fascinó tanto como quizá debería haberlo hecho. En Señales se acentuó la tendencia, que siguió con El bosque, una película que tendría que haberme volado la cabeza pero no lo hizo. A partir de ahí decidí borrarlo de mi lista de directores a tener en cuenta.
Sin embargo, fue ver el cartel de Split (traducido aquí como Múltiple) y saber que tenía que verla sí o sí. No me cabe duda que tuvo mucho que ver la presencia de James McAvoy, un actorazo escocés al que descubrí en X-Men: primera generación, dando vida a un joven Charles Xavier.
James McAvoy no solo fue el argumento definitivo para convencerme, sino que es la razón principal para disfrutar de esta película. Quizá la única.
Split es un drama con toques de suspense y terror hitchcockiano, que fascina por la tensión palpable y por la perturbadora naturaleza psicológica del personaje principal, interpretado magistralmente por McAvoy.
El punto de partida es el secuestro de tres adolescentes por parte de un tipo que claramente perturbado. Los primeros minutos son magníficos. Ante nuestros ojos se dibuja un escenario opresivo con un toque surrealista, que francamente promete mucho. Sin embargo, van transcurriendo los minutos y, de repente, todo empieza a temblar. ¿A qué se debe?
Quizá al hecho de que los personajes de las tres adolescentes son bastante vacíos. Y la única que está trabajada, Casey (Anya Taylor-Joy), no acaba ofreciendo todo lo que promete. Todo su trasfondo, que vemos a través de flashbacks, podría ayudar a construir una gran historia. La relación recíproca de cazador-presa que parece esbozarse entre Casey y su raptor acaba quedando tristemente diluida.
O quizá se deba al hundimiento de otra relación prometedora, la del protagonista con su terapeuta, la Dra Fletcher (Betty Buckley). Sus primeros encuentros son magnéticos e interesantes; incluso la repetición no resulta tediosa, sino que aporta profundidad. Sin embargo, el final entre ellos acaba resultando decepcionantemente inverosímil. Y entonces todo se hunde.
Pero que nadie me malinterprete. Os recomiendo que veáis Split. La historia es buena, está bien ejecutada, hay ideas originales, la ambientación es correcta y McAvoy nos regala una recreación brillante del mundo de la personalidad múltiple, con una gran riqueza de matices expresivos y unas transiciones fantásticas.
Lo único que me da rabia es que con unas premisas tan geniales, Shyamalan no logre hacer el peliculón que tendría que haber hecho para remontar su carrera.
Pero bueno… ¿os he dicho lo bien que está James McAvoy?