Pistol, o el tributo de Danny Boyle al punk
Históricamente, el género del biopic me ha traído muchas más decepciones que alegrías. Así que cuando me enteré de la aparición de la miniserie Pistol, tuve ciertas reticencias. Pero cuando me enteré que el encargado de dirigirla era Danny Boyle, y todas las dudas se disiparon.
Pistol (disponible en Disney+) es una miniserie biográfica que sigue los pasos de los Sex Pistols desde su fundación hasta su estrepitoso final. Una carrera de poco más de dos años, en la que lograron causar un gran revuelo y dejar una huella imborrable en el mundo de la música.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que se trata de una adaptación de Lonely Boy: Tales from a Sex Pistol, la autobiografía que publicó en 2016 el guitarrista de los Sex Pistols, Steve Jones. Esto convierte a Jones en protagonista de la serie, y toda la acción se desarrolla a su alrededor.
Para cualquier fan de la banda y del punk en general, la serie es atractiva no solo a nivel musical, sino porque el reparto de personajes -más allá de los miembros de la banda- incluye a unos cuantos personajes centrales del surgimiento del movimiento punk. Entre ellos figuras icónicas como Siouxsie Sioux, Chrissie Hynde, Soo Catwoman o Helen of Troy, pero sobre todo Vivienne Westwood (propietaria de la tienda de ropa SEX) y su socio Malcolm McLaren, verdadero artífice del fenómeno Sex Pistols.
Malcolm McLaren, después de su experiencia como manager de los New York Dolls, decidió crear una banda desde cero seleccionando a varios individuos de los que orbitaban alrededor de la tienda SEX. Que tuvieran o no aptitudes musicales no era tan importante como que tuvieran actitud, una estética provocadora y ganas de destruir. Así fue como unió a su banda de “sexy young assassins”, que contra todo pronóstico no se mataron entre ellos, sino que acabaron convirtiéndose en una banda que no dejaba indiferente a nadie, que en muy poco tiempo se forjó una legión de fans.
Recurriendo a imágenes de archivo, Pistol consigue capturar el ambiente social y musical del Londres de finales de los setenta. La historia de la creación, auge y caída de la banda se cuenta con un ritmo rápido, con numerosos flashbacks, atractivos pasajes oníricos y secuencias en cámara lenta, alternando entre momentos tiernos o cómicos y secuencias más duras y violentas.
Las interpretaciones son muy acertadas, sobre todo Toby Wallace encarnando al entrañable perdedor y delincuente juvenil que era Steve Jones y Anson Boon poniéndose en la cínica e histriónica piel de Johnny Rotten. Menos convincente o carismático me ha parecido Louis Partridge haciendo de Sid Vicious.
En general el reparto me parece acertado, pero a veces da la impresión de que son todos demasiado guapos, y tal vez me falte suciedad y nihilismo. Dicho esto, me ha parecido una buena recreación de la historia de la banda, hecha con pasión, con furia y con buen ritmo, que ofrece momentos emocionantes para todos los fans del punk.