Festival de Cinema d’Autor: del divertido Resnais a la grandeza de Corn Island.
Continúa esta semana la maratón de cine en Barcelona gracias al D’A, el Festival de Cinema d’Autor de Barcelona. Estos días las salas de cine se llenan de una buena selección de películas con marca de autor y acudimos en procesión para descubrir verdaderas joyas cinematográficas y otras que no lo son tanto, aquí tenéis nuestro nuevo repaso a lo que hemos visto hasta el momento. Cine de autor con mayúsculas de Resnair, a Yury Bykov pasando por George Ovashvili, Eugène Green y muchos más. Aimer, Boire et Chanter
Adaptación de la obra de teatro de Alan Ayckbourn, del que Reasnais se confesó admirador, esta es también la última película que el director francés dirigió antes de morir. Sorprende la progresión vitalista a la que Resnais ha sometido a su cine, comparándolo a sus inicios. Nos ha regalado como despedida una comedia ágil y divertida que habla de vivir la vida hasta el último segundo y además con unos personajes a los que no puedes evitar adorar desde el principio. Decorados irreales y teatrales, a veces simples dibujos son el complemento perfecto a esta sencilla historia. Resnais se divierte mientras nos hace reír contándonos esta historia de enredos, amistad y personas que al fin se atreven a vivir la vida. Nada como la muerte tocando a una puerta cercana, la de un amigo, para despertar el instinto de supervivencia. George es ese amigo al que le quedan pocos meses de vida y al que descubrimos a través del resto de personajes y sus vivencias con él. Divertida, una joya ligera y vitalista, un canto a la vida de alguien que estaba a punto de dejarla. Merci monsieur Resnais por despedirse así. La Sapienza
No llega a la altura de La Grande Bellezza pero muchos la comparan con la película italiana. A pesar de sus fallos, esta película se ha de ver. Arquitectura, belleza, conocimiento, cultura, sabiduría pero sobre todo el viaje de cuatro personajes que cruzan sus caminos y se redescubren. Por un lado, un matrimonio adulto en crisis y por el otro, dos jóvenes hermanos muy unidos. Estos últimos despertarán a los primeros del sopor en el que viven. Un viaje interior bañado por la obra de Borromini y un joven estudiante que abre los ojos al maestro. Bello ensayo de autor de Eugène Green en el que la fría y robótica actitud del matrimonio dificulta que empaticemos con ellos. Aun así, podríamos pasarnos horas hablando de la película sin cansarnos. Lo dicho, hay que verla. The Fool
El cine ruso nos está acostumbrando últimamente a la más dura crítica social. Cine oscuro y de denúncia en el que se nos muestran las injusticias del país y sobre todo su nivel extremo de corrupción, como el de esta película. Muy en la onda de Leviatán, The Fool de Yury Bykov, peca quizás de contar lo mismo, pero un mismo necesario que abre los ojos a un sistema podrido y que lamentablemente no parece diferir mucho del nuestro. Al justo y con conciencia se le ve como a un loco. Ese loco del título es Dima, el protagonista, simple lampista de una pequeña ciudad rusa que descubre que un edificio en el que viven 800 personas está a punto de derrumbarse. Verá como sus esfuerzos por salvar a sus habitantes antes de la catástrofe chocarán no sólo con la corrupción si no con lo peor del ser humano: la codicia, el ego, el poder y la bajeza moral. Con un planteamiento más sencillo que Leviatán y por lo tanto más evidente, el drama se avecina sobre este joven idealista en un mundo en el que los ideales son cosa de tontos sin ambiciones. Corn Island
Maravilloso y sencillo canto al transcurso de la vida,
a los elementos, al esfuerzo humano, al trabajo manual. El distribuidor Paco Poch la ha situado a la altura de El Caballo de Turín de otro gran autor, como es Béla Tarr y, con razón. Un viejo construye con sus propias manos una casita de madera y planta maíz tras la crecida en una isla surgida en las fértiles tierras de un río. Le ayuda su nieta adolescente. Solos se sumergen en esta aventura de cuyos frutos dependerá su vida en el crudo invierno. Retrato de la lucha por la supervivencia. Realidad. La vida sencilla. Apenas seis o siete frases de diálogo, no hace falta más. Las miradas del viejo bastan para construir historias de la vida, para hacerlas crecer de la nada. Obra maestra de principio a fin del georgiano George Ovashvili. Sueñan los Androides
Y como no todo pueden ser alabanzas… Pudiendo ir a ver la maravillosa Las altas presiones me decanté por ver Sueñan los Androides. Pero a la película de Ángel Santos ya le dedicamos espacio en la web. Así que, me he visto en un Benidorm cutre y de saldo viendo un sinsentido falto de guión que pretendía ser una película de ciencia ficción. Y encima con referentes pillados por los pelos de Blade Runner, a Ridley Scott y Philip K. Dick les daría un sincope si la vieran. Muchos planos del vacío triste de una ciudad muerta, escenas kitsch y diálogos que no se entienden. Además, ¿se puede saber por qué es tan moderno sonorizar películas tan mal que apenas entiendes lo que dicen los personajes? Menos mal que estaba subtitulada en inglés. Aunque tampoco importaba mucho lo que decían sobre todo cuando sales del cine pensado que has perdido un tiempo valioso viendo algo que no merecía la pena.