D’A FESTIVAL DE CINEMA INDEPENDENT DE BARCELONA 2023 (II): Premio D’A 2023 a Céline Sciamma

Retrato de una cineasta de mirada transparente

Una de las principales novedades este año en el Festival ha sido la incorporación del Premi D’A, un galardón honorífico que nace con la intención de reconocer y poner en valor la obra de cineastas destacados del panorama internacional. La directora francesa Céline Sciamma ha sido la primera en recibir dicho galardón y lo ha hecho en el Teatro del CCCB, con la sala llena (sobre todo) de estudiantes de cine dispuestos a escuchar a Sciamma en conversación con el crítico de cine Philipp Engel.

Tras recibir el premio a manos de la directora Carla Simó, quien ha acompañado el galardón de un emotivo discurso, Sciamma ha dialogado con Engel durante una hora sobre su cine, la situación de la industria, las claves del lenguaje cinematográfico, la infancia, la adolescencia o las redes sociales, entre muchas otras cosas. Con cinco largometrajes en su haber y también algunos cortos, Sciamma se dio a conocer al gran público con su cuarto largometraje: Retrato de una mujer en llamas (2019), ganadora de innumerables premios, entre ellos el Premio al mejor guion y la Palma Queer en el Festival de Cannes.

Imagen de Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma

La filmografía de Sciamma puede parecer breve, sí, pero resulta innegable que en ella hay una sólida coherencia y una clara evolución, además de unos intereses temáticos que perduran a lo largo de todos sus filmes. ¿Cómo se construyen los diálogos amorosos y qué papel tienen en la sociedad? ¿Cómo reflexionar sobre las relaciones familiares y/o sentimentales desde otro lugar que no sea el de la mirada patriarcal? ¿Cómo puede la amistad salvar nuestras vidas? ¿Cómo se transforman los personajes y cómo se configura una identidad no (hetero)normativa? Todas estas preguntas y muchas más son las que articulan su discurso y sus películas.

Para Sciamma, es imprescindible crear una “contrahistoria” del cine y poner en pie estructuras alternativas a las de la industria cinematográfica más convencional y jerárquica, cuyos protocolos acostumbran a ser excluyentes con todo aquel cine más experimental y arriesgado. Eso, y también utilizar prácticas de puesta en escena feministas que llevan ahí más de medio siglo (valgan como ejemplo directoras como Chantal Akerman o Agnès Varda), pero que hasta el momento no han tenido la visibilidad y reconocimiento suficiente.  “Es una industria (la cinematográfica) con mucha violencia, una lucha constante”, nos recuerda. “No quiero hacer creer a las jóvenes directoras que es una industria feminista, porque no lo es.” Por ello, afirma Sciamma que Petite Maman (2021)será probablemente su última película inscrita en la industria cinematográfica más convencional. Por esto, y porque las nuevas tecnologías permiten a las y los cineastas una mayor autonomía y capacidad de experimentación que no quiere desaprovechar. “El cine no necesariamente ha de estar en la gran pantalla”, afirma. La exploración del lenguaje cinematográfico a veces se puede llevar a cabo en otros lugares, como TikTok, por ejemplo; una red social utilizada por millones de adolescentes que es a su vez una herramienta de edición de vídeo.

Imagen de Petit Maman de Céline Sciamma

A lo largo de la entrevista, Sciamma confiesa su preferencia por grabar en pequeñas ciudades de provincia, como hizo en Bande de filles (2014). “Grabar en Paris es infernal. (…) Agnès Varda lo logró en Cleo de 5 a 7 y hay secuencias muy hermosas en esa película, pero no es nada fácil grabar allí, no siento que sea un lugar seguro para mí”, declara.

Revela también que no acostumbra a volver a ver sus películas una vez estrenadas. Que filmar las películas es un proceso que, como tal, implica una evolución, y que para ella es difícil reconectar con ese pasado porque ya no es la misma que era cuando la película se estrenó.

A la pregunta de si piensa en el público cuando empieza a concebir una película, Sciamma responde que sí, por supuesto. Que para ella es muy importante diseñar el trayecto emocional que quiere para las películas, pero no el de los personajes sino el de los espectadores. Eso sí, sin la necesidad forzada de tener que seducir a todo el público.

A lo largo del encuentro entre Sciamma y Engel hay una declaración de Sciamma que me llama especialmente la atención y es la siguiente: “Pertenecemos a un movimiento, aunque sea un movimiento de diálogo con los fantasmas.” Una frase con la que me gustaría concluir este texto. Una frase tan breve como contundente que inscribe a Sciamma en ese grupo de cineastas que, conscientes de que su obra está en constante conversación tanto con el pasado más consolidado como con el futuro más incierto, lo arriesgan todo en cada nueva película. Saltando al vacío y creyendo en el poder del cine como herramienta para cambiar tanto el mundo como los modos de (re)pensarlo y (re)presentarlo.

Imagen de Bande de filles de Céline Sciamma

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