AMERICANA FILM FEST 2024 (II)

Continuamos con la segunda de nuestras crónicas repasando lo más destacado de la undécima edición del Americana Film Festival de Barcelona.

2. Retratos de incomodidad

Existe un tipo de cine –no me atrevería a llamarle género, pero tal vez debería empezar a hacerlo– que parece perseguir con ahínco una finalidad: la de generar la incomodidad más profunda posible en el despreocupado espectador. Puede tratarse de desconcertantes comedias que provocan risas nerviosas, o también de dramas que ponen a prueba la resistencia del espectador a los infortunios o a los hechos escabrosos. Puede haber, incluso, films inclasificables que nos perturben sin que sepamos muy bien por qué. Tal vez, porque tratamos de entenderlos cuando en realidad no se trata de eso. En definitiva, el espectro es amplio, muy amplio. Pero todos estos filmes tienen en común una cosa: no han sido creados precisamente para complacer a aquel que los mira. Su misión parece pues, ser otra bien distinta. Tal vez, hacer reflexionar al espectador, enfrentarlo a sus propias contradicciones como ser humano o mostrarle un pedazo de mundo con todas sus complejidades, su belleza y su podredumbre.

Esta última opción parece ser la que mejor encaja respecto a un film como Lousy Carter, comedia negra –negrísima– plagada de incorrección política y personajes hacia los que resulta difícil sentir algo de empatía. Al pésimo –lousy– Carter del título, le acaban de diagnosticar que le quedan pocos meses de vida. Concretamente, un médico al que parece que todo le da igual, la vida de Carter incluida. Carter podría pedir una segunda opinión, claro, pero decide asumir el diagnóstico y resignarse. Después de todo, su vida tampoco es nada del otro mundo. Sus clases sobre El Gran Gatsby no son precisamente un éxito, tiene problemas en la universidad, se acuesta con la mujer de su mejor amigo y ni siquiera tiene dinero para pagar las pruebas médicas. ¿Y su exmujer? A su exmujer parece que todo le da un poco igual, incluida su muerte. Aunque claro, si se pudiera quedar con algunas de sus cosas para venderlas… eso estaría bien. Rechazada por festivales como Sundance o SXSW (¿y si algo así ahora es cool?), el último largometraje de Bob Byingtonse presenta como un filme provocador y un tanto irregular, protagonizado por personajes cínicos y repleto de situaciones tensas. Una obra no apta para amantes del cine complaciente que pone en evidencia las miserias de la sociedad norteamericana contemporánea.

Imagen del film Lousy Carter visto en el Americana Film Fest

Con un tono similar al del filme de Byington, pero una estructura mucho más fragmentada, otro de los films que pudimos ver en la sección Next fue What Doesn’t Float, el debut en el largometraje de Luca Balser. En What Doesn’t Float, nada menos que siete historias distintas se desarrollan de modo independiente en la ciudad de Nueva York. En ellas, una serie de imprevistos pondrán a prueba a los distintos personajes, que generalmente interactuarán entre ellos de modo poco amistoso. Una de las peculiaridades del film es que nos da una imagen bien distinta a la que acostumbramos a tener de la gran manzana, atreviéndose a mostrar una ciudad despiadada en la que muchos ciudadanos no pueden hacer otra cosa más que hundirse. El film, producido por Pauline Chalamet –sí, exacto, la hermana de Timothée– y escrito por la debutante Shauna Fitzerald, logra en tan solo 70 minutos concentrar una ingente cantidad de incorreción política y un sinfín de miserias humanas. Todo ello, eso sí, recubierto de una gruesa capa impermeable de humor negro.

Imagen del film What Doesn't Float visto en el Americana Film Fest

En el thriller canadiense Las habitaciones rojas nada es lo que parece. La protagonista, una joven modelo experta en apuestas online, se obsesiona de modo enfermizo con un famoso asesino llamado Ludovic Chevalier, acusado de torturar y matar a tres adolescentes, realizando vídeos snuff para después venderlos en el mercado negro. La obsesión de Kelly-Anne por Ludovic no beneficiará precisamente a su carrera como modelo ni a su estabilidad mental, más bien todo lo contrario. Durante una de las sesiones del juicio, Kelly-Anne conocerá a Clementine, una joven que, a pesar de no conocer personalmente a Ludovic, defenderá de modo incondicional su inocencia. ¿Cómo posicionarnos ante una atrocidad como la supuestamente cometida por Chevalier cuando no tenemos todos los datos? ¿Es posible hacer un juicio objetivo y mantener la sangre fría? En su cuarto largometraje, el director Pascal Plante nos acerca en este angustioso filme al oscuro mundo de las snuff movies y la deep web, huyendo radicalmente de maniqueísmos y ofreciéndonos el retrato de tres personajes tan complejos como inquietantes.  

Imagen del film Las habitaciones rojas visto en el Americana Film Fest

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