Hiromi Kawakami. El cel és blau, la terra blanca.

Muchas veces la sencillez de una historia es lo único necesario para engancharte en la lectura y eso es lo que consigue la japonesa Hiromi Kawakami en esta novela. El cel és blau, la terra blanca. Una història d’amor. (Quaderns Crema y en castellano lo tenéis publicado por Acantilado). Creo que el título original en realidad es El maletín del maestro. Aunque también es cierto que este título apunta más a la poética que envuelve toda la historia que nos cuenta la autora.

Portada del libro de Hiromi Kawakami El cel és blau, la terra blanca publicado por Quaderns Crema

Kawakami, nacida en 1958, fue profesora antes de dedicarse a la literatura, cuando debutó como escritora en 1994. Entre los premios que ha ganado, el Premio Akutagawa en 1996 o el Premio Tanizaki en 2001. Kawakami es una de las autoras japonesas más leídas y precisamente este libro fue adaptado al cine con éxito e incluso convertido en un manga. Pero volvamos a la sencillez, que es lo que prima en esta historia.

Tsukiko tiene 38 años y un día se encuentra por casualidad al que fue su profesor de japonés en el instituto. Desde entonces, ambos se encuentren por casualidad en la taberna a la que suelen ir a comer algo y beber sake. Puede parecer que Tsukiko y el maestro no tienen nada en común, ningún motivo para conectar, pero lo cierto es que lo hacen y entre ellos se establece una relación muy particular que va profundizando en la vida y los miedos de ambos.

Kawakami no necesita adornar su historia, es como un buen haiku, tiene lo necesario, lo esencial. La belleza, la sencillez, el sentimiento justo para atraparte. Ambos personajes, tanto Tsukiko como el maestro han vivido relaciones difíciles que les han dejado atrapados en el pasado, que no han conseguido olvidar o pasar página. Ambos han decidido llevar vidas solitarias, hasta que se han reencontrado. Y ambos encontrarán también motivos para conectar a través de compartir conversaciones, paseos y un buen sake en su taberna preferida. Sentados en un taburete en la barra mientras conversan o simplemente beben y comen en silencio. La relación entre ellos irá floreciendo como los cerezos en Japón. No os voy a contar más porque hay que descubrirlo mientras lees las página de esta bella novela, escrita con maestría y con las palabras justas y necesarias.

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