El nom del món és bosc. Ursula K. Le Guin

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Parece increíble que un libro escrito en 1972 pueda estar de tanta actualidad. Todo lo que explica Ursula K. Le Guin podría aplicarse perfectamente al mundo en el que vivimos. Casi cincuenta años después, no hemos aprendido nada. Bueno, algo sí, porque tenemos más conciencia ecológica que entonces, pero está claro que no todo el mundo lo ve así. Y eso es terrible. Seguimos diezmando la tierra y tratándola como si fuera un basurero, gastando sus energías. Gastando, gastando, gastando. Hasta que un día ya no quede nada. Y ese es el panorama de los terranos (nosotros) en este libro editado de nuevo por Raig Verd. El nom del món és bosc fue premio Hubo en 1973, uno de los premios de la literatura de ciencia ficción más prestigiosos del mundo.

Portada del libro El nom del món és bosc de Ursula K Le Guin

En El nom del món és bosc los terranos colonizan el planeta Athshe, un planeta lleno de vegetación exhuberante. Los árboles son el mundo. Bosque es la palabra que define al planeta en la lengua de los criatinos. Ellos son los habitantes del planeta, una rama de la especie humana menos desarrollada. Los criatinos viven adaptados al medio. El bosque y ellos son uno. Su lenguaje es primitivo y su apariencia también. Son más pequeños, tienen pelo, como nuestros antepasados. Evidentemente, los terranos llenos de superioridad y prepotencia creen que son inferiores y como tal los tratan. El capitán Davidson dirige un campamento militar en el planeta. Vigilan la misión. Se dedican a talar árboles para llevarlos a la tierra, donde ya no queda ninguno árbol y necesitan madera. Y vaya si talan. Talan sin descanso, destruyendo el hábitat de los criatinos sin remordimientos. Y a ellos los usan de esclavos y cometen contra ellos las peores tropelías que os podáis imaginar.

Los criatinos son criaturas pacíficas. Incapaces de hacer daño, de defenderse, de matar. Sueñan despiertos y se comunican así con su verdadero yo. Las mujeres y ancianas son las líderes y sabias del planeta. La sociedad criatina toma sus decisiones unida. La tierra y la naturaleza es sumamente importante para ellos. El equilibrio que viven con ella mantiene el ecosistema del planeta que los terranos se afanan por destruir. No les importa. Han venido a conquistar. Pero todo va a cambiar cuando Davidson asesine a una criatina después de violarla, este hecho será la gota que colma el vaso. Una más después de cientos de ellas. Los criatinos, liderados por Selver (el marido de la criatina asesinada), tendrán que cambiar para recuperar su planeta y los terranos tendrán que enfrentarse a su propia mezquindad. No contentos con haberse cargado la tierra, van a cargarse cualquier planeta que se encuentren por el camino y aplicarán el mismo sistema de injusticias que han traído de casa. Destruyendo no solo el planeta, sino también su cultura y a sus habitantes.

Pensad en la colonización europea en África o en América o en cualquier otra parte del mundo que hayan conquistado a lo largo de la historia. O en lo que siguen haciendo los gobiernos con los indígenas de sus países. Los indios americanos obligados a vivir en reservas, las tierras de sus ancestros usurpadas, sus tierras sagradas rotas por gaseoductos u oleoductos. Los niños obligados a occidentalizarse, olvidando su lengua, su cultura, su tradición,…Los indígenas que viven en el Amazonas abandonados a su suerte, arrebatadas sus tierras mientras la tala incontrolada de árboles se carga el pulmón del planeta. La lucha entra gobiernos frontereros causando estragos, las enfermedades que traen los colonos diezmándolos. Las violaciones. Las torturas. La exclavitud por el caucho o lo que se les ocurra que quieran expoliar. Los aborígenes en Australia y Nueva Zelanda cuyos hijos fueron separados de sus padres, maltratados, asesinados, su cultura borrada,…Y que decir de África, la esclavitud, el expolio de los recursos, asesinatos, Apartheid,…Tantas y tantas atrocidades cometidas. Podría seguir poniendo ejemplos y más ejemplos. La supremacía del hombre blanco que se cree dueño de todo. Amo de la destrucción en pos del progreso de unos cuantos, por supuesto. Da asco. Damos asco.

Imagen de Ursula K Le Guin autora de El nom del món és bosc escribiendo

Todo esto y mucho más encontraréis reflejado en El nom del món és bosc, narrado por la prosa excelsa de Ursula K. Le Guin. Trasladado a una ciencia ficción que va más allá de la aventura espacial. Una ciencia ficción con conciencia, con intención, con mensaje. Una ciencia ficción que ya en los años setenta nos decía que nos estamos cargando el planeta. Seguimos haciéndolo. Hoy por suerte, hay más gente con conciencia, más gente que lucha contra ello. No es suficiente. ¿A cuanto estamos de acabar como los terranos de Ursula K. Le Guin? Y nosotros no tenemos naves espaciales, ni planetas parecidos al nuestro a los que saquear. No hay un planeta B. Está la tierra y nada más. Porque si los hubiera, no dudéis que es lo que los humanos harían.

Al final del libro hay una cita de la propia Le Guin muy apropiada y que creo que resume muy bien el sentido del libro: “L’imperatiu capitalista de créixer o morir s’oposa radicalment a l’imperatiu d’interdependència i límit de l’ecología. Els dos imperatius ja no poden coexistir entre si; ni tampoc una societat basada en el mite de la seva reconciliació pot esperar sobreviure. O bé establim una societat ecològica o bé la societat s’enfonsarà per a tots, independentment del seu estat”. No hay más que decir. Leed El nom del món és bosc y disfrutar de otra obra maravillosa de Ursula K. Le Guin, pero también sed conscientes que lo que cuenta no es tan ciencia ficción como parece.

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