Visto en el D’A (III): Ava de Sadaf Foroughi
Fascinante debut de la directora iraní-canadiense Sadaf Foroughi. Inspirándose en sus recuerdos de adolescencia, Foroughi cuenta la historia de Ava, una chica de dieciséis años que decide rebelarse contra el mundo que le rodea. Y lo hace en un país como Irán, ya de por sí opresor, mucho más si has nacido mujer. Ava es una joven inquieta. Y su angustia adolescente y la rebeldía propias de su edad chocan sin remedio con la opresión que vive en su casa y en el colegio, donde todos deciden por ella y ella no tiene ni voz ni voto. Su futuro está sellado, es mujer. Se le presupone una tendencia a la impropiedad que se ha de controlar, barrar y negar.
En este primer film, Foroughi nos muestra a una joven que no puede respirar en un ambiente viciado que la ahoga, la constriñe e impide que se realice como persona. Ella lo único que quiere es dedicarse a la música. Esa profesión que su madre considera tan inapropiada después de haber fomentado en ella el amor por la música, llevarla a conciertos, comprarle un violín y apuntarle a clases. Ni tu familia, ni tu entorno te entienden, es más te coartan, te vigilan, te oprimen hasta estrangularte. Nadie ni nada te mantiene a salvo de ello. Ni siquiera las otras mujeres y compañeras de clase, en las que no encuentras consuelo. Al contrario, son tu peor verdugo, el juez que te condena sin juicio y sin pruebas. Foroughi logra con sus imágenes transmitir esa angustia, ese dolor, esa falta de oxígeno que augura un futuro aterrador a una joven con inquietudes nacida en un país en el que no se puede tener pensamiento propio, sobre todo si eres mujer. Muchas veces nos muestra a Ava, de espaldas, reflejada en espejos, escuchando conversaciones sobre ella, como sino estuviera realmente allí. No se la tiene en cuenta.
Aunque del drama se desata por una inocente apuesta entre unas amigas. La joven pagará las consecuencias de su atrevimiento. La tensión va en aumento, mientras Ava va de un conflicto a otro, sintiendo como el agobio aumenta de nivel. La directora logra transmitir esas emociones, ese aumento de la opresión, ese aire viciado que casi no permite a Ava respirar. Una excelente Mahour Jabbari, interpreta a Ava, que sufre a causa de su controladora madre y de un padre casi ausente que deciden sobre ella sin estar ella presente. Ava se difumina en los lugares que transita, lugares en los que no se siente segura ni libre, la música es lo único que parece darle cierta libertad. Pero va perdiendo todo: sus amistades y las pocas libertades que tiene a causa de una realidad desgarradora que nos hace sufrir por ella. Por esa mirada directa y nítida que se sabe constreñida pero que se resiste a dejarse vencer.
Las imágenes nos ponen en situación, los personajes que rodean a Ava también: su madre controladora, su padre un poco más liberal que descarga toda la responsabilidad en su mujer, la directora del colegio de chicas que fomenta la denuncia entre compañeras, la dura profesora de música, …Todos y todo lo que la rodea está, de repente, en contra de ella. Es una adolescente a punto de convertirse en mujer, un peligro para la sociedad, algo que hay que controlar. Pero también una persona que piensa por sí misma y que decide que prefiere arriesgarse a vivir sin vivir.