Todas las cosas de nuestra vida. Kwang Sok-yong
Este año estoy siguiendo el reto de lecturas_niponas en instagram llamado lecturas asiáticas. Cada mes leemos libros de un país asiático. A enero le tocó Japón y febrero estamos leyendo de Corea. Así que fui a investigar a la biblioteca de Fondo en Santa Coloma. Allí encontré dos libros que me parecieron interesantes y los cogí. Hoy os hablaré del primero. Todas las cosas de nuestra vida de Hwang Sok-yong. Más adelante os comentaré el segundo, aún lo estoy leyendo.
Cuando los saqué de la biblioteca aún no sabía por cuál de los dos empezar, pero una nota que encontré en este me lanzó de lleno a su lectura. Os reproduzco la nota porque tiene enjundia:
30- XII-2019
“Nunca había leído una obra tan poco interesante, ni tampoco tocando un tema tan escabroso.Seúl debe ser una ciudad bonita, pero este escritor ha escogido la peor parte, la de la basura y ya sabemos que en toda ciudad hay basura. NUNCA SERÁ PREMIO NOVEL”.
Me da la sensación que la persona que escribió la nota se debía esperar otra cosa y no la cruda realidad que se encontré en este libro. Que menos que hacerle una contranota en forma de reseña de este maravilloso libro de Hwang Sok-Yong que por lo visto es uno de los autores coreanos más conocidos. Me he apuntado algún otro libro suyo para seguir leyéndolo. Un escritor como dice el libro: “sensibilizado con la problemática social y política de su país que le llevó a la cárcel y al exilio”. Este libro va muy en línea de su compromiso social. Y ahora descubriréis por qué.
Jeongho, conocido como Ojos Saltones, tiene catorce años, su madre apenas puede mantenerlos con un pequeño puesto que tiene en un mercado. Su padre está en la cárcel o desaparecido, no lo saben bien. Ante su lamentable situación, ambos se ven obligados a trasladarse a la Isla de las Flores, un inmenso vertedero al oeste de Seúl. Allí miles de personas sobreviven en chabolas hechas con cartones, chapa y maderas.
Viven del negocio de la separación de basuras. Comen lo que encuentran en el vertedero, se visten con la ropa que tiran los habitantes de la ciudad, construyen sus casas con lo que encuentran allí. Es un mundo real, triste y duro, al que las personas se ven abocadas y del que difícilmente lograrán salir. En el vertedero, Ojos Saltones encontrará a un amigo, casi hermano, Trasquilón, que le enseñará los secretos del lugar y se convertirá en su fiel compañero.
Hwang Sok-Yong nos muestra una realidad cruda y descarnada. La de los que son ignorados. La de las personas que tienen que sobrevivir con los restos de los que viven bien. La de las personas que son borradas de la sociedad, mientras esta prospera y se enriquece. Como dice la nota del lector o lectora desconocido, en todas las ciudades hay basura. Sí, la hay, pero ¿qué hay detrás de ella?, ¿qué se esconde tras el vertedero?
Hwang Sok-Yong no se queda con la superficie. Sino que escarba en la basura, como los protagonistas de su novela. No se queda con el camión que recoge la basura en el bonito barrio residencial, se sumerge en él y nos hace acompañarlo hasta el vertedero para descubrir esa sociedad jerarquizada que se ha instalado allí, como un barrio más de la ciudad. El que todos saben que está allí pero ignoran. Como cuando tienen fiesta y los habitantes del vertedero pueden ir a las duchas públicas para poder entrar en la ciudad. Aún así, sus ropas sacadas del vertedero siguen apestando. Y la buena gente de la ciudad los mirará con mala cara, se tapará la nariz o se cambiará de sitio en el autobús.
Es un libro duro, con ciertos momentos de humor y fantasía, lo sobrenatural también sobrevuela esta Isla de la Flores tan particular. Antaño fue una isla llena de flores que ahora la basura anega y se extiende comiéndoselo todo. Madre e hijo se van obligados a escarbar entre la basura para rescatar todo aquello que se pueda vender y reaprovechar. Cosas que tiramos nuevas, algunas sin ni siquiera sacar del plástico que las envolvía. Cosas que no necesitamos pero compramos y compramos y compramos. Esta es una novela llena de crítica social, a una sociedad consumista y despersonalizada que trata a los ciudadanos como si fueran desechos. Una realidad que nos muestra como Corea del Sur trata a las personas más desfavorecidas de su sociedad. Pero que seguramente se puede extrapolar a cualquier sociedad, no solamente la surcoreana.
El libro es duro y no se corta a la hora de describir de forma realista las penurias que deben vivir sus protagonistas en un entorno tan hostil. Pero también tiene un punto de magia sobrenatural, de imaginación que “endulza” un poco el relato. Al fin y al cabo, el protagonista es un niño, y eso a los niños, no les falta nunca. La imaginación. Seúl es una ciudad bonita, doy fe, pero como todas las ciudades tiene sus calles oscuras, sus secretos y sus lugares a los que un simple turista nunca iría. Pero si quieres descubrir qué hay más allá de la postal bonita, este es un gran libro para hacerlo. Sin duda. Lástima que no le den el nobel, porque se lo merecería. El libro de Hwang Sok-yong está editado por Alianza Editorial.