Tiger Menja Zebra. Club Paral·lel 62. Barcelona.

He tardado varios días en poner sobre el papel (o la pantalla, mejor dicho), lo que vivimos el día 24 de noviembre en la presentación del nuevo disco de Tiger Menja Zebra. Las emociones fueron muchas e intensas y cuando vives algo así, a veces, las palabras no salen. Es una lástima si os lo perdisteis, pero los que lo vivimos en directo, experimentamos uno de los conciertos más brutales y energéticos que os podáis imaginar. Apuntadlo en la agenda porque vendrán nuevas fechas que no os podéis perder.

Tras su trilogía Com començar una guerra (2012), Super ego (2014) y Anarquia i mal de cap (2017), donde nos demostraban como el ser humano iba y va hacia la autodestrucción, el grupo de Granollers ha dedicado este último disco a sus Admirables. Ocho personajes del mundo de la música y la cultura en general que les han influido y marcado personalmente. Figuras como Pepe Rubianes, Michel Cloup, Víctor Nubla, Miguel Noguera, Éric Cantona, Kim Gordon, La Estrella de David y Mimi Parker. Un disco redondo que da lugar a un directo de la misma factura.

Fotografía del concierto de Tiger Menja Zebra en Paral·lel 62

La banda está formada por Josep Arnan (programaciones), Xavi Font (bajo y voces), y los hermanos Gustavo y Pablo García (percusiones). Un cuarteto indestructible dispuesto a dejarse la piel sobre el escenario. Y eso es lo que hicieron. Tocaron el disco en el orden de las canciones, además acompañadas de unas hipnóticas proyecciones.

Es fácil entregarse a la locura del directo de Tiger Menja Zebra, dejarse llevar, desahogarse. Casi como si de una terapia sensorial y emocional se tratase, directa como un puñetazo que te despierta de una pesadilla. La banda estaba desatada. Xavi Font da más presencia a las voces de los artistas admirados junto a su bajo. Las letras tienen mucha importancia. Y se cantaron y corearon con emoción. Mientras, Josep Arnan lanzaba las programaciones, la electrónica ha ganado peso en este disco y se nota. Y la potencia sónica de los hermanos García nos impulsaba a movernos con locura. ¡Vaya dos máquinas! Imposible quedar indiferente. Los platos que bajaron del escenario permitieron a algunos de los presentes sumarse al conjuro sónico de la banda, desfogarse de la rabia contenida y dejarse arrastrar.

Cuando ves a una banda que no solo lo da todo sobre el escenario, sino que además lo disfruta, es imposible no conectar. La música te transporta de una manera única y eso Tiger Menja Zebra lo han conseguido. Cantándole a sus admirables, siendo ellos también dignos de admirar. Gracias por la energía.

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