Three Kings con Andrew Scott
El teatro Old Vic de Londres está cerrado, como muchos otros en la ciudad a causa de esta maldita pandemia que nos priva de lo mejor de la cultura. Pero hay que reinventarse, así que ofrece retransmisiones en directo de obras de teatro, producciones creadas ad hoc para estas representaciones digitales. La primera de ellas ha sido Three Kings de Stephen Beresford protagonizada por Andrew Scott. Retransmitida en directo a 72 países en todo el mundo. Ha sido mi primera experiencia teatral en directo online y la verdad es que me ha gustado tanto que me he apuntado a la siguiente del 16 al 19 de septiembre Faith Healer de Brian Friel con Michael Sheen, Indira Varma y David Threlfall. Si queréis probar la experiencia, os la recomiendo encarecidamente, tenéis toda la información aquí.
La producción empezó con mal pie, Andrew Scott se puso enfermo, incluso lo tuvieron que hospitalizar (nada que ver con el coronavirus) y las representaciones se tuvieron que aplazar hasta este fin de semana pasado. Pero una vez recuperado, se pudieron reprogramar pudiendo escoger el día que mejor nos convenía de las nuevas fechas. Debo decir, que la espera mereció la pena. Fue impresionante. Andrew Scott está más allá de este planeta, es un actor colosal. Me faltan las palabras.
La obra es un monólogo creado especialmente para estas sesiones y para que lo interprete Andrew Scott. Cuando Patrick (Scott) tenía ocho años, su padre ausente regresó inesperadamente de visita. Hacía años que no sabían nada de él. En un breve pero memorable encuentro, su padre le propuso un acertijo, el juego de “Los Tres Reyes” que se realiza con tres monedas. Años más tarde, recordará este encuentro y la relación esporádica y complicada que tuvo con su padre a lo largo de los años. Pero también veremos como esta relación le ha marcado como persona.
Divertido pero a la vez desgarrador, Andrew Scott compone, él solo y con sus gestos y su mirada una interpretación sublime en Three Kings. Nos hace reír, nos hace llorar, nos hace sentir. Y todo ello a través de la pantalla. ¿Os imagináis en persona? Solo fueron cuatro días de representaciones, pero espero que repitan porque la obra merece mucho la pena. Os recomiendo apuntaros a la newsletter del Old Vic para estar al tanto. Merece la pena.