The Mandalorian, el cazarrecompensas que me amó
Con la primera serie no de animación de Star Wars, el universo extendido sigue creciendo. Una trama sencilla, ambientación de western galáctico, personajes carismáticos, cameos inusuales, un ritmo muy pausado y esa estética que hace las delicias de los fans de la gran saga galáctica. Damas, caballeros, droides y alienígenas de todo tipo, con todos ustedes, The Mandalorian.
Ahora que la tercera trilogía está a punto de terminar (por fin), creo que ha llegado el momento para todos nosotros, fans de Star Wars desde que tenemos uso de razón. Me explico. Las películas de la saga han demostrado ser víctimas de un encorsetamiento enorme a nivel de trama y de arcos argumentales.
La primera trilogía se merece el desprecio de buena parte del fandom (un servidor incluido), y los episodios VII y VIII (a falta del episodio IX, que veré mañana) caen demasiado en la repetición de patrones de la saga original y están tan ocupados dándole sentido y continuidad al tema que sinceramente aportan poca frescura e interés general a la historia.
En este panorama, ya se está viendo que los mejores contenidos se encuentran en los márgenes. Ya en su día, Clone Wars demostró que se podía extender una serie de SW durante varias temporadas generando contenidos fantásticos. No así Rebels, que ya estaba demasiado disneyizada (esto es, infantilizada).
Las recientes Rogue One y Solo han demostrado que se pueden hacer buenas películas de aventuras en el universo de Star Wars sin tener que tocar la saga familiar de los Skywalker. Y es por eso que estamos de enhorabuena. Cuando termine la obligación de hacer encaje de bolillos con tramas pretéritas, seguramente empezaremos a ver más one-shots y contenidos tangenciales del universo de Star Wars, explorando todas sus posibilidades y ninguna de sus limitaciones.
Muestra de ello es The Mandalorian. La serie juega con un perfil de personaje muy popular en la saga (un cazarrecompensas mandaloriano, en la línea del gran Boba Fett), y lo hace vivir aventuras en una serie de planetas nuevos, pero que resultan inmediatamente familiares para los fans.
La trama tiene lugar en un contexto muy interesante de la saga, en el Anillo Exterior entre los episodios VI y VII. Un contexto sin ley tras la caída del Imperio, una especie de Salvaje Oeste poblado por todo tipo de cazarrecompensas. Uno de ellos es Mando (Pedro Pascal), que se gana la vida haciendo trabajos para un cabecilla local de los bajos fondos.
La serie combina todos los elementos de la saga: viajes estelares, tiroteos con blásters, persecuciones, lugares misteriosos, la lucha entre el bien y el mal, e incluso la Fuerza. Aquí entra el personaje de Baby Yoda, que ha cautivado a grandes y pequeños con su tierna mirada y el aura de poder que lo rodea.
Mención especial merecen algunas elecciones de casting muy curiosas, como el cineasta Werner Herzog, el actor Giancarlo Esposito (famoso por su papel en Breaking Bad) o el humorista Bill Burr. Cada uno de ellos le da su toque especial a la serie.
Pero la serie también tiene su lado oscuro. Algunas tramas son muy simples, los diálogos son escuetos y no falta cierta infantilización marca Disney, especialmente en la relación entre Mando y Baby Yoda. Pero todo esto no perjudica una serie que, a falta de un episodio para terminar la temporada, ha demostrado ser más emocionante e interesante que muchas de las películas de la saga.
En definitiva, The Mandalorian es de lo mejor que hemos visto en materia de Star Wars, y no parece que vaya a limitarse a una temporada. Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, seremos muy, muy felices.
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