Poesía fotográfica: las muñecas cuadradas de Mary Jo Bang
Leer los poemas de Una muñeca para tirar es como pasear entre rascacielos. Su autora juega con la imagen, convirtiendo en poemas visuales sus versos, mezclando la literatura con las artes visuales.
Mary Jo Bang nació en Missouri, Estados Unidos, en 1946. Es graduada en sociología, también es fotógrafa y tiene una mestría en Bellas Artes. Es autora de numerosos libros de poesía y ha sido galardonada con varios premios como el National Book Critics Circle Award. En Una muñeca para tirar (Ed. Kriller 71, 2019) Bang se inspira en el legado de la Escuela Bauhaus para reflexionar sobre la identidad, el género y el extremismo político.
«Investigando sobre la Bauhaus, comprobé que ciertas cosas que estaban sucediendo en Estados Unidos desde un punto de vista político eran muy similares a las que habían llevado a la elección de Hitler como canciller en Alemania en 1933», comenta la autora en una entrevista publicada en El Cuaderno Digital. Los altos niveles de desempleo, la creciente xenofobia y la idealización conservadora del pasado le llevaron a hacer esta analogía. Su investigación sobre la trayectoria de la famosa escuela la llevó a descubrir a Lucia Moholy, quien se volvería una figura central en este poemario.
La historia de una invisibilización
Lucia Moholy, nacida como Lucia Schulz, tuvo un papel imprescindible en el legado de la Bauhaus. Durante cinco años documentó a través de la fotografía la vida de esta importante institución donde se aprendía de arquitectura, diseño y arte de vanguardia. A través de las imágenes podemos revivir cómo era el día a día de la escuela, ver las caras de alumnos y profesores, y recrear los espacios arquitectónicos. La Bauhaus, situada en Weimar (hoy Alemania) fue fundada en 1919 por Walter Gropius y existió hasta que la clausuró el Partido Nazi en 1933.
La de Moholy es otra historia más de invisibilización a causa del machismo. Con la persecución de Hitler, Moholy, ya divorciada, huyó de Alemania. Los negativos de sus fotografías se quedaron en manos de su exmarido, el artista László Moholy-Nagy, quien las cedió a Gropius sin consentimiento de la autora. Encima, Gropius nunca le comunicó a Moholy el paradero de su obra, aun cuando ella se lo preguntó. Hay cientos de fotografías que a la fecha están perdidas.
Durante su investigación, Mary Jo Bang dio con el trabajo de Moholy. Una de sus fotografías «Una fotografía de un techo» la llevó a escribir un poema en el que se imaginaba el contexto de Lucia, una época de cambios políticos extremos que le cambiarían la vida. La identificación viene también porque ambas son fotógrafas. Bang se ve a sí misma como Moholy, una mujer independiente e idealista, alguien de izquierdas que ve ante sus ojos cómo la sociedad, en lugar de avanzar, retrocede.
Poemas fotográficos
Todos los poemas de Una muñeca para tirar están estructurados de tal manera que recueden las formas de la Bauhaus, angulares y cuadradas. Los poemas adquieren así, más una forma de prosa que la del tradicional verso-a-verso.
Al leer los títulos, nos queda una sensación de estar leyendo los títulos de cuadros, de obras de arte, no de poemas. De hecho, es así cómo nace la idea del poemario. Viendo una lista de temas sobre los cuales desarrollar su trabajo, Bang pensó: «Podrían ser buenos títulos de poemas».
Así, los poemas de este libro son contenedores de pasado y presente, dibujados desde la perspectiva de la poeta, que a veces se muestra como artista, a veces como mujer, a veces como ciudadana politizada. La lectura de este poemario, —que además tiene el acierto de presentar su versión original en inglés—, es una experiencia como la de abrir cajas, descubrir su contenido y completar la historia de esos objetos a través de la propia experiencia de quien lee.