My Year of Rest and Relaxation de Ottessa Moshfegh
A veces voy a la biblioteca y escojo un libro al azar: me llama la portada, me suena que alguien lo ha recomendado, he leído algo sobre él. En este caso fue una combinación de lo primero y lo tercero. La portada y el título me llamaron la atención y había leído algo sobre el mismo, sinceramente, no recuerdo donde. Así que me llevé a casa My Year of Rest and Relaxation de Ottessa Moshfegh pero sin saber muy bien que esperarme. Y realmente me ha sorprendido.
La protagonista, de la que no conocemos el nombre, es una chica joven, rubia, guapa, delgada y muy privilegiada que cansada de la vida decide tomarse un año de descanso y relax, por llamarlo de alguna manera. La vida no tiene muchos alicientes para ella. Trabaja en una galería de arte, tiene la vida resuelta, ya que sus padres le dejaron una buena herencia al morir, además tiene piso propio. No tiene muchas preocupaciones. Podría seguir así muchos años sin molestarse en cambiar.
Pero decide encerrarse en casa a dormir un año entero y lo hace ayudada por una psiquiatra que le receta la más variada de las combinaciones de drogas legales que os podáis imaginar: Ativan, Ambien, Zyprexa, Neuroproxin, Nembutal, Valium, Seconal, Promaxatine, Nyquil, Xanax, entre otros medicamentos y una cosa que se llama Infermiterol que creo que es invención de la autora. Esta última le causa blancos de tres días en los que se va a la cama y no recuerda nada de lo que ha hecho y resulta que ha hecho muchas cosas. Llamadas telefónicas, compras, se ha paseado por la ciudad, ha visitado a gente, ha mantenido conversaciones que no recuerda en absoluto. Algo que va en contra de su plan, ya que la intención era encerrarse en casa y no hacer absolutamente nada. Todo este cóctel de fármacos se lo receta la Dra. Tuttle, una psiquiatra bastante extraña que encuentra en las páginas amarillas, que parece haberse sacado el título en una tómbola y que tiene el boli fácil a la hora de recetar pastillas para parar un tren.
La protagonista se relaciona con pocas personas más a parte de la Dra. Tuttle. Su amiga de la universidad, Reva, que es una bulímica cuya madre se está muriendo de cáncer y que está liada con su jefe. Y a la que la protagonista desprecia en muchas ocasiones. Aunque es realmente la única que se preocupa por ella y la visita. El ex novio de la protagonista, Trevor, un capullo de tomo y lomo con el que tiene una relación de ahora sí ahora no y que la trata como una mierda. Un artista de la galería en la que trabaja Ping Xi, que será fundamental en la fase final de su plan de encerrarse en casa a dormir. Las obras que lo catapultaron a la fama eran pinturas que hacía con sus propias eyaculaciones y cachorros de perro disecados que él mismo mataba.
No parece que Ottessa Moshfegh pretenda agradar con sus personajes. La verdad es que dan bastante grima y pena todos. Pero lo cierto es que su prosa es adictiva. Y aunque la protagonista se pasa un año sin hacer absolutamente nada, la historia te engancha. Se pueden explicar muchas cosas sin hacer nada, sin tener vida. Mientras no está durmiendo, se dedica a ver películas, sobre todo de su heroína Whoopi Goldberg, en un vídeo cassette.
Por supuesto, conocemos el antes de llegar a esa situación. La muerte de sus padres. Él de cáncer, ella poco después de una mezcla de alcohol y pastillas. Él no le hacía prácticamente caso, ella era cruel con ella. Es My Year of Rest and Relaxation un libro salvaje. Y aunque se lee con facilidad, lo que pasa por la mente de su protagonista es desesperante. Moshfegh lo cuenta con humor pero con ese humor que se te pone una medio sonrisa torcida de no saber si reírte o llevarte las manos a la cabeza. La protagonista piensa que después de pasarse un año durmiendo, como los osos cuando hibernan o las mariposas que salen de sus capullos tras dejar atrás su vida de orugas, saldrá renovada y con una motivación para seguir viviendo. Puede que sea así o puede que no. Realmente tampoco importa.
Ottessa Moshfegh retrata una Nueva York pre-11S en la que todo parece banal, en el que todo parece superficial, uno en el que es difícil conectar. Quizás por eso a la protagonista no le parece que a pesar de tenerlo todo, haya encontrado su lugar en el mundo. Quizás por eso decide hibernar y encerrarse sin pensar, sin sentir. Un año de descanso y relax para decidir qué demonios hacer con su vida.