Mujer en cinta de correr sobre fondo negro
Los que este fin de semana acudimos al Antic Teatre de Barcelona tuvimos el placer de descubrir a la actriz, directora y performer malagueña Alessandra García, que presentaba su pieza Mujer en cinta de correr sobre fondo negro. Un descubrimiento de los que te dejan sin palabras desde el minuto cero.
Se encienden las luces y en un escenario dominado por el color naranja aparece una figura vestida también de naranja que te mira y te dice: “¡¡YAAAA!!, yaaaaa, ya êttá, yaaaa, ya quiero çalîh de aquí, ya me meé por tôh lô rinconê, me partí er lomito açiendo ecuaçionê pa que yegara êtto, yaaaaa, ya êttá, ya quiero çêh la nueba, la de dónde a çalío, la que mirâ de reoho, la que tiene açento, yaaaaa, ya êttá, que arguien me pege una patá en la èpparda y me çaque de aquí”.
La transcripción no es mía. Así se transcribe el texto de la pieza siguiendo el EPA, propuesta ortográfica no oficial para capturar las particularidades lingüísticas de Andalucía.
Alternando entre su embriagador acento andaluz y el castellano estándar (y todo lo que hay entre medio), Alessandra García nos lleva de paseo por una colección de imágenes, de momentos, de escenas, que sirven para rendir tributo a su mundo, a su barrio. Un barrio, que como otras muestras de patrimonio inmaterial, ha desaparecido. En este caso, para erigir construcciones nuevas.
Esta colección de escenas nos llevan al camping, al autobús, al Lefties y a otros escenarios, alternando instantáneas del barrio con reflexiones sobre la superproducción textil, el capitalismo, el entretenimiento, la cultura, idiomas, los motes, la adopción o el sector servicios.
Bailar la palabra, contar con el gesto.
Mujer en cinta de correr sobre fondo negro (premio espectáculo revelación MAX 2022, premio de teatro Ojo Crítico y premio a mejor actriz en Ateneo Teatro) es una pieza escénica que funciona a modo de radiografía del ciudadano de barrio humilde. Es un mosaico de poética y de significado acompañado por un trabajo corporal y expresivo de gran precisión y por una puesta en escena tan abstracta como fascinante.
Aquí hay espacio para la risa, para el grito y para la reflexión. También para la música y el baile. En definitiva, un mano a mano entre palabra y movimiento ejecutado con acierto, con sensibilidad, con humor y con pasión.
El texto de la pieza ha sido publicado por la Editorial Cántico, con un recomendable prólogo de Manuel Mata titulado Pero tía.
Si tenéis ocasión de ver esta pieza (o alguna otra creación de Alessandra García), no lo dudéis. Una creadora de teatro contemporáneo honesta, auténtica y refrescante.