Luw, música para la inmensidad
El reconocido productor y músico de Girona, Lluís Costa se lanza de nuevo en solitario para presentar su disco Viatge a la immensitat, un trabajo más personal y menos instrumental que su primer disco en solitario. Un trabajo que grabó en 2019, pero que volvió a mezclar en los meses de confinamiento. Con él hablamos de su trabajo como productor, del disco y de su música.
¿Por qué has nombrado Luw a tu proyecto musical? Cuéntanos un poco de dónde sale este nombre.
El nombre de Luw es como una síntesis de los nombres con los que me llaman mis amigos y amigas, puedes oír Lu, Lua, Luiggi, Luciano, Luwi… Así que me quedé con Luw. La w es sorda, pero le daba un toque personal, y por otra parte tenía muy claro que quería un nombre corto.
Después de una larga trayectoria como productor, ¿qué es lo que te ha impulsado a dar el salto y publicar un disco con composiciones propias?
Desde que empecé con la música no he parado de componer canciones, ya lo hacía con mis amigos de clase en mis primeros grupos cuando teníamos 16 años. Algunas han servido para otros artistas con los que he trabajado, para documentales, otras para anuncios. Siempre estoy grabando ideas, y ahora con el móvil es mucho más fácil tenerlo todo a mano. Seleccioné una serie de ideas guardadas que se convertirían en las canciones de Viatge a la immensitat.
Ya tenías un anterior disco, pero era mucho más instrumental. ¿Qué cosas tenías que cantar esta vez que anteriormente no?
Hice el disco de Costa 59 porque en el 2010 me cansé un poco de estar tantos años tocando música rock y me propuse hacer un disco con otros estilos de música que también me gustan mucho como el jazz, flamenco, la música brasileña o cosas más pop. Al final salió como una especie de banda sonora imaginaria, con un sentido de disco conceptual. Es curioso que este disco anti comercial tenga una de las canciones que más éxito ha tenido de las que he escrito, “Un mar de confetti”.
Ahora con Luw tenía ganas de volver a mis raíces más eléctricas y alternativas. Costa 59 era un disco de estudio con decenas de colaboradores y Luw es un disco hecho y pensado para poderlo tocar en directo.
Creo que el disco lo has grabado prácticamente en solitario, ¿por qué? ¿Has contado con alguna colaboración?
Si, tenía prisa y yo mismo me puse a grabar todos los instrumentos. Tenía muy clara en mi cabeza la canción y qué debía hacer cada instrumento. Hice primero unas guías de las canciones y luego Toni Molina grabó las baterías. Como colaboradores también están Shanti Gordi al piano de “Mil Planetes” donde la cantautora Marta Pérez también pone voces. También pone coros mi guitarrista de la banda en directo Manel Lets, y Adrià Bauzó un saxo.
Supongo que siendo productor y grabando en tu propio estudio el proceso de grabación fue muy rodado. ¿Es muy diferente de lo que haces con cualquier otro artista o contigo mismo eres incluso más puntilloso?
Sí, creo que he sido muy exigente conmigo mismo. El problema de trabajar solo es que a veces cuando estás produciendo o grabando se muestran dos posibles caminos y no tienes a nadie que te aconseje si tirar más por aquí o por allá. Esto también hizo que a veces tomé el camino equivocado o mejor dicho, que más tarde no me gustaba y tuve que volver atrás.
Cuando produces el disco de otro artista o grupo es siempre un consenso entre los dos y se pueden sopesar mejor las opciones de sonido, ritmo, etc…La red de seguridad es mayor.
El disco estaba acabado a finales de 2019, y con el confinamiento de marzo, el aburrimiento y nuevos conocimientos técnicos, me hizo volver a remezclar las canciones. Podemos decir que Viatge a la immensitat es una remezcla del disco original de 2019. (risas)
¿Llevabas los temas muy preparados al estudio o dejaste espacio a la improvisación?
Al no tener una banda para hacer ensayos o probar cosas, no había nada preparado. Mi banda ha sido el estudio de grabación donde he podido ir probando cosas, aunque como te digo cuando hago la canción con guitarra acústica o piano, ya tengo en la cabeza cómo tiene que ser el resultado final. A partir de esta idea embrionaria empiezas a ponerle un ritmo, luego grabas un bajo o unas texturas de teclado que a veces te transportan a otro lugar que en principio no tenías pensado.
¿Cómo nace una canción de Luw? ¿Cuál es tu proceso creativo?
Cuando te pones a tocar algún instrumento, a veces salen cosas nuevas o ideas que no sabes de dónde han salido, simplemente salen. También me puede pasar mientras conduzco o me ducho. A veces he salido mojado de la ducha para gravar en el móvil la melodía o una idea de canción que me ha salido para que no se me olvide. Normalmente lo grabo con lo que tenga más a mano, que actualmente suele ser el móvil.
A partir de aquí empieza todo el engranaje de irle dando vueltas a estas ideas hasta que se conviertan en canciones.
¿De qué hablan las canciones de este Viatge a la inmensitat?
Por primera vez en mi vida le he dado la misma importancia a las letras que a la música. No hay ninguna palabra gratuita en este disco. Hablo de planetas, de la tierra, la lluvia y la nieve, de viajes en caravana o intergalácticos. “Cames de vidre” habla de una relación sexual virtual de una pareja a través del móvil o tablet y la letra de “El Monstre” la hice con mi amigo y cantante de Kitsch Lluís Costabella, para mí uno de los mejores letristas de canciones en catalán.
¿Y por qué este título para el disco?
Precisamente las letras de las canciones me dieron la pista para el título. A posteriori me di cuenta de que las cosas de las que hablaba eran cosas inmensas o incalculables. Aparte del espacio exterior también son inmensos el amor, el miedo, la imaginación, los sueños, el paso del tiempo, los viajes, o simplemente las montañas o el desierto.
¿Por qué has escogido “Mil planetes” como primer single del disco?
Fue la primera canción que grabé y luego era la que más gustaba. Además creo que sintetiza muy bien toda la idea de la inmensidad que tiene el disco. La letra dice “Hemos pasado por mil planetas, por galaxias que ni se veían, en un cohete de luces y antenas dentro de esta inmensidad”.
Háblanos un poco de tu relación con la música. ¿Cuál es tu primer recuerdo musical?
No tengo idea de cuando fue este momento, crecí envuelto con música. En mi casa había el tocadiscos portátil de mi madre donde siempre sonaba música de los Beatles, Blues Brothers, Blondie, Aretha Franklin, Marvin Gaye…Mi primer recuerdo sería escuchar estos discos una y otra vez sobre la alfombra del salón de mi casa mientras veía rodar esos vinilos. También recuerdo que en el coche de mis padres pedía una y otra vez la cinta de cassette de Little Richard y Supertramp in Paris.
¿Cuándo decidiste dedicarte a la música y por qué? ¿Y cómo acabaste haciendo de productor?
Mi interés por un instrumento empieza a los ocho años cuando me regalan una guitarra clásica. No sabía ni cómo se afinaba, pero intentaba tocar sobre la música que sonaba en el tocadiscos. Fui guitarra solista antes que rítmico (risas). Más tarde formamos un grupo con unos amigos y me apunté a clases de guitarra en la escuela de Música Moderna y Jazz que acababa de abrir en Girona. A partir de ahí empiezo a grabar discos con diferente gente y el hecho de estar en varios estudios de grabación me despierta un interés que acabará siendo mi profesión. En el 2001 abrí mi estudio de grabación Soundclub studios. Empecé con muy pocas cosa, pero ahora es un estudio profesional con material de primera.
¿Cómo productor qué te atrae de un proyecto?
Pueden ser muchas cosas, pero la principal sería que sea un proyecto sincero, con sentimiento y actitud. El estilo nunca ha sido un hándicap, porque escucho todo tipo de música, como tampoco lo ha sido la profesionalidad del grupo. Me gustan los retos y también me gusta trabajar con gente que empieza, me gusta ayudarles e intentar sacar lo máximo del grupo.
También has tocado en directo con otros artistas como guitarrista. Ahora toca el turno de presentar en directo tus propios temas. Dada la situación de pandemia, ¿has tenido la oportunidad de poder hacerlo?
Hicimos una pre-presentación del disco en el Festival Neu en enero de 2020. El disco se tenía que presentar en mayo y obviamente se anuló la fecha por el confinamiento. En julio pudimos hacer otro al aire libre, pero la segunda presentación, que era para octubre, volvió a quedar anulada por la segunda ola. Ahora tenemos fecha para abril, a ver si es posible. También tengo esperanza que en primavera-verano vuelvan los conciertos al aire libre, donde el riesgo de contagio siempre es menor.
¿Cuáles son tus planes de futuro?
Ahora mismo, presentar el disco en directo y continuar produciendo en el estudio. Y empezar a recopilar las ideas de las canciones que formarán parte del segundo disco.
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