La mala costumbre. Alana S. Portero.

Hace ya un tiempo que me leí La mala costumbre de Alana S. Portero, pero me ha costado ponerle palabras a la experiencia. No porque no me haya gustado, todo lo contrario. Es uno de los mejores libros que he leído este año. Creo que me va a resultar difícil expresar todas las emociones que esta impresionante lectura me causó. Espero que os animéis a leerla para poder experimentarlo en primera persona.

Portada del libro La mala costumbre de Alana S. Portero

La mala costumbre es la primera novela de Alana S. Portero. Y en ella nos cuenta el viaje de una niña hasta convertirse en mujer, una niña que está atrapada en un cuerpo que no siente que es el suyo.

Cruda, directa y emocionalmente desgarradora son adjetivos que pueden describir perfectamente La mala costumbre. Empieza en los años 80, en el barrio madrileño de San Blas, como dice Alana en el libro: “Nuestro barrio con nombre de santo, pero dejado de la mano de Dios”. Un barrio obrero y sencillo. Un barrio que huele a pueblo, a esas relaciones que se establecían antes entre los vecinos, relaciones de comunidad y de apoyo.

Allí, nuestra protagonista lucha por ser ella misma, a escondidas de su familia. Allí también busca un sitio que le corresponda, aunque el mundo parezca decir que ese sitio no existe. Lo busca muchas veces lejos de allí, en un Madrid donde nadie la conoce tanto, donde puede ser libre para ser quién es en realidad.

La mala costumbre es un libro duro y lleno de dolor, pero también de amor y de esperanza. Alana S. Portero no nos ahorra ni un pesar, ni un sufrimiento. Se abre en canal y nos explica una historia que siente en cada poro de su piel. Y sufrimos con ella, madre de dios, cuánto sufrimos. Pero no podemos parar de leer, porque sabemos que lo que nos está contando es brutalmente sincero y nos llega muy adentro.

Tiene el libro momentos de una ternura inmensa. De arrancarte lágrimas y no poder parar. De hacerte sentir parte de la historia como si estuvieras allí, viviéndola en carne propia. Y eso es todo gracias al talento de Alana S. Portero. A su maestría con la palabra y el sentimiento. No sé qué será lo próximo que escriba, pero os puedo asegurar que esta que firma estas palabras será una lectora fiel. Gracias Alana por contar esta historia tan necesaria. Edita Seix Barral y ya estáis tardando en leerla.

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