La abadía de Northanger de Jane Austen

Sigo con mi fase Jane Austen, inmersa en la lectura de sus obras. Después de Orgullo y prejuicio, le ha tocado el turno a La abadía de Northanger. Dicen que esta novela es la que más se acerca al terror gótico de la época, nada más allá de la realidad.

La abadía de Northanger fue de hecho una de las primeras novelas que Jane Austen tenía listas para publicar. La escribió entorno al 1798 y no se publicó hasta 1817, una vez fallecida la autora. Ella la vendió a un editor que la tuvo en un cajón durante años. Más tarde la recuperó su hermano Henry. La compró de nuevo sin que el editor. No tenía ni idea que estaba vendiendo una novela de la gran Jane Austen, que por entonces ya había publicado sus novelas más famosas.

En La abadía de Northanger conocemos a Catherine Morland. Esta joven va a pasar una temporada a Bath con unos amigos de la familia, los Allen. La joven tiene diecisiete años y ganas de disfrutar de la vida. En Bath conoce a Isabella Thorpe en un baile, con la que traba una gran amistad. El hermano de Isabella parece tener cierto interés por Catherine y la pretende, mientras ella queda prendada de otro joven llamado Henry Tilney.

La primera parte de la novela transcurre en Bath entre bailes, paseos, cenas y fiestas sociales. Jane Austen nos muestra los entresijos de la sociedad inglesa de la época, en todo su esplendor y decadencia. La segunda parte trascurre en la famosa abadía del título propiedad de la familia Tilney que la invita a pasar unos días allí. Catherine verá el lugar con los ojos de una ávida lectora de novela gótica. Sobre todo, de la famosa Los misterios de Udolfo, un clásico de Ann Radclidffe.

La mirada irónica de Jane Austen navega por toda la novela. Tanto a la hora de retratar los pormenores de la vida social de la alta sociedad inglesa, como los procesos sociales que acaban derivando en el matrimonio. Evidentemente, en su segunda parte también muestra los tópicos de la novela góticas, tan famosas en la época. Puede que La abadía de Northanger no convenza a las personas amantes de lo oscuro, pero no pretende Auster emular a Radcliffe, ni mucho menos, sino todo lo contrario. Ironiza sobre esas novelas que hicieron volar la imaginación de tantas y tantas jovencitas durante aquellos años.

Denuncia también Austen el tratamiento que las llamadas “novelas” sufrían por parte de la alta sociedad inglesa. No las consideraban alta literatura, sino mero entretenimiento para las masas. ¡Ja!, en eso se ríe en su cara la propia Austen, escribiendo precisamente una de esas novelas que tanto detestaban. Podéis leer el libro en castellano editado por Alba o Penguin y en catalán por Viena editorial.

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