Juventud divino tesoro: D’A Film Festival
Nocturama
La jornada del sábado en el D’A tuvo un claro protagonista y ese fue Bertrand Bonello. Su última película, Nocturama se estrenaba tras la polémica que vio a su paso por Cannes y la mala suerte de estrenarse en un momento en el que la realidad parecía reproducirla. Nocturama narra la historia de un grupo de jóvenes de diferentes extractos sociales que deciden juntarse para realizar una serie de atentados sincronizados a lo largo de todo París. Tras los atentados se ocultan en unos grandes almacenes para esperar a que pase el caos y volver a sus vidas. No reivindican nada, no piden nada, no quieren saber nada de la sociedad, simplemente comenten un acto de terrorismo del que esperan salir impunes y volver a sus vidas sin que probablemente nada haya cambiado.
La primera parte de la película nos muestra los preparativos para el atentado, en un crescendo de intriga y emoción, sin aspavientos, con sobriedad pero perfección milimétrica. No le sobra ni un fotograma, ni un segundo, todo está perfectamente coreografiado para conseguir el efecto deseado. El de que algo terrible va a pasar. La segunda parte nos los muestra encerrados y escondidos en un gran almacén de esos que venden productos de alto standing, caros y tremendamente alejados de las manos de nuestros protagonistas. Bonello sabe mezclar a la perfección la realidad y la metáfora, de estos jóvenes desvinculados de una sociedad que no les quiere y no les espera, una sociedad que va más allá de ellos. Una sociedad que encuentra dentro de ella misma a sus propios enemigos.
Jóvenes que se convierten en niños, que es lo que realmente son, aislados del exterior y viviendo una vida mínima y temporal en la que todo tiene nombre de marca cara y sabor de comida gourmet. Al menos, por unas horas. La triste realidad es que es esa misma sociedad la que los convierte en ejecutores, en asesinos, en terroristas. La amenaza no está fuera, no son los otros, somos nosotros, vive y respira el mismo aire que respiramos.
El cine que remueve las tripas, el cine que consigue dejar huella, el cine que revienta realidades mostrándolas tal y como son, no hace falta violencia, aunque la haya, para mostrar lo terrible de la sociedad capitalista que nos rodea. Y eso Bonello lo hace de una manera exquisita, dando dónde más duele, removiendo en la llaga abierta de nuestra propia realidad. Jugando con la música como recurso narrativo espectacularmente y narrando una historia que consigue traspasar el cine, que es de lo que realmente se trata. Dejar huella, emocionar, remover conciencias haciendo arte.
Los Nadie
De otro tipo de jóvenes también trata el primer largometraje del colombiano Juan Sebastian Mesa, Los Nadie. Un film que nos cuenta la historia de un grupo de jóvenes marginales, adolescentes que no acaban de encontrar su sitio en una sociedad que no los quiere y que a veces ni siquiera los ve. Acertado título para esta película sencilla y pequeña, rodada en blanco y negro en la que los personajes intentan amar y odiar su ciudad al mismo tiempo. A través de la música, el arte, las drogas y la amistad retratan una Medellín hostil del que quieren escapar pero del que intentan disfrutar hasta el último momento. Camilo, Mechas, Manu, Mona y Pipa nos enseñan su vida, su ciudad y sus anhelos en este retrato de una juventud desencantada que intenta encontrar su sitio. La realidad se hace patente en cada escena, la realidad de unos jóvenes que no encajan ni quieren encajar, que buscan su propio camino, sin violencia, sin rencor pero también sin miedo. Excelente y sencillo retrato, pocas veces se dice tanto sin decir nada.
Le Parc
Los jóvenes de Le Parc parecen salidos de un mundo de nadería sin importancia. En esta segunda película del francés Damien Manivel, nos narra una cita entre un chico y una chica en un soleado parque una tarde cualquiera. Una cita que revela como se van conociendo estos dos jóvenes y disfrutando del amor que nace entre ellos. O eso al menos nos cuenta la primera parte. En la segunda parte, el sol desaparece. Y cuando anochece y el bucólico parque se convierte en algo siniestro y oscuro la historia cambia. Una historia insulsa y aburrida en la que no pasa nada, aunque lo pretenda. Lástima de paseo por el parque desperdiciado.