James Vincent McMorrow. Apolo. Barcelona.

Hay conciertos de esos que esperas con ansia durante años. Desde que descubrí la música del irlandés James Vincent McMorrow deseaba verlo en directo. Su primer disco Early in the Morning era una joya pura y perfecta, de escucha obligada hasta la extenuación. Su segundo disco Post Tropical ha llevado al músico por otros derroteros alejados del folk que caracterizaba su primer disco, es un buen disco igualmente, diferente pero bueno. A mucha gente no le gustará, a muchos otros les encantará y el primero no les interesaría para nada. Hay gustos para todos. Ahora por fin íbamos a comprobar si nuestros deseos se cumplían en directo.
Para calentar el ambiente I Have a Tribe, el también irlandés Patrick O’Leary presentaba su EP Yellow Raincoats. En apenas media hora, con su voz y alternando una guitarra con un teclado nos quitó el aliento. A veces menos es más. Sencillo, directo, emotivo, su voz transmite. Sus gestos, sus palabras entre canción y canción, incluso su nerviosismo. Tomamos nota mentalmente, seguirle la pista a I Have a Tribe, deberíais hacer los mismo.
Después James Vicent McMorrow salió al escenario con su banda, tres músicos que lo acompañan a la batería, el bajo y los teclados, junto con algún viento. El escenario decorado con motivos piramidales que se iluminaban al ritmo de la música y que también estaban presentes en las proyección que acompañaban al show. No puedo decir que fuera un mal concierto, sonó bien, los músicos son efectivos, McMorrow es buen cantante. Está ese brillo en el que en determinadas canciones como “Gold” casi pensaba, por fin, por fin. Pero a medida que iba desgranando canción a canción de su setlitst algo chirriaba por dentro. Se me hizo largo, hubo momentos en los que me aburrí. Otros en los que me encantó, canciones que casi llegaban a emocionar. Es extraño, con sus discos consigues conectar pero en directo, le falta esa chispa, ese carisma, esa emoción que con apenas nada I Have a Tribe, por ejemplo, conseguía. Vas a un concierto para emocionarte y sales de uno en el que has escuchado buena música pero que todo lo que la rodea parece que la ha insensibilizado. Ya lo decía al principio. A veces menos es más.
Foto: Jordi Vidal