Dentro de David Cronenberg
La paranoia, el delirio, el surrealismo y la perversión. Cuerpo, mente y mutación. Cronenberg en todo su esplendor. Si estás en Amsterdam antes de septiembre, no puedes perderte la visita al Eye, el museo del cine de la ciudad que alberga estos días una retrospectiva que repasa la carrera del genial director canadiense organizada por el Tiff de Toronto. En ella podemos ver objetos utilizados en sus películas, fotos, vestuario, artwork, storyboards, clips de secuencias de los films y un sinfín de maravillas que harán las delicias del cronenbergiano más exquisito.
Para visitar la exposición hay que tomar el ferry desde Centraal Station que va a Buiksloterweg, es gratis y el trayecto dura unos tres minutos. Circula las 24 horas del día, 365 días del año. Con el podréis apreciar el moderno edificio del Eye y llegar al Ij. Un imponente edificio blanco de forma lejanamente ocular. No aceptan cash en la caja o sea que hay que pagar la entrada a las exposiciones con tarjeta, así como cualquier cosa que compréis en la tienda que tampoco tiene nada del otro mundo ni siquiera de la exposición. Aunque el objetivo de acercase allí es disfrutar de este paseo por la larga trayectoria de Cronenberg desde sus inicios hasta la actualidad. La exposición repasa una a una sus películas por orden cronológico, durante el trayecto nos sentimos guiados por una de las obsesiones del cine del canadiense: la transformación física y psicológica que sufren sus personajes en sus películas.
La primer parte de la exposición se centra en sus primeras obras, su etapa más gore. Stereo donde telepatía y sexualidad se junta y de la que podemos admirar la capa que lucía Ronald Mlodzik. Moldzik repite en Crimes of the future donde un producto cosmético ha matado a toda la población femenina madura sexualmente y el protagonista se une a diversas organizaciones en las que los hombres intentan acostumbrarse a vivir en un mundo desfemineizado por completo. Podemos ver en un clip el inquietante ataque en la bañera de Shivers, donde unos parásitos pululan a sus anchas en un bloque de edificios y atacan a sus residentes convirtiéndolos en maníacos sexuales. Así como las criaturas que se usaron para la escena. Miedo a la enfermedad, sexo como algo prohibido y sucio, mutantes y bichos. Buena combinación. El sexo como invasor y peligro también esta presente en Rabid donde una pobre Marilyn Chambers (actriz porno por si no la conocen) después de sufrir un accidente automovilístico muta desarrollando un orificio debajo de su axila del que sale una peligrosa punta vampírica y fálica con la que se alimenta de la sangre de los hombres. Mórbido, ¿verdad? La elección de la protagonista fue motivo de polémica. Ya saben ustedes, la hipocresía que envuelve el mundo del porno.
Entre los objetos que podemos ver los instrumentos ginecológicos para mujeres mutantes de Inseparables, la cabina teletransportadora de La Mosca, los mandos de Existenz, el vestido de M. Butterfly, la máquina de escribir mutante de El almuerzo desnudo y un sinfín más de objetos fetiches y de culto de sus películas como el corsé que Rosanne Arquette lucía en la morbosa Crash. Pero también story boards, guiones, planos de cámara, fotos e incluso proyectos que no llegó a realizar pero que se cocían incansablemente en su cabeza. A destacar la carta que Burroughs le envió felicitándole después de haber visto Naked Lunch, película que entusiasmó y fotos del encuentro entre ambos.
La carne, el cuerpo y la mente ya estaban presentes en sus primeras obras. El sexo transgresor y morboso de Crash se atisbaba en Schivers o en los experimentos de sus primeras obras. Las extrañas mutaciones se hacían protagonistas, las mentes peligrosas también como en Scanners. La enfermedad y el delirio aparecían más tarde en obras como Spider, magistralmente interpretada por Ralph Fiennes haciendo de esquizofrénico.
La segunda etapa de su obra quizás es la más física y carnal, películas como Crash es buena prueba de ello. Las transformaciones físicas se multiplican, como acaba el pobre Jeff Goldblum en La Mosca. Inseparables es otro magistral ejemplo de la fisicidad de su cine, miedo al doppelgänger o casi mejor a que te devore tu yo interior. Existenz y sus puertos de conexión al juego incrustados en el cuerpo obligan al protagonista a mutar.
Las últimas películas de Cronenberg quizás son las más mentales, la violencia sigue estando presente como la mafia rusa de Promesas del Este o Una historia de violencia, pero la psicología de los personajes gana terreno. Se vuelven más reales, no hay mutantes, al menos físicamente, aunque quizás si los hay y nosotros no los vemos, están entre nosotros, son uno de los nuestros. Historias como Un método peligroso sobre Jung, Freud y sus obsesiones muestra el interés del director canadiense por la psique y sus trastornos. La represión y el deseo que nos carcome hasta la aniquilarnos.
Pronto se estrenará su última película Map of the stars. Esperemos que recupere el aliento tras la fallida Cosmopolis aunque vuelva a contar con el soso de Robert Pattinson. ¿Qué le verá? Julianne Moore, John Cusack y Mia Wasikowska completan el reparto. Habrá que esperar al estreno para comprobar si Cronenberg nos vuelve a estremecer. Hasta entonces si visitáis por casualidad Amsterdam, no dejéis de pasaros por el Eye para ver la exposición que además incluye ciclo completo de sus películas. Es hora de revisitar a Cronenberg. ¿Alguien se apunta?