Behind the camera
Behind the camera
E J-yong, 2013
Esta es la cuarta edición de la Berlinale donde se presenta una película de E J-yong. Behind the camera es una serie de muñecas rusas cinematográficas. El punto de partida es el siguiente: a E J-yong se le ocurrió la idea de dirigir una película desde lejos, a través de Skype. Risita de complicidad: a todos se nos ocurren tonterías geniales (hace poco alguien buscaba nombre para un portal de cultura y se le ocurrió ‘culturaca’).
El argumento de la película es el siguiente: a un director de cine se le ocurre la idea de dirigir una película desde lejos, a través de Skype. Nos suena.
La película que dirige este director de ficción va sobre un director de cine que dirige una película a través de Skype. Muy bien.
Escena tras escena, vemos a los actores y al equipo de rodaje enfrentándose a esta situación atípica (el director no está presente), grabando las escenas de la película que ellos están haciendo (su director, que es el mismo que el nuestro, tampoco está presente).
Al principio hace cierta gracia, el aspecto de documental desmaquillado le da cierto interés, la presencia de grandes figuras del cine coreano promete… Pero lamentablemente E J-yong no ha tenido más ideas aparte del juego de la distancia, que exprime durante más de una hora.
Mi fragmento preferido de la obra The glass menagerie de Tennessee Williams es el siguiente:
“People go to the movies instead of moving! Hollywood characters are supposed to have all the adventures for everybody in America, while everybody in America sits in a dark room and watches them have them! Yes, until there’s a war. That’s when adventure becomes available to the masses! Everyone’s dish, not only Gable’s! Then the people in the dark room come out of the dark room to have some adventures themselves — Goody, goody! — It’s our turn now, to go to the south Sea Island — to make a safari — to be exotic, far-off! — But I’m not patient. I don’t want to wait till then. I’m tired of the movies and I am about to move!”
Más de uno se preguntará qué tiene que ver Tennessee Williams con E J-yong. Poco, casi nada o nada. Que es exactamente lo que me aportó Behind the camera. Nada. Me encantan los juegos y las estratagemas narrativas, pero pasados los primeros diez minutos, cuando uno ya lo ha descodificado todo, la película no ofrece nada más. Nada más. Nada.
Nada.