Regresión: reflexión sobre el poder de la sugestión
El otro día fui a ver Regresión, la dichosa película de Amenábar de la que habla todo el mundo. Francamente, no tenía muchas ganas, pero la persona con la que iba estaba empeñada en verla, solo porque no dejaban de hablar de ella en la tele, tal es la sugestión a la que nos someten las campañas publicitarias. Si hablas lo suficiente de algo en los medios, la gente va a verlo o compra tu libro o lo que sea, por el simple hecho de que se hable de ello… Decidí darle una oportunidad a la peli, a ver qué tal. No sabía con lo que me iba a encontrar, pues no había prestado demasiada atención a lo que se había dicho sobre ella en los medios. Para mi sorpresa, trataba temas que me atraen, como la hipnosis y las sectas satánicas (algo de lo que por cierto no se habla cuando la promocionan en la tele, me pregunto por qué… ¿estrategias de marketing? Me hace gracia que a estas alturas quieran hacernos creer que Amenábar hace películas de miedo, cuando no es así y ya nadie se traga ese cuento. Que te quieran vender algo como lo que no es es una de las cosas que más me fastidian de las campañas de marketing). Pero en el fondo, la película trata sobre dos temas recurrentes en la filmografía de Amenábar: las dudas sobre la naturaleza de la realidad en la que vivimos (cómo nuestra percepción subjetiva de las cosas influye en todo) y la denuncia del fanatismo de cualquier índole.
Esto no es una reseña para que vayáis a ver la peli, si no la habéis visto todavía y pensáis hacerlo, estáis a tiempo de dejar de leer, o no, como lo veáis… Aquí va el SPOILER: un pueblo entero de la América profunda se convence de que una secta satánica está actuando en él, pero es mentira. No es más que un caso de sugestión colectiva. El protagonista, un detective de policía que tiende a implicarse demasiado en sus casos, también se ve atrapado en esa red de paranoia, y tiene pesadillas recurrentes sobre la dichosa secta, fruto de todo lo que ha visto sobre el tema en los medios esos días (como veis, esto también es una reflexión sobre el poder de los medios de comunicación, como hacen cosas como conseguir que veas una película que no pensabas ver…). En las pesadillas sale una simpática ancianita con gafas, con pinta de profesora o de bibliotecaria, de esas a las que no dudarías en ayudar a cruzar la calle, oficiando los perversos ritos de la secta. Es casi lo que más miedo da de la peli, más maja ella… Pues bien, al final el detective abre los ojos (como diría Amenábar) y se da cuenta de que está siendo víctima de la sugestión, y todo gracias a la ancianita… ya que se encuentra el inconfundible rostro de esa mujer a la que no conoce de nada en una valla publicitaria junto a la que pasa todos los días sin prestar atención, anunciando no sé qué producto (¿la última peli de Amenábar, tal vez? no, creo que sopa de tomate, algo para los hemorroides, o algo por el estilo). Entonces se da cuenta de que todo el caso no es más que un cuento chino, y de que su propio inconsciente le ha estado haciendo jugarretas, llevándole a creer en una mentira.
Pero ahora viene lo bueno… y es cómo la visión de esta película ha influido en mi propio inconsciente. A continuación, un poco de sana paranoia existencial al más puro estilo Philip K. Dick. Agárrense a sus asientos, que vienen curvas… Veréis, soy de esas personas que nunca olvidan una cara, o eso me gusta pensar. Estas últimas semanas he estado viendo a una persona con cierta frecuencia, por cuestiones que no vienen al caso. Solo recalcaré el hecho de que es una funcionaria del estado, y de que tiene pinta de profesora, de bibliotecaria o algo así. La primera vez que la vi me pregunté dónde la había visto antes, pero no le di mayor importancia al asunto y me olvidé del tema. Mi inconsciente, en cambio, no se olvidó y siguió haciendo horas extra por la noche… Anoche tuve una pesadilla muy vívida, y salía esta persona en ella, aunque en el sueño no era miembro de una secta satánica, sino la pareja sentimental de un asesino en serie. Eso sí, la ambientación era la de un pueblo de la América profunda. Yo investigaba el caso o simplemente tenía la mala suerte de pasar por ahí, no sé. El caso es que me desperté del sueño con una terrible certeza: ya sabía dónde había visto antes a la dichosa funcionaria. Y no, no es lo que estáis pensando, no era la viejita de la peli de Amenábar. Me desperté convencido de que su rostro era exactamente EL MISMO… que el de una actriz que sale en un capítulo de Expediente X. Con la particularidad de que es un capítulo que trata de sectas satánicas, ambientado en la América profunda, y en la serie, a diferencia de la peli, es cierto que todo el pueblo está metido en la secta. La actriz en cuestión hace de profesora de un instituto, y parece una persona anodina a lo largo de todo el capítulo… hasta que al final descubres que se trata del mismísimo Diablo, que ha venido al pueblo a ajusticiar a sus seguidores. ¿Se nota que soy un fan de Expediente X? (creo que Amenábar también lo es, pues se notan ciertas influencias en su película, pero seguro que los críticos de cine no han hablado de ello). Bueno, pues como tengo toda la serie en DVD, decidí buscar el capítulo y ponerlo, más que nada para asegurarme de que no me estaba volviendo loco (¿Qué es eso de que una actriz de Expediente X trabaje de funcionaria en mi ciudad? ¿Un fallo en el programa de Matrix? ¿El Diablo haciendo de las suyas? ¿Una secta me ha lavado el cerebro, jugando con mis recuerdos?). Total, que pongo el capítulo, y para mi alivio compruebo que la actriz no tiene el mismo rostro que la funcionaria, después de todo… ¡pero aún así se parece un montón! Las mismas gafas, la misma expresión avinagrada en su cara de vieja momia… Pero definitivamente no es ella. Solo que una noche, de madrugada, por culpa de esa momia que me había quitado el sueño, llegué a cuestionarme la naturaleza del mundo que me rodeaba y mi sentido de la realidad se tambaleó por unos instantes.
El cerebro suele hacer jugarretas de este tipo con cierta frecuencia. Hilvana los datos que recibe de cualquier forma, a su manera, siguiendo su propia lógica irracional y buscando semejanzas entre el cúmulo de información que nos bombardea todos los días, para darle más sentido a un mundo caótico… y así es como vamos dando forma a la realidad entre todos, sin darnos cuenta de lo que hacemos, y de las desagradables repercusiones que eso puede tener. Todas las personas lo hacen, todos los días, a escala global. Todas las personas somos sugestionables. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra… y siempre hay alguien que la tira para lapidar a la bruja de turno. Y eso sí que da miedo.