Sonisphere 2013: Heviolismo 100%
Otra cita heavy en la ciudad y esta vez presidida, nada más y nada menos, que por la doncella de hierro. ¡Qué Margaret Thatcher ni que leches! Aquí estamos hablando de Iron Maiden, cabeza de cartel de la edición de este año del Festival Sonisphere en Barcelona. Bruce Dickinson y los suyos presentaban una gira de grandes éxitos, fiesta asegurada. La negror se extendía ya a primeras horas de la tarde por la explanada del Fòrum, a pesar del calor infernal que asolaba la ciudad. En este año sin verano, en el que hace frío un día si y el otro también, resultó que nos tocó vivir el día más caluroso de las últimas semanas. Achicharrados vimos los primeros conciertos de la tarde. Gorra y crema solar factor protección 50. Mi primer objetivo los divertidos y espídicos Red Fang. A las 16:25 asaltaban el escenario y afortunada de mí, poseía el santo grial heavy aquel día, un pase Black Circle que me permitía estar en las primeras filas, hevioleando como es debido. Seguíamos la semana Portland, Oregon. La noche anterior disfrutamos de Sallie Ford & The Sound Outside, nada más alejado de la realidad heavy, y sus compatriotas Red Fang, también de Portland nos divertían ahora en el Sonisphere mientras mr. Jason Newsted hacía headbanging en el lateral del escenario. Buena señal. El termómetro Newsted señalaba el camino. El calor seguía achicharrándonos pero no hay dolor. Como me decía un amigo, un heavy aguanta lo que le echen, es duro como una roca. Volviendo a Red Fang, sino habéis visto sus divertidísimos vídeos ya estáis tardando. Aquí os dejo una muestra. Y además en directo son brutales. Buen comienzo.
Sin duda, el heavy es uno de los pocos géneros musicales que vive relevos generacionales constantes. No había más que echar una ojeada al público del Sonisphere. Mientras en algunos conciertos de pop sólo se ven adolescentes que nunca volverán a conciertos salvo de sus ídolos, si es que duran los suficiente para sobrepasar la adolescencia; en otros géneros la media de edad sube enteros y en los mundos de la modernez los treinta y tantos triunfan pero luego si te he visto no me acuerdo. En el mundo del heavy hay rangos de edad impresionantes. Desde familias con niños y yayos incluidos, adolescentes, treintañeros, cuarentones/as, cincuentones/as y abueletes heavys de lo más dicharacheros. Está clara la razón por la que el heavy nunca muere. A muchos otros géneros les gustaría tener el público fiel que tiene el heavy metal.
Volviendo a los conciertos, tras Red Fang, Tierra Santa. Horror cañí. Momento de salir huyendo, pasearse por la zona de merchandising y otear la oferta culinaria del festival. En algún momento tendremos que comer. Y después vuelta al Black Circle a disfrutar de Newsted, la banda de Jason Newsted. Una fuerza de la naturaleza a la que Metallica pretendió tener amansada y que por cierto, no consiguieron. Si había alguien en Metallica que vivía el Metal al 100% ese era Newsted. Su manera de tocar el bajo, sin púa, apretando las cuerdas hasta destrozarlas con sus dedos es su seña de identidad. Superar a Cliff Burton era difícil, pero Jason hizo un buen papel. Reconozco que siempre he sentido especial predilección por él, le he seguido en sus aventuras extrametalica, cuando le dejaban y posteriormente con proyectos como Echobrain, Voivod o Flotsam and Jetsam y ahora este Newsted. Tiene una banda sólida, con potencia y sobre todo, sobre el escenario es un metalhead de la cabeza a los pies. Nadie se acuerda de Metallica cuando toca, es simplemente Newsted. Sus gritos a la familia metalera hicieron mella. Atentos, sacan disco en Agosto.
http://www.youtube.com/watch?v=4kRWwxCPyjw
Tras Newsted, Ghost. A ver como lo explico. Disfrazarse está muy bien y puede hasta tener gracia. Ya hemos visto grupos que van disfrazados sobre el escenario pero este grupo de monjes satánicos y su papa del infierno aburren bastante. Son una especie de circo infernal pero sin gracia. Y debajo de esos disfraces, con el calor que hacía, debían estar asándose como pollos fritos. Momento para irse a comer el bocata y coger fuerzas que aún nos quedaban unos cuantos grupos que escuchar. A las 20:45 empezaban los Maiden. Una vez que acabaron Ghost y convenientemente cenada, me fui a tomar posiciones en las primeras filas. Aún faltaban unos buenos 45 minutos y como en el Black Circle no podía estar con mis conocidos que pululaban por el festival, me aburría como una ostra entre concierto y concierto. Así que saqué mi libro de On the Road de Kerouac y me puse a leer. Ay, ¡pobre de mí! Un grupo de heavys me dijo: “!Cómo se me ocurría leer antes de que salgan los Maiden!!”. ¡¡Sacrilegio!! Ingenua de mi, no sabía que estaba prohibido culturizarse un poco entre concierto y concierto. A lo que les respondí: “¿Acaso los fans de Iron Maiden no pueden leer?”. Tras un silencio uno de ellos me dijo: “sólo si son biografías de los Maiden, por supuesto”. Para la próxima vez, tomo nota.
Y los Maiden salieron a tocar y se desató la euforia. Había llegado el momento que todo el festival esperaba. Las camisetas de Iron Maiden eran mayoría entre el personal. Ahora suelo ir a conciertos heavys con cuentagotas, pero tengo un pasado heavy. Los que hace años que me conocen lo saben bien. De hecho, mis primeros acercamientos a la música seriamente fueron a través del heavy metal y de los discos de grupos como Iron Maiden, Anthrax o Metallica. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida a mi primo David que me introdujera en el mundo del metal. Aún recuerdo ir a su casa y que desde la puerta cerrada de su habitación atronaran los Maiden a toda leche. Las portadas con el Eddie colgadas de su pared. ¡Qué recuerdos! En mi corazoncito siempre habrá un rinconcito para el metal. Señores, ¡qué bien me lo pasé hevioleando con los Maiden! Sonó clásico tras clásico, sin compasión: “Can I play with madness”, “The number of the beast”, “The trooper” con la Union Jack volando al viento en las manos de mr. Dickinson, “Fear of the dark”, “Run to the hills”, “Two minutes to midnight”, “Afraid to shoot strangers” y mientras Eddie en casi todas sus encarnaciones pululando por el escenario, en forma de soldado, de escritor, de cadáver que domina el mundo, con sus ojos enrojecidos dentro de esa calavera tan característica que adorna todas las portadas de los Maiden. Volví a ser adolescente durante unas horas, para qué negarlo. Están viejunos, unos más que otros sobre todo Nicko McBrian y Janick Gers, pero la verdad es que tienen fuelle para rato. No había más que ver los ejercicios gimnásticos que se marcaba Gers. Y mientras Dickinson corriendo de un lado al otro del escenario. Y nosotros gritamos con ellos como locos, coreando los estribillos de todas y cada una de las canciones que sonaron. La doncella de hierro nos había conquistado.
Y tras ellos, unos espídicos Anthrax con homenaje a Dio y Dimebag Darrell incluidos. Y con un “Antisocial”, de aquel disco impresionante que era y es State of Euphoria, gritado a pleno pulmón. Había un tío a mi lado que no paraba de repetir: “23 años desde la última vez que los vi, cabrones, me cago en la puta, están igual”. Pues eso, menuda hora de guitarreo y riffs potentes. Y nos regalaron una versión del “TNT”, como dijo Scott Ian, de una de sus bandas favoritas. Impresionantes.
Y tras ellos, el bajón de Megadeth. Mr. Mustaine confundió Barcelona con Madrid. La verdad es que aunque el Youthanasia me gustaba, no es uno de los grupos metaleros que más me atraen y en directo menos aún. Son bastante sosos, mucha pantalla gigante y poca emoción. Como Avantasia no me llamaban para nada y me aburría bastante, cogí el percal y me marché a casita a descansar que tenía los pies que ya ni me los sentía. Tras casi 10 horas de heavy metal non stop necesitaba un poco de paz. Descanso. Benditos tapones, el mejor invento de la historia. Sino ahora estaría sorda. Y al día siguiente para desintoxicarme un poco, música de banjos y folk tranquilo con Barbara Dane. Bueno, vale, he estado escuchando Red Fang también y Newsted, y algo de Iron Maiden. Parafraseando a la gran Bruja Avería: ¡Viva el mal, viva el Metal!