10 cosas que haré (si me dejan) este D’A 2021

“Lo digital está aquí para quedarse”. Me lo dijo anteayer por teléfono y toa mu seria mi tía burgalesa de 83 años, así que sólo pude hacer que sí con la cabeza y preguntarle acto seguido lo de siempre. Que cuando le pinchan la segunda, que qué sabe de mis primos, que si nos veremos en el pueblo, que cuánto hace que cerró el cine de la ciudad que es cabeza de provincia.

Online o presencial, aquí o desde vaya usted a saber dónde. La dualidad onda-corpúsculo aplicada a la materia de la que están hechos los sueños. Los festivales de cine no es que se adapten: es una cuestión de hechos consumados. El resultado te podrá entusiasmar o sumir en la nostalgia. Pero no es un modelo que pueda ya replantearse. Lo saben hasta las octogenarias.

D’A (Festival Internacional de Cinema d’Autor de Barcelona) 2021, sí. Y niñas y niños, no me preguntéis este año donde ponen cada cosa, porque aquí está todo bien explicadito: https://dafilmfestival.com/es/programacio/. Buscaos la vida entre el sofá de casa, los Renoir (de Barcelona y Madrid), la Zumzeig, el auditorio del CCCB y la Filmoteca. Sí, si no tenéis una subscripción con Filmin estáis vendidos (no me seáis tristes: por el precio de una entrada os abonáis todo el mes y podéis ver más de la mitad de la programación, incluyendo películas de la sección Direccions, Talents, Transicions y Un impulso colectivo, ese lugar donde empezar a conocer a los realizadores de este país que algún día merecerán el epíteto de memorables).

No, no hagamos ver como que todo va bien. El aforo en salas estará limitado, seguiremos consultando con el rabillo del ojo las aleatorias decisiones del PROCICAT y nos saludaremos con una mezcla de pandillero del Bronx y personaje excluido del montaje final de Dos tontos muy tontos: puño, codo, pecho, codo. Pero es lo que hay. No nos veremos las caras, pero los ojos son el espejo del alma -vuelvo a citar a mi tía- y con un tic en la ceja o un movimiento compulsivo del ojo derecho sabré si os ha gustado o no. A mí no me engañáis.

Pero joder, el estado de ánimo es el que es. Así que como prólogo a otra edición extraña (qué demonios: ¡anómala como el mundo mismo!) me remito a las imágenes de Carlos Balbuena en su corto -salvo el título- Toward Morning I Climb Down And Wander Back Into The House. Ecos de un confinamiento que redujo nuestras expectativas vitales a las luces y los balcones de enfrente, convertidos todos en James Stewarts sin teleobjetivos ni patas rotas. Sonsonetes inquietantes, madrugadas que nos hablaban de noches inconclusas, careos pospuestos con el tipo ridículo del espejo. Desencuentros a la hora del lobo con nosotros mismos.

“Quédate dentro. Quédate quieto”, aconsejan los versos de Raymond Carver. Y dentro estaban los nuestros, el reducido universo condensado en un par o tres de querencias innegociables. Y el continuado y exacerbante mapeo de ese nuevo-viejo mundo: nuestra casa (bueno no, todavía del banco) con las heridas del tiempo; canaladuras y desconchados en las paredes fruto de cien rabietas, excesos, éxitos y carreras que terminan con alguien magullado al fondo del pasillo.

Balbuena es un clásico de este festival y esta es su primera obra en color, sorprendente elección para describir un paréntesis existencial que todos recordaremos en blanco y negro. Su trabajo, nuevamente, tiene algo de esencial y primitivo, de primera mirada al presente sin necesidad de coger impulso partiendo de ese pasado al que su cine evoca sin añoranza alguna.

Además de Toward Morning… (que podréis rescatar el 7 de mayo a las 18h), aquí van mis 12 recomendaciones (para mí mismo) de este D’A 2021, decimoprimera edición pese a quien pese. Hay 62 largometrajes y 26 cortos entre los que elegir, así que… no te quedes con este apresurado resumen de circunstancias y cúrratelo un poquito, que luego vas diciendo por ahí lo cansado que estás de los algoritmos.

* * * * *

1.- La retrospectiva de este año se centra en los cinco largos que hasta la fecha atesora Malgorzata Szumowska, nacida en 1973 y de la que me regocija decir que no he visto nada, nada en absoluto. Por lo cual acudiré límpido y puro a la Filmoteca, el lugar donde se proyectarán entre el 5 y el 14 de este mes de mayo. A Malgorzata podréis ponerle ojos -que no cara, maldita mascarilla-, pues estará por la ciudad condal -Diablo mediante- para presentar su último trabajo con nombre de profecía cambio-climática: Nunca volverá a nevar.

2.- ¡Pero quedémonos en Polonia! Porque este año el D’A nos trae también dos producciones del país de la Szumowska sobradas de mala uva: Marygoround (2020) de Daria Woszek y Sweat (2020), firmada por el sueco Magnus van Horn. Dos vivisecciones de la tontería, las apariencias y el ansia decadentista por querer gustar.

3.- Lo japonés y su je ne sais pas. Tenemos un Suwa lacrimógeno (El teléfono del viento), una Kawase que no sabemos si nos saldrá rana o princesa (True Mothers) y un Mia Nishikawa (ahí os he pillado, ¿eh?): Under The Open Sky.

4.- La cosa esa del DAU. No, no es ninguna extensión del barrio 22@. Por lo leído es un “megaproyecto” vivo y mutante que nos narra los avatares en un centro de investigación secreto en la URSS de Stalin. Se podrán ver Natasha y Degeneration (en 3 partes, que la cosa dura casi 7 horas). Un gran hermano retro donde se mezclan personajes ficticios y reales y que ha supuesto 10 años de rodaje, acumulando más de 700 horas de material…

5.- Los asiáticos rarunos, esos hijos de su madre a los que hay que dar de comer aparte. Sí, me refiero a Hong Sang-soo y Tsai Ming-liang, ¿a quiénes si no? El coreano Sang-soo sigue a su rollo y esta me chivan que es su peli más “feminista” (ya sabéis que el término está de moda y que comienza a servir para exonerar películas formalmente horribles. A mí con que beban soju suele bastarme). Del malayo de nacimiento y taiwanés de adopción Ming-Liang se podrá ver Rizi / Days (2020), que en su trailer me ha olido a la Happy Together (pero quitando el ‘happy’ por ‘sad’) de Wong Kar-wai. Dichosos prejuicios.

6.- Volver a Alexanderplatz. Fue uno de los libros fundamentales del siglo pasado y no ha tenido ninguna adaptación a la altura (incluyo la serie de Fassbinder). El caso es que Burhan Qurbani se ha marcado un cruce entre el cine negro y el drama social en época contemporánea que pinta pero que muy bien.

7.- Los húngaros y lo malsano. Casi 10 años de silencio llevaba Ágnes Kocsis, que nos trae a este D’A su Eden (2020). Tiene pinta de flipada lynchiana con fuga distópica así que sí: es un must patillero y punto.

8.- De director del este a director del este y tiro porque me toca. De Rumanía nos llega lo último de Cristi Puiu (La muerte del señor Lazarescu (2005), Aurora (2010), Sieranevada (2016)… ¿de verdad necesitáis más referencias?), un artefacto de época que no será nada fino: Malmkrong. Sí, pase único: pillaos entradas pero yaaa.

9.- Cuestionar la realidad en la que uno vive (¡¿qué realidad?!) es justo y necesario. Y la película que a priori cumple este año tal función es The Monopoly of Violence (David Dufresne, 2020). Macron y su “todo va bien” -cambien el nombre del presidente y reubiquen la ironía en cualquier otro país europeo- recibe de su propia medicina; otra revalida de un estado del malestar del que cualquier puede ya dejar testimonio móvil en mano.

10.- Y ya que hablamos de realidad (o de la permanencia de eso que hace que la distingamos de la ficción: los recuerdos) tocará asomarse a Los continentes de Pedro Kanblue. Un documental sobre la persistencia y el olvido o de cómo existe una conspiración para que todo lo que importa termine arrinconado en la inasible nube.

11.- Abel Ferrara (renacido para la cinefilia exigente en su anterior Tommaso (2019) y con Willem Dafoe convertido en su definitivo alter ego) se nos va ahora a Siberia (2020). Ya os lo imagináis: un tipo más bien solitario en una tierra más bien yerma cuestionándose todo sobre su pasado y su presente. Es un Ferrara, sabéis a lo que vais.

12.- Y esta última sí que la he visto, así que hablo -raro en uno- con conocimiento de causa: First Cow (2019) de Kelly Reichardt estará tras su anhelado estreno en el top 3 del año… ¡hasta del crítico más desalmado! No es cine, es Walt Whitman sublimado. Vedla o pereceréis en la inopia.

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