Vive la France! Neil Young nos espera.
El anuncio de gira de Neil Young por Europa este verano corrió como la pólvora, las primeras fechas se anunciaron en Inglaterra y los rumores y especulaciones empezaron a circular sin parar. Young volvía y además con sus Crazy Horse. Sería el concierto de este año, sin duda. La gira serviría de presentación de su último disco Psychedelic Pill, el número 35 de su longeva carrera. Los mails, mensajes y llamadas se sucedieron sin descanso. Había que esperar, seguramente anunciaría más fechas. Y algunas fechas más cayeron: Francia, Alemania, Holanda e Italia, pero para desgracia de muchos, ninguna fecha en nuestro país. Esto podría parecer raro pero lo cierto es que es algo cada vez más habitual. Gracias a nuestro maravilloso gobierno y sus aumentos del IVA desmesurados que convertirán la cultura en un bien accesible para pocos, muchas giras internacionales evitarán pasar por nuestro país. Lo malo es que no sólo los grandes nos evitarán sino que la mayoría de grupos pequeños, de los que podíamos disfrutar hasta ahora, no podrán permitirse el lujo de tocar en nuestro país. No les saldrá a cuenta económicamente, casi sería un suicidio lleno de pérdidas desastrosas. Eso es la muerte no sólo para el amante de la música en directo, sino para miles y miles de personas que viven de ello y que hacen posible que esto funcione, entre periodistas, promotores, músicos, salas de conciertos, etc,…
Muchos han sido los rumores que situaban al de Winnipeg en nuestras tierras este verano desde que se anunciaron las primeras fechas de su tour en Inglaterra. Festivales como el Azkena Rock de Vitoria sonaban como firmes candidatos, pero lo cierto es que ninguna de esas posibilidades se materializó y para que vamos a engañarnos, se va a materializar. Todas nuestras ilusiones de ver al canadiense en casa se esfumaron poco a poco. ¿Por qué? Sencillo. En esto de los festivales hay una lucha atroz, casi titánica por ver quien la tiene más grande. Es una lucha a muerte en la que los festivales se destripan los unos a los otros para conseguir traer al mejor cabeza de cartel y sobretodo, conseguir atarlo en exclusividad, cueste lo que cueste. Traducido al cristiano significa que grandes festivales prohiben por contrato que los grupos que toquen en esta edición puedan tocar aquí durante un año entero, es el caso del Primavera Sound, por ejemplo. Esta jugada es muy habitual en estos escenarios de batalla musical. Este año el festival de Biarritz se ha llevado la palma con Neil Young y sus Crazy Horse, lo cual significa que en su contrato de exclusividad, por el que debe haber soltado una pasta de esas que causan escalofríos (no olvidemos que el caché de Young ya era altísimo en los 70, imagínense ahora), evitará que el canadiense cruce la frontera y venga este verano a comerse unas tapas por nuestras ciudades. Si alguna vez hubo alguna posibilidad de que Young pisara este verano algún escenario conocido para nosotros, gracias a Biarritz se esfumó por completo.
Como dice el dicho, si Mahoma no va a la montaña, la montaña tendrá que ir a Mahoma. Y cuando el sol apriete y la canícula nos derrita de calor no nos iremos al sur en busca de preciosas playas en las que bañarnos y refrescarnos, sino que emigraremos hacía el norte en formación rockera y dispuestos a darlo todo, hordas y hordas de fanes de Young cogerán el coche, el tren o el avión y se marcharán fuera escuchando el Harvest o el After the Gold Rush mientras están en ruta, hacía la bella Francia más concretamente, para poder disfrutar de uno de los mejores y más grandes músicos vivos que hay sobre la faz de la tierra. La posibilidad más cercana es la ciudad de Nîmes donde sus ancestrales Arenas acogerán un doble cartel de aúpa. Neil Young con Crazy Horse y Patti Smith como telonera. Se me corta la respiración nada más pensarlo. Cuando allá por diciembre salieron las entradas a la venta, sólo anunciaba Neil Young with Crazy Horse + Invite, ahora se ha materializado ese invitado en una telonera única regalo de los dioses, Patti Smith. No lo duden, seguramente podremos disfrutar de algún momento conjunto sobre el escenario, son viejos conocidos. Es uno de esos carteles de lujo, el mejor regalo que la música le puede hacer a uno, que se imagina solamente en sueños y que de golpe y porrazo, milagrosamente, se convierten en realidad.
Lo más fuerte de todo, es que además podremos verlo a Neil Young y Patti Smith por un precio más que asequible, porque no nos engañemos, este cartel aquí llegaría a los cientos de euros. Ver a Tom Waits sin teloneros ya costó en el Auditori del Forum de Barcelona más de 100. Imagínense lo que costaría aquí ver a Neil Young y Patti Smith juntos la misma noche. Uff. Pues a eso, súmenle ahora un 21% más de IVA. Inimaginable, imposible, causa improbable, Neil Young no visitará España con sus caballos locos en mucho pero mucho tiempo. No podemos competir con los precios de Francia y menos con un IVA escandaloso que mata la cultura y la desangra poco a poco lastrándonos. Y más como está la situación actualmente.
Cada vez menos gente va a conciertos, cada vez somos menos los que asistimos con éxtasis a los directos en salas de nuestros país, buena parte de la culpa la tienen los precios de los mismos, que IVA estratosférico mediante, se han vuelto prohibitivos y más en una situación de crisis como la nuestra. Pero también es cierto que aquí pasa algo que siempre sorprende fuera de nuestras fronteras, no tenemos cultura musical, la de la pandereta y la bata de cola si, esa si que la tenemos y de sobras. ¡Y Olé! Pero algo pasa cuando ves que a partir de cierta edad, la gente desaparece del panorama de conciertos. Es curioso que las personas que más poder adquisitivo tendrían que tener, a partir de los 30, por poner una fecha, empieza a dejar de ir a conciertos. Ya se sabe, los hijos, el trabajo,…Hay cosas que uno no puede hacer, porque ya no tienes edad para eso. ¡Ja! ¡Qué se lo digan a Neil Young! Con 67 años rockea más que todo este país de mierda junto. Cuando vienen The Who a Barcelona por primera vez y suspenden porque no han vendido suficientes entradas es que algo huele a podrido y no precisamente en Dinamarca. Pero eso si, los toros, que no nos los toque nadie aunque verlos cueste un riñón, pero claro como tienen un iva reducidísimo. Triste pero cierto, como igual de triste es tener que irte a otro país para ver grandes conciertos como estos. Nos ha pasado con Neil Young este año, nos pasó el anterior con Tom Petty y no serán los últimos, me parece que a partir de ahora vamos a tener que acostumbrarnos. Es un milagro que el tejido que sostiene los conciertos en este país se aguante, pero gracias a pequeñas promotoras que se dejan sangre, sudor y lágrimas, podemos disfrutar de un puñado de buenos conciertos en nuestras ciudades. Alabados sean. Hagan ustedes el favor de ir a verlos, se lo pasarán teta, se lo aseguro. No dejemos que nos quiten lo poco bueno que nos queda. Y a los señores del gobierno, espabilen ustedes, porque todo ese dinero que quieren recaudar con su 21% este año se va a ir a Francia a ver a Neil Young. Keep on rockin’ in the free world.
Que bien escribes, coño!!
Gracias primo!!! 🙂