The Tallest Man on Earth. Barts.
Barcelona era la primera parada del nuevo tour del sueco Kristian Matsson, más conocido como The Tallest Man on Earth. No presentaba nuevo disco, aunque anunciaba que en breve daría grandes noticias. Así que estad atentos a un posible trabajo para este 2019. Pero si que traía nuevas canciones, un proyecto de cinco temas por entregas que hizo el año pasado, titulado When the Bird Sees Solid Ground. Primero llegó “An Ocean” en marzo; “Somewhere In The Mountains, Somewhere In New York” en abril; “Forever Is A Very Long Time” y “Down In My Heart” en agosto; y finalmente “The I Won’t Sing No More”.
Foto: Jordi Vidal
Aún recuerdo la fascinación de sus primeras actuaciones en Barcelona. En salas pequeñas. Tan íntimas y directas, perfectas para sus canciones. Especialmente un concierto en el Sidecar. El solo con su guitarra y su voz, ocupaba todo el escenario desnudo. Se le quedaba pequeño. En la Barts sucedió lo mismo. Volvía en solitario, sin la banda que le acompañó en su anterior gira. Matsson se multiplica, se expande con su música. No importa cuan grande sea el escenario. Acompaña su actuación de una danza inquieta y rítmica. De una energía desaforada.
A la guitarra, a veces al teclado, pero sobre todo a la guitarra, The Tallest Man on Earth emociona y transmite. Atrapa en su hechizo a sus oyentes. Simpático y hablador, pidió perdón por tener tantas canciones tristes. No hace falta. Nos llega, conecta. Matsson interpreta sentidas y desgarradoras melodías con tal luminosidad que desarma. El cantante y compositor conecta con su audiencia, habla con ella, la mira cara a cara directo a los ojos. Y eso le gana seguidores fieles.
Recorrió sus discos durante toda la actuación. Evidentemente, no faltaron sus clásicos como “The Wild Hunt” o “I Won’t Be Found”. Y nunca falta tampoco en sus visitas a nuestras tierras “King of Spain”. El público entregado, parecía casi hechizado. Las caras de felicidad llenaban la sala mientras coreaban las canciones sin parar. Matsson repetía una y otra vez lo afortunado que era de poder estar de vuelta, de poder dedicarse a la música, a sus canciones tristes. Agradecido y sincero. Recordaba la primera vez que vino a tocar hace diez años al Primavera Sound con sus dos guitarras. Ha vuelto muchas veces más, afortunadamente. Y esperemos que vuelva muchas más.