Spinvis, la intimidad de una canción

Estos días estoy haciendo un curso de holandés en Zeist organizado por la taalunie. Me lo estoy pasando muy bien, mejorando el idioma, conociendo a gente estupenda de todo el mundo, visitando ciudades en las que no había estado nunca y otras en las que he estado tantas veces que ya casi las siento como mías. Entre muchas otras cosas, también hemos disfrutado de la música holandesa. Yo suelo venir mucho a festivales y conciertos a este país que además tiene muy buen gusto musical, aquí puedo ver grupos que en casa no podría ver ni en mil años. Pero lo cierto es que de la música holandesa sé más bien poco por no decir casi nada. A parte de Jacco Gardner, increíble músico que todos ustedes deberían escuchar o The Gathering a los que hace años que perdí la pista, no he escuchado más música holandesa y estos dos ejemplos ni siquiera cantan en holandés. Así que es estupendo escuchar más de otras músicas que no conoces. Así es como descubrimos a Spinvis, detrás de este nombre se esconde Erik de Jong, pero junto a él lleva una banda de apoyo que le ayuda a crear las sonoridades de sus tranquilas canciones.

 

Spinvis

 

En el curso nos regalaron su último disco Tot ziens, Justine Keller, estudiamos y analizamos sus canciones en clase y el lunes pasado pudimos verlo en directo con su banda en el bar del hotel donde estamos alojados. Fue un concierto íntimo y directo, de esos en los que sientes la energía fluir de los músicos al público y al revés. La mayoría del público sentado en el suelo escuchando atento las canciones del grupo. La verdad es que suenan mucho mejor en directo que en disco, no es que suenen mal pero sobre el escenario la banda suena más orgánica, más física. Las canciones crean atmósferas sonoras que transportan emociones sentidas y delicadas que van subiendo de intensidad. La noche empezó con “De grote zon”, un relato de un viaje a dos, de paisajes que son un recuerdo y que nos llevan a los momentos felices que vivimos. Sus letras melancólicas y poéticas, llenas de metáforas emocionales, merecen una lectura tranquila y sosegada. Si entiendes el holandés, claro.

 

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El chelo y la voz de Saartje Van Camp acompañaba a la perfección la voz de Spinvis así como las harmonías de voces que el resto de la banda, como un eco sentido, cantaban. Canciones como “Heel Goed Nieuws” caldearon el ambiente, posiblemente la canción de la que más gente se ha enganchado, mientras “Club Insomnia” nos transportó en un in crescendo sónico. Sonaron también canciones de sus anteriores trabajos como “Wespen op de appeltaart”. Pero lo mejor es que se estableció una conexión inmediata entre su música y el público, un público totalmente diverso y con gusto musicales diferentes, personas que vienen de 29 países distintos. Algo difícil de conseguir. Su música tiene elementos folk y pop, de ese pop delicado que cuando quiere tiene la fuerza para emocionar rockeando, “Club Insomnia” es un buen ejemplo. Canciones con historias detrás, emociones y sentimientos, que seguramente el idioma impedirá que te lleguen, pero con melodías que enganchan. El concierto terminó con la primera canción de su último disco “Oostende”, el inicio de la historia de esa Justine que le da título. Volveremos a casa con su música en el bolsillo. Dadle una escucha que merece la pena aunque no entendáis la letra y si queréis saber que dicen, siempre podéis preguntarme.

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