Sitges Film Festival 2022. Películas destacadas (I)

Muchas han sido las películas que en este 55º Festival de Cine Fantástico de Cataluña nos han llamado la atención, pero como lo bueno, si breve, dos veces bueno, os traemos una pequeña selección en tres entregas de algunos de los títulos más memorables.
01. Flux Gourmet (Peter Strickland, 2022)
Rituales performáticos

Los fans de Peter Strickland están, definitivamente, de enhorabuena. Si películas como Berberian Sound Studio (2012), The Duke of Burgundy (2014) o In Fabric (2018) sorprendieron por su puesta en escena, su trabajo con el sonido y sus originales tramas, en Flux Gourmet el director eleva el riesgo a la enésima potencia combinando alta cocina con arte contemporáneo, conspiraciones y luchas de egos, todo ello protagonizado por unos personajes histriónicos, desaforados y un tanto caricaturescos que, no exentos de una cierta inocencia, mantendrán su lucha particular por defender su propia idea de arte. Strickland sitúa la trama en el Sonic Catering Institute, una residencia para artistas muy particular. Ubicada en medio de la naturaleza, la mansión que acoge al colectivo todavía sin nombre (¿Elle and The Fatty Acids? ¿ Elle and the Artificial Additives? ¿Elle and the Gastric Ulcers?) se convierte casi en una protagonista más, acogiendo con complicidad los ensayos, ejercicios y experimentos culinario-performativos de tres personajes que se odian tanto como se necesitan. Las relaciones de poder que estructuraron la trama de The Duke of Burgundy aparecen de nuevo en Flux Gourmet cobrando una especial relevancia, y el choque de personalidades acabará teniendo consecuencias inesperadas. Como en sus anteriores filmes, la puesta en escena, manierista hasta la extenuación, predomina sobre la trama, que no es más que una excusa para entregarnos una colección de inolvidables e impactantes imágenes compuestas con tanta elegancia como sentido de la irreverencia. Podría parecer que Strickland habla en Flux Gourmet de la performance y el arte contemporáneo, pero en el fondo esto es lo de menos. Porque lo que de verdad le interesa son las relaciones entre los personajes y la celebración de sus rituales particulares: un poco hiperbólicos, un poco desconcertantes, un poco ridículos, pero siempre hermosos y sobre todo divertidos. Rituales llevados a cabo por personajes que no son más que los protagonistas de su última película, en efecto, pero que también podrían habitar un lienzo cualquiera en una inquietante composición pictórica del S XIX.
02. Something in the Dirt (Justin Benson, Aaron Moorhead, 2022)
Fenómenos paranormales para gente (demasiado) normal

“Dedicada a todos aquellos que hacen películas con sus amigos” Esta frase que aparece en los créditos del último filme de Benson y Moorhead se convierte en toda una declaración de principios e intenciones para la que ha resultado ser una de las propuestas más frescas, humildes y divertidas presentadas en este festival. Jugueteando con los códigos del cine documental y aquellos “Cómo se hizo” que tanto fascinan a algunos amantes del cine (¿Qué hay detrás de todo lo que vemos en la pantalla? ¿Cómo se construyen esas ficciones que tanto nos fascinan?), Benson y Moorhead captan en Something in the Dirt un cierto estado de ánimo que bien podríamos calificar como el predominante del S XXI en el ciudadano medio: una mezcla desigual de abulia, impotencia, conspiranoia y esperanza misérrima de que cambiar la situación personal (generalmente precaria y deprimente), dependa de uno mismo y no sea responsabilidad única de un sistema neoliberal al que los seres humanos le importan más bien poco. Hay en Something in the Dirt fenómenos paranormales, sí, pero aun así dudaría en calificarla como “película de ciencia ficción”. Hay minerales que flotan, luces que aparecen de la nada, absurdas coincidencias demasiado rebuscadas como para ser fortuitas. Hay también un intento, tan desesperado como cómico por parte de sus dos protagonistas, de encontrar explicación a dichos fenómenos y, al mismo tiempo, de sacarles un cierto partido económico. Después de todo, hoy en día uno puede hacerse famoso por cualquier chorrada, ¿no? Something in the Dirt arranca más de una carcajada, sí, pero aun así, dudaría de calificarla como “comedia”. Y no, no es que se tome en serio a sí misma, al contrario, es que capta con especial agudeza la amargura sincopada de estos tiempos convulsos que nos ha tocado vivir. Por eso nuestra sonrisa inicial deviene posteriormente amarga reflexión, porque en el fondo todos somos un poco como sus dos protagonistas: perdedores relativos capaces de aferrarnos a un clavo ardiendo si tenemos la más mínima esperanza de que dicho clavo nos hará mínimamente felices, aunque sea por un fugaz instante.
03. Mantícora (Carlos Vermut, 2022)
El monstruo interior

El pequeño revuelo –no exento de polémica– que ha levantado el estreno del cuarto filme de Carlos Vermut en el Festival de Sitges, confirma su innegable habilidad para poner el dedo en la llaga profundizando en un tema tan contemporáneo como atemporal. Los monstruos, ¿nacen o se hacen? ¿Qué aspecto tienen? ¿Alguien sabe en realidad como es un monstruo? ¿Podríamos llegar a ser capaces de identificarlos a tiempo, o solo lo logramos cuando ya es demasiado tarde? ¿Y si resulta que todos tenemos un monstruo en nuestro interior, aunque a día de hoy aun no lo sepamos? Mantícora es, sin duda alguna, la película más madura, desnuda y sincera de Carlos Vermut. Despojada por completo de ornamentos, esta ascética historia de amor que deviene en historia de terror (o viceversa), pone el foco de atención en el personaje de Julián, diseñador de videojuegos (concretamente, de “monstruos” para videojuegos) cuya vida sufre un vuelco al descubrir que no es quien creía/pretendía ser. Podría haber sido este un retrato frío y distanciado del monstruo como símbolo, o una radiografía cruel y descarnada que nos hiciera sentir repulsión por su protagonista, pero la inmensa humanidad con la que dota Vermut al protagonista (y por supuesto, Nacho Sánchez con su interpretación) no hace sino que sintamos una “culpable” e inevitable empatía hacia él: hacia su tristeza lánguida, su entrañable timidez y su eterna inseguridad. ¿No tenemos, al fin y al cabo, todos y cada uno de nosotros, algo de basura escondida bajo la alfombra? ¿Y no seguimos siendo humanos a pesar de ello? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.