Mueran Humanos, la música flota
Hoy tenemos el placer de publicar la entrevista que nos ha concedido este interesantísimo dúo argentino, que tiene un estilo absolutamente hipnótico. Ellos son Carmen Burguess y Tomás Nochteff, pero los conocerás como Mueran Humanos. Los tendremos este viernes tocando en la sala Z0W1E y este sábado en Moby Dick. Si estás vivo, no deberías perdértelos. Y si estás muerto, tampoco.
Empezaremos con cuatro preguntas genéricas que les hacemos a todos los creadores.
¿Por qué punk?
Yo leí acerca del punk y vi fotos antes de escucharlo, me activó la imaginación, hablo de mi infancia y pubertad. Con el libro “Punk, la muerte joven” de Carlos Kreimer me fui a recorrer disquerías de Buenos Aires con 13 años y el primer disco que compré fue My Life in the Bush of Ghosts de Brian Eno y David Byrne, ya que ellos aparecían nombrados en el libro y el disco era el único que me podía costear. Cuando lo escuché me pareció que tenía total sentido con la idea de punk que me había hecho en la cabeza. Luego escuché a los Ramones y no me gustaron, demasiado pop, no lo entendí. De esa confusión creo que viene mi relación con el punk. Me metí en el underground de Buenos Aires, vi la primera época de Todos Tus Muertos, Los Pillos, Los Corrosivos, eran recitales muy minoritarios, acosados por la policía y donde se descargaba toda la rabia, la angustia y el placer de sentirse ajeno a la sociedad. Esa es la idea de punk que tenía aunque a esa música ahora se la llama “post punk” yo lo viví como punk, todo mezclado con el anarquismo, los fanzines, la liberación sexual, el cine, la literatura, el habitar las calles y el huir de la policía. A los 17 años ya estaba desencantado del punk, cuando se perdió ese eclecticismo y se empezó a dividir todo en tribus, pero algo de eso siempre se quedó conmigo. Inmediatamente empecé en mi primera banda, Dios, que nunca tuvo lugar en la escena punk. En retrospectiva entiendo que Argentina es un país con un fuerte componente fascista, autoritario, y eso hizo que algunos nos rebeláramos de forma radical y con un nihilismo rabioso que lamentablemente les costó la vida a algunos. La individualidad y el odio frente a un mundo uniformado era el valor que nos unía. Lo que se entiende por punk hoy no me identifica, tampoco es que esté buscando algo con que identificarme, más bien todo lo contrario. Hoy me parece más punk en Argentina el cine de César González que la mayoría de los grupos.
¿Hacia dónde va vuestra música?
La música no va a ningún lado; la música flota y si tenés suerte podés flotar con ella.
¿Qué bandas o músicos os han influenciado más?
La idea de rock que tenemos nosotros es la de un arte total. Algo que empezaría Velvet Underground y los grupos que los siguieron en esa idea: The Fall, Joy Division/New Order, Coil, Suicide, por nombrar algunos de los más importantes para nosotros al menos. La manera en que funciona la influencia en este caso es como inspiración para buscar un sonido propio, una expresión individual, total y honesta, desde el desconocimiento y el mandarse a hacer algo aunque no sepas.
¿Cuál es vuestra banda actual preferida y por qué?
Me gustaba mucho Total Control pero hace tiempo que no hacen nada. Me gustaba mucho Fasenuova pero se separaron. Me gusta Iceage, en vivo son buenísimos. En este momento una de mis bandas favoritas son mis amigos de Sei Still, un grupo muy joven de México, que están influidos por Neu!, Joy Division y en parte por nosotros (y eso me emociona), pero ya han desarrollado su propia personalidad. Creo mucho en ellos, su último disco es buenísimo. En Buenos Aires hay una banda nueva que quiero recomendar: Chilkano. Estoy escuchando mucho el último disco solista de Sergio Rotman, “Odio”, me encanta. En Brasil están Rakta. De Berlín me gusta Gewalt, me gustan Anika y Molly Nilsson. Ya está, nombré a todos mis amigos (casi). ¿Qué esperabas? Siguiente pregunta.
Y ahora, pasamos a unas preguntas concretas sobre la banda. ¿De dónde surgió la idea de llamaros Mueran Humanos?
De mi trabajo como corrector en un diario, en mis primeros veinte, que implicaba leerlo completo cada día. Cuando volvía a mi casa me sentía enfermo e infectado de ese discurso manipulador, mentiroso y normativo. Haciendo ese trabajo descubrí que el lavado cerebral funciona asociando unas palabras con otras, siempre las mismas hasta que subrepticiamente te van armando una ideología. Inspirado por la teoría del cut-up de Gysin y Burroughs empecé a hacer cut-ups con titulares de periódicos al salir del trabajo, a desarmar esas conexiones de palabras, como forma de limpiar mi psique de toda esa infección y volver a ser dueño de mi cerebro después de alquilarlo para sobrevivir. Autodefensa Psíquica, parafraseando a Dion Fortune. Colgaba los cut-ups en las paredes de mi casa hasta que se me ocurrió llevarlo más allá: hice un fanzine fotocopiando y engrapando los cut-ups. El fanzine no estaba firmado y lo repartía anónimamente, dejándolo en bares o paradas de buses, etc. La idea era una especie de guerra privada contra la media. Cuando ves todos los cut-ups juntos te das cuenta de que las palabras de los titulares siempre son palabras relacionadas con el miedo y el pánico. Por eso el fanzine se llamaba Mueran Humanos, porque es el mensaje secreto de la media. Cuando empezamos el grupo nos pareció un buen nombre, ahora no me lo parece tanto. Una cosa que me gustó en ese momento es que veníamos de Buenos Aires y estábamos en Barcelona, lugares donde los grupos en general tenían una actitud muy pasota, poco comprometida, blanda y casual. El nombre era una forma un tanto humorística de marcar la diferencia con esa actitud que me resultaba cobarde ante el fracaso y fundamentalmente aburrida y carente de sentido. Caer en la banalidad es un riesgo que corremos todos los artistas pero tomarla como punto de partida y objetivo me parece una actitud extremadamente negativa y derrotista. Nuestra actitud opuesta, la de tomarnos brutalmente en serio, a veces se confunde con arrogancia, pero es lo contrario. Es humildad frente a la música y frente al escenario, cosas que considero sagradas y en las que si voy a intervenir considero mi obligación darlo todo, jugármelo todo y estar dispuesto a perderlo. Mueran Humanos es un nombre ridículo y por lo tanto una forma de desafiar al ridículo. Tiene sus contras. El otro día un amigo alemán, un tipo normal que no está en la música y no sabe nada de nuestro grupo, me ofreció participar en un concierto a beneficio para pacientes de cáncer y le dije que sí, porque me encantaría hacerlo, pero no sé cómo se lo van a tomar cuando entiendan qué significa nuestro nombre… ja, ja.
Cuando empezasteis el proyecto, ¿teníais claro que siempre iba a ser un dúo? ¿Por qué?
Porque queríamos hacer algo nosotros dos solos. A partir de esa limitación nos las ingeniamos para ser autosuficientes. Por ejemplo: usar cajas de ritmo, tocar varios instrumentos a la vez, etc.
Escuchando vuestra música, pienso en postpunk, pero también en electrónica, industrial, drone, krautrock y otras músicas de vanguardia. Cuando alguien os pregunta qué música hacéis, ¿cómo os definís?
Me choca esa pregunta. Cuando me lo preguntan contesto que no me gusta la idea de género, que intentamos hacer algo personal, que escuchen el grupo y saquen sus propias conclusiones, me rompe las bolas tener que explicar esas cosas. De todas maneras hay etiquetas que me molestan más que otras, por ejemplo cuando dicen que hacemos “synth pop” me indigno. Cuando dicen “post punk” o esas cosas me molesta menos, aunque lo que se entiende hoy por “post punk” (o esas cosas) es irrisorio.
En general, vuestros temas son muy hipnóticos. Pienso en ‘Cosméticos para Cristo’, ‘Monstruo’ o ‘El círculo’, con riffs repetitivos y frases lapidarias que atrapan. ¿Buscáis inducir a una especie de trance?
Sí, principalmente en nosotros mismos (inducir el trance) y luego en los demás, como subproducto. El trance inducido por la música es un regalo de Dios. Yo no necesito meditar, puedo escuchar música repetitiva y obtener los mismos beneficios, o bailar. Un poco eso es lo que dice una canción nuestra “el vino de las orgías/ el té de los monasterios/ es lo mismo”. Siento la música casi tanto como un evento de la vida real, si me gusta me produce una felicidad intensa y si no me gusta me produce angustia y rabia. Me cuesta mucho estar en tiendas porque el hilo musical me irrita demasiado.
La música no va a ningún lado; la música flota y si tenés suerte podés flotar con ella.
-Tomás Nochteff
En vuestra música, me da la impresión de que las letras son un detonante que desata una línea de bajo y de ahí se trabaja la atmósfera del tema. Como en “El círculo”, os imagino dándole vueltas al verso “No puedes respirar nuestro aire” y elaborando desde ahí. ¿Cómo funciona el proceso de composición?
Sí, es algo así en ese y otros temas que se fueron armando sobre la repetición. Compusimos mucho así, encontrábamos un elemento musical cualquiera, lo repetíamos y repetíamos y se nos iban ocurriendo cosas, yendo de algo abstracto a algo concreto, intentando usar esa hipnosis como un vehículo sobre el cual montarnos y lanzar misiles. Pero el disco nuevo, Regresión, está compuesto de otra manera: Carmen empieza con un teclado de veinte euros, una baratija muy limitada, y yo me sumo con el bajo y armamos el tema con esos elementos básicos. Carmen escribe la letra y la melodía de voz, con alguna colaboración mía. Luego lo pasamos al Moog, MPC, pedales, etc., y lo llevamos al sonido Mueran Humanos.
Vuestras letras me fascinan por su poesía salvaje y descarnada. ¿Qué poetas o escritores diríais que os han influido más?
Como poetas, T.S. Eliot, Alejandra Pizarnik, Baudelaire, San Juan De La Cruz, Pessoa, Rimbaud, Dylan Thomas. Como escritores, Melville, Beckett, Alberto Laiseca, Borges, Roberto Arlt, Jean Cocteau, Gide, Algernon Blackwood, Kafka, Arthur Machen, Philip K Dick. No sé, la lista es interminable, leo mucho, todo el tiempo. Ayer terminé La Novela Luminosa de Mario Levrero y empecé Las Amigas de Aurora Venturini, excelentes novelas las dos. Pero no creo que nuestras letras sean literatura ni que estén en la misma liga que la literatura. Son letras de canciones, funcionan con la música, es otra cosa. Dicho esto, es cierto que le prestamos mucha atención al detalle en las letras, uno después tiene que salir a cantar eso noche tras noche, tienen que decir algo que sea verdadero, algo por lo que uno esté dispuesto a salir y exponerse, intentamos dentro de nuestras limitaciones no cantar boludeces ni falsificar emociones.
En vuestras letras me parece que hay una celebración de lo grotesco, de lo surrealista, de lo monstruoso. ¿Qué mensaje persigue Mueran Humanos?
Buscamos expresar algo verdadero creando algo bello. Bello, no “lindo”. Lo de “grotesco, surrealista y morboso” nos sale así.
El aspecto artístico y visual es un aspecto destacado en el proyecto Mueran Humanos, desde el artwork de Carmen al film experimental que acompañó al disco Hospital Lullabies. ¿Le dais la misma importancia a la dimensión visual que a la musical?
No, pero casi. Cuando empezamos todo tenía la misma importancia, no armamos un grupo de música sino una alianza entre los dos con la idea de crear cosas juntos y combinar las que creáramos por separado, a eso bautizamos Mueran Humanos y lo primero que hicimos fue una instalación que incluía muchas disciplinas. La música se impuso sola con el correr del tiempo.
En la reedición de vuestro disco de debut, incluisteis cartas al azar del Tarot Toth de Aleister Crowley. ¿Podríais explicar cómo se os ocurrió?
Simplemente me pareció un juego divertido, los discos salen de la fábrica todos juntos como un mazo, se les pone una carta de Tarot a cada uno y a medida que la gente los compra empiezan a viajar por el mundo y al moverse de esa forma van configurado y reconfigurado una tirada de Tarot cuya mesa es potencialmente el planeta entero y está transformándose a cada momento. Me gustó esa idea y la repetimos en la reedición.
Sois dos argentinos afincados desde hace tiempo en Alemania. Pienso en vosotros y trazo una línea con Iggy y Bowie en el Berlín de los 70. ¿Por qué creéis que Berlín sigue seduciendo a los creadores?
Iggy y Bowie me han influido más que Berlín en sí mismo, especialmente Iggy. Los tres primeros discos de Stooges y The Idiot son algunos de los discos más importantes de mi vida. Iggy es muy popular en Argentina, incluso tuvo una novia argentina, a la que le dedicó un tema: ‘Nazi Girlfriend’… jaja no su momento más inspirado. La cuestión es que fue muchísimas veces a tocar y yo fui a todas, religiosamente. Iggy para mí y mis amigos era como el Papa, el Papa de los inadaptados, podía sacar discos malos pero cuando se subía al escenario y tocaba ‘Search and destroy’ era el amo del mundo, lo adorábamos como a un santo, y al mismo tiempo él es una persona muy cálida, muy accesible, habla con todo el mundo, no se comió el viaje del rock star inalcanzable, no es un gringo estúpido, conozco muchas historias de amigos que terminaron con Iggy en X situación, eso lo hace todavía más especial, es callejero, es uno de los nuestros. Los argentinos somos muy pasionales con la adoración, la construcción de ídolos y modelos de conducta, y con Iggy nos volvimos totalmente tarados (bueno al menos yo, para Carmen Iggy no significa mucho). No sé bien qué tiene esta ciudad. Llegamos por descarte, huyendo de Buenos Aires primero y Barcelona después, ciudades más lindas pero donde sentíamos que no había lugar para lo que hacíamos. O sí, pero yo abandoné mi ciudad cuando me di cuenta de que no servía para el trabajo ni para el crimen, solo me quedaba el arte, o sea que tenía que moverme a alguna parte donde pudiera vivir de esto. No me trajo el supuesto romanticismo de Berlín, nunca sentí esa atracción, llegué por supervivencia pura. Lo que más nos benefició es que aquí no es absolutamente imprescindible pertenecer a una escena ni hacer sociales para tener una presencia, basta con la obra hasta cierto punto. Esa es una diferencia muy grande con Buenos Aires y Barcelona. Y a nosotros por ser bastante, digamos, antisociales eso nos beneficia. Es una ciudad muy individualista y eso a alguna gente la jode y a otra la conforta. Siempre pensamos en irnos y nos terminamos quedando, aunque sé que no me quiero morir aquí.
Vamos a hacer un viaje en el tiempo. Si os dieran a elegir entre tocar con Violeta Parra a principios de los años sesenta o con Einstürzende Neubauten en 1983, ¿qué elegiríais?
Creo que sería más impactante si tocáramos con Violeta Parra. Además, me encantaría conocerla. A los Neubauten ya los conozco y los he visto tocar en vivo, y hasta han tocado en nuestros discos (Jochen Arbeit, en ‘Miseress’). Así que sí, Violeta Parra sin duda.