Motor Girl de Terry Moore

Hacía años que Motor Girl rondaba en la mente de Terry Moore. Desde que acabase su famosa e imprescindible Strangers in Paradise en los noventa, Samantha se le aparecía intermitentemente en sus dibujos, pero se cruzaron antes en su camino Echo y Rachel Rising. Tardó en nacer, pero finalmente llegó, autoeditado por su sello Abstract Studios. Afortunadamente, ya está aquí esta serie limitada de diez números recogidos en un solo tomo y editada aquí por Norma Editorial.
Motor Girl cuenta la historia de Samantha, una joven veterana de guerra que vive en un desguace con un gorila llamado Mike que viste y habla como un humano. De hecho, es su mejor amigo. El desguace es su vida, su refugio, el lugar donde se siente en casa, aunque no es su casa realmente. Es el negocio de la entrañable ancianita, Libby. Una noche, unos pequeños extraterrestres visitan el desguace tras sufrir un accidente con su nave espacial. Y Samantha y Mike tendrán que enfrentarse a un sinfín de aventuras desenfrenadas. Entre ellas, luchar contra una corporación que pretende comprar el negocio a Libby para hacer unos extraños experimentos. Esta es la premisa inicial de la última maravilla de Terry Moore. A partir de aquí, Samantha tendrá que luchar también con su propia mente, la realidad se abre paso y su salud mental se resquebraja. Motor Girl tiene todos los elementos que hacen maravillosos los cómics de Terry Moore: un personaje femenino fuerte e independiente, un dibujo claro y directo marca de la casa, el humor que nunca puede faltar y un buen ritmo a la hora de contar la historia. Puede parecer una obra menor, sobre todo por la extensión, pero no lo es.
Motor Girl es una historia de superación, de los miedos que nos atenazan, de los traumas, del dolor. De los mecanismo de autodefensa que creamos para que la realidad no nos destroce. Y es una historia que nos hará reír y llorar al mismo tiempo. Llena de humor a pesar de su crudeza. Llena de personajes entrañables y de emoción. ¡Bik, bik! Ya estáis tardando en leerla.