Monster Magnet, el retorno de los señores del espacio


Dejémoslo claro desde el principio. A nivel musical, los años noventa fueron una época increíble. Vivimos el auge del rock de Seattle, del metal 90s, del rock industrial, del crossover, del hardcore punk melódico, del neoswing y de muchas otras delicias.
Pero los años noventa marcaron también el nacimiento de un género muy influyente, que dio lugar a un sinfín de ramificaciones. Se trata del stoner rock (llamado también durante una época desert rock). Las bandas seminales de este estilo triposo y denso, arraigado en el space rock setentero y sobre todo en los riffs de Black Sabbath y Led Zeppelin, incluyeron a Kyuss, Sleep, Fu Manchu, Clutch y una banda de New Jersey fundada en 1989, Monster Magnet.
Yo los descubrí con Dopes to infinity, una absoluta obra maestra de atmósferas ácidas y riffs monolíticos, y tirando hacia atrás conocí Spine of god y Superjudge, dos grandísimos discos que sin embargo quedaban a la sombra de Dopes. En 1998 se nos cayó encima Powertrip, la bomba que supondría su consolidación como banda, ya que tuvo un gran éxito comercial. Tuve la ocasión de verlos en el Festimad 1999, donde nos reventaron la cabeza con su poderío. Con el tiempo, sus nuevos discos dejaron de emocionarme y los olvidé un poco, recurriendo de vez en cuando a sus dos grandes perlas.
Han tenido que pasar 21 años para volver a ver a los chicos de Dave Wyndorf. El domingo pasado, los de New Jersey ponían los pies en la sala Razzmatazz 2 para regalarnos un concierto basado en Powertrip.

Alrededor de las nueve y media de la noche se apagaron las luces de la sala, bastante llena de fans predispuestos. Y tras una pequeña intro enlatada, aparecieron los de Dave Wyndorf. Dave tenía el rostro castigado por los años, pero conservaba ese toque de desafío en su expresión.
Entre vítores y excitación, empezaron a sonar los primeros acordes de Atomic clock. Y ya estábamos dentro. Piel de gallina, headbanging, sudor y nostalgia.
Justo antes de entrar en el concierto, hablaba con mi hermano sobre esta tendencia de dedicar una gira a un álbum de éxito del pasado, ignorando el material más reciente. A él no le parecía demasiado bien, pero yo casi que prefiero eso a un concierto con temas de relleno.
Esto significa que disfruté como un enano con temazos del calibre de Crop Circle o Powertrip. Y es que Monster Magnet hicieron las delicias con un muro sónico de guitarras, toques y un Dave en buena forma. Y nos regalaron un fin de concierto muy especial con Space Lord, con un coro de vikingos repitiendo ‘Space Lord, Motherfucker’.
Solo que no era el fin del concierto. Después de tocar todos los temas de Powertrip, la banda se retiró… para volver a salir y regalarnos Twin Earth de Superjudge, The right stuff de Monolithic Baby! y dos temazos de Dopes, Look to Your Orb for the Warning y Negasonic Teenage Warhead.
Fue un verdadero regalo para los fans entregados que nos habíamos concentrado allí aquella noche. Un gran concierto de una banda que sigue sonando compacta y fresca, a pesar de los años.