Lobezno no saca la tercera garra

Lobezno inmortal
Dir. James Mangold, 2013

Lobezno es uno de los mutantes más carismáticos del mundo de los X-Men. Un personaje salvaje y descontrolado. Un guerrero. Cuando lo vi por primera vez en pantalla grande, en X-Men (Bryan Singer, 2000), se me puso la piel de gallina. Hugh Jackman encarnaba a Logan a la perfección. Lo mismo ocurrió en la segunda entrega de X-Men, dirigida también por Bryan Singer.

La tercera entrega de la saga de la Patrulla X (X-Men: la decisión final, Brett Ratner, 2006) resultó bastante decepcionante. Y la cosa se puso todavía peor con X-Men orígenes: Lobezno (2009), francamente infumable. En la acertada X-Men: Primera generación (2011), Lobezno sólo hacía un breve cameo.

La verdad es que no daba ni un duro por la siguiente aparición en celuloide de Lobezno. Y me ha sorprendido relativamente. Lobezno inmortal se basa en un cómic de los años ochenta, obra de Chris Claremont y Frank Miller.

El cómic recorría las andanzas de Lobezno en el país del sol naciente, con combates contra ninjas y reflexiones sobre el honor y la lealtad.

La ambientación nipona es atractiva, el personaje de Mariko está relativamente bien desarrollado, incluso la compañera de andanzas de Logan (Yukio) tiene su encanto. El problema es que lo que debería haber sido una película épica se queda a las puertas.

La enemiga principal (Víbora) no llega a convencer, hay escenas prescindibles (por Dios, que alguien prohíba las escenas de lucha sobre el tejado de un tren) y, después del combate contra el Clan Negro, la aparición del Samurai de Plata es como un postre que te sirven cuando ya no tienes hambre.

En definitiva, una película entretenida para los fans incondicionales de Lobezno.