La clase de griego de Han Kang

Ya os hablé en su momento de La vegetariana de Han Kang. Lo podéis leer aquí. Sus libros publicados por Rata están descatalogados, pero por suerte Random House en castellano y La magrana en catalán están reeditándolos y han empezado por este libro de 2011, La clase de griego. Además, tuvimos la oportunidad de verla en La Setmana del Llibre en Català presentándolo en una charla muy interesante con la periodista Anna Guitart.

Portada del libro La clase de griego de Han Kang

En La clase de griego, la autora nos sitúa en Seúl. Allí, una mujer asiste a clases de griego clásico. A pesar de que su profesor le pide que lea en voz alta, su única respuesta es el silencio. Y no por qué no quiera responder, ha perdido la capacidad del lenguaje. Las palabras no surgen de su garganta, pero también le resulta difícil que se formen en su cabeza. Además, ha perdido la custodia de su hijo y debe recuperar el habla para poder recuperarlo a él también.

Por su lado, el profesor de griego acaba de volver a Corea después haber vivido en Alemania gran parte de su vida. Volviendo a encontrarse con un mundo que abandonó siendo un niño. Aquí, su vista empeorará, tiene una enfermedad incurable de la vista. Sabe que cuando deje de ver por completo, su vida perderá toda la libertad que hasta entonces ha tenido. Su forma de vivir cambiará.

Han Kang nos relata dos historias que confluyen. Dos personas que están experimentando una pérdida que ha afectado a sus sentidos, pero en esa pérdida, hay otras pérdidas del pasado y del presente que se unen en este momento vital. En primera persona, conocemos a estos dos personajes sin nombre que se encuentran a medio camino entre la luz y la oscuridad, entre la esperanza y la desesperación. Ambos se encuentran en el camino, sus vidas se cruzarán, pero, ¿serán capaces de ayudarse mutuamente?

La clase de griego nos habla de sentimientos, sentidos, pero sobre todo de conexión humana. La palabra y la vista son las protagonistas, porque sirven de puente para que esa conexión se establezca y aquí esos puentes están rotos y parece imposible cruzarlos. Los protagonistas se sienten perdidos por esa falta de conexión y nosotros con ellos.

El silencio y la descripción que utiliza Han Kang para contarnos esta historia es magistral. Porque muchas veces no hace falta contar demasiado para explicar muchas cosas y eso Han Kang lo hace de maravilla. Os recomiendo que leáis La clase de griego de Han Kang.

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