Elizabeth Gaskell. La bruja Lois y La prima Phillis.
Continúo descubriendo autoras gracias al libro Monster, She Wrote: The Women Who Pioneered Horror & Speculative Fiction de Lisa Kröger y Melanie R. Anderson. En este caso es Elizabeth Gaskell. Una mujer que escribió siempre pero que no le dedicó el tiempo que podía haberle dedicado hasta 1832. Fue después de casarse y trasladarse a Manchester a vivir con su marido, pastor de la ciudad. Escribió novelas, cuentos y biografías, como su aclamada obra sobre Charlotte Brönte. Su primera novela Mary Barton obtuvo los elogios de Charles Dickens. De hecho, escribió asiduamente en Household Words, la revista que el escritor editaba.
En Mary Barton y en sus posteriores novelas, Elizabeth Gaskell exploraba los problemas sociales que podía observar entre la población más empobrecida de Manchester. Mostraba las dificultades a las que se enfrentaban sus habitantes en una ciudad en plena explosión de la industrialización. Proliferaban las factorías, algo que cambiaría el trabajo y la vida de las personas para siempre. Pero Elizabeth Gaskell también escribía excelentes historias de fantasmas. Durante su época fue una escritora bastante conocida y pudo llevar una vida acomodada gracias a las ganancias de sus escritos. A pesar de ser una niña huérfana, que prácticamente tuvo que educarse literariamente a sí misma. La ayudó una tía que la crió cuando sus padres fallecieron.
La bruja Lois
Dos buenos ejemplos de su excelente literatura son La bruja Lois y La prima Phillis. En la primera, nos cuenta la historia de una joven huérfana inglesa, hija de un pastor anglicano que tiene que emigrar a Salem. Allí vive el hermano de su madre, la única familia que le queda. Cuando llega allí, la dulce e inocente Lois se encuentra con una población conservadora hasta lo irracional. Los colonos, que ven al diablo hasta en la sopa, acabarán protagonizando uno de los episodios más vergonzosos de la historia. Todos conocemos lo que pasó.
Gaskell usa esta información desde una perspectiva diferente. Los hechos sucedieron mucho antes de que la escritora escribiera su novela, unos 150 años. Nos muestra en el libro los entresijos de una sociedad como aquella, tan aislada y consumida por sus propios miedos y con un puritanismo llevado hasta límites insospechados. Evidentemente, la nueva, la intrusa, la extranjera será el mal para todos los que la rodean. Siempre es más fácil echarle las culpas de tus propias inseguridades a los demás que enfrentarte a ellas. Si esas personas son mujeres aún más. Porque al final, ¿quiénes son las brujas siempre? Las mujeres.
La brujería era la excusa perfecta para que alguien que te odiaba pensase en saldar rencillas personales. Era una caza de brujas en toda regla. Pero no de brujas reales, sino de mujeres que se negaban a ser como la sociedad dictaba, que no querían casarse por obligación, para mujeres que se atrevían a opinar,…
Gaskell logra crear un clima cada vez más opresivo alrededor de la pobre e inocente Lois. Para ello dibuja un retrato psicológico profundo de todos los personajes: desde bella y maldita Lois, pasando por su estricta tía Grace Hickman que parece criticarle todas sus actitudes impías. También están sus dos primas Faith y Prudence, tan diferentes la una de la otra. Una rabiosa y malcriada que ve en Lois a una usurpadora de su protagonismo. Y la otra con la que se siente más cercana por ser de la misma edad y compartir anhelos. También está Manasseh, su primo, con la cabeza siempre metida en la Biblia de forma obsesiva y que para vergüenza de su familia, tiene problemas mentales que quieren ocultar.
Todos ellos se verán arrastrados por esta loca fiebre asesina que no tendrá un final feliz precisamente y que inundó Salem en uno de los episodios más terroríficos y famosos de la caza de brujas. Elizabeth Gaskell critica acertadamente, no solo la condena de las mujeres que fueron acusadas de brujería, sino también cómo se llevó a cabo la gestión de aquella crisis despreciable en la que tantas inocentes murieron.
La prima Phillis
Por otro lado, La prima Phillis es la historia de una mujer cultivada y muy diferente de los cánones que la sociedad observaba sobre lo que una mujer tenía que ser. Era una mujer que no encajaba en la idea que el narrador tenía de una futura esposa. Es demasiado inteligente y culta. El que nos cuenta esto es precisamente el primo de Phillis, Paul Manning. Él la conoce estando de visita por trabajo en la zona donde vive su prima con sus padres. A través de él, conocemos a los personajes que protagonizan esta novela corta. Aunque él es el narrador, la protagonista es Phillis.
Elizabeth Gaskell describe con acierto el contraste entre las vidas de los personajes. Paul trabaja en el ferrocarril que se abre camino por primera vez en la zona. Representa el progreso, el avance de la tecnología, la industrialización. En cambio, la familia Holman con el pastor a la cabeza, su mujer y su hija Phillis viven una vida tranquila en el campo, en su granja, comiendo lo que les da la tierra, con trabajo y esfuerzo. Al mismo tiempo son gente muy cultivada, mucho más que el avanzado y moderno Paul. Pero esta novela también es el relato de los lazos familiares, de cómo los personajes se conocen los unos a los otros, cómo cambian cuando se relacionan entre ellos, cómo influyen los unos en los otros.
Un retrato costumbrista de una forma diferente de vivir la vida. De una que es posible pero que es un rareza. También es una historia de amor, del descubrimiento del primer amor, de las ilusiones y las desilusiones que afectarán irremediablemente a la prima Phillis. Es un relato sencillo y pausado, con una prosa absolutamente deliciosa que demuestra de nuevo el buen hacer literario de esta gran escritora.
Ambos libros son una buena muestra de su literatura. Estoy deseando sumergirme en su literatura fantasmal. Yo me he leído ambos libros en catalán, La bruixa Lois editada por Angle Editorial y La cosina Phillis de Edicions 1984 pero están publicadas en castellano. La primera por Valdemar dentro de su colección El club Diógenes y la segunda por Alba Editorial.