El chivo expiatorio. Daphne du Maurier

Gracias al programa Les dones i els dies de Catalunya Ràdio, me dieron ganas de leer más libros de la gran Daphne du Maurier. Muchas personas no la conocerán, pero seguro que si sabrán de lo que hablo cuando digo Los pájaros o Rebeca, ¿verdad? Pues a parte de ser clásicos de Alfred Hitchcock son libros de Daphne du Maurier. Todo lo que nos mostró Hitchcock en la gran pantalla estaba ya en sus libros. Y no solo en estos dos, también en Posada en Jamaica. Muchos de sus relatos y novelas fueron adaptados a la gran pantalla, otro ejemplo es Mi prima Raquel, la última versión interpretada por Rachel Weisz. Du Maurier fue una escritora tremendamente exitosa y conocida en su época, pero muy poco reconocida en la actualidad. Así que os recomiendo encarecidamente que echéis un vistazo a su amplia bibliografía y leáis algunos de ellos.

Daphne du Maurier nació en Londres en 1907. Era hija del actor y empresario Gerald du Maurier y nieta del autor e ilustrador George du Maurier. Su madre era la actriz Muriel Beaumont. Tuvo una buena educación, rodeada de literatos y artistas en Inglaterra y posteriormente, en París. Empezó escribiendo cuentos y artículos en 1928. Y en 1931 publicó su primera novela, Espíritu de amor. El éxito le llegó con su tercera novela, Rebeca (1938) gracias a la cual alcanzó fama mundial, mucho más cuando Hitchcock la llevo al cine. Muchas personas la consideraban una escritora romántica, pero ella era más una maestra del suspense.

Mi recomendación, independientemente de los clásicos más conocidos, es El chivo expiatorio de 1957 (Alba editorial, colección Rara Avis). En este libro están todos los elementos de la literatura de Daphne du Maurier: suspense, relaciones personales perversas y atmósferas opresivas in crescendo.

En El chivo expiatorio conocemos a John, un profesor inglés de Historia. Es de mediana edad y está soltero. Está disfrutando de sus vacaciones anuales en Francia. Siempre dedica su tiempo de asueto al país francés, al que admira y del cual domina su lengua a la perfección. De hecho, querría sentirse francés y cuando viaja allí, siente que ojalá pudiera serlo. Este viaje será diferente. En Le Mans se encuentra con un misterioso hombre con el que tiene un parecido casi diabólico. Ya se dice que todos tenemos un doble en algún sitio del mundo, pues nuestro protagonista se lo encuentra de bruces en Le Mans. Es Jean le Gué, un conde que vive en un château de ensueño a unos pocos kilómetros de la ciudad en la que se encuentran.

Ambos deciden cenar juntos y conocerse mejor. Esa noche, se emborrachan y se cuentan sus penas. John, nuestro protagonista, lleva una vida monótona y siente que no ha hecho nada importante. Jean, por su parte, está cansado de la vida familiar y las obligaciones que le conllevan. Al día siguiente, con una resaca espectacular, John se despierta en un hotel de mala muerte con las cosas de Jean le Gué, no hay rastro de su maleta ni de su coche. El chófer de la familia le Gué viene a recogerlo y evidentemente, dado el parecido, lo trata como si fuera el conde. En ese momento, John se ve arrastrado a interpretar un papel que no es el suyo y que le llevará a conocer los secretos de la vida y la familia de le Gué.

Poco a poco, John descubrirá que el conde tiene una familia desestructurada y disfuncional, que el negocio floreciente de la misma está en plena ruina, que el engaño es el pan nuestro de cada día para los Le Gué y que tendrá que hacer equilibrismos para no ser descubierto como el impostor que es. Pero también irá cogiendo cariño a la familia, integrándose, sintiéndose uno de ellos y entendiendo el por qué del comportamiento de la condesa, su madre y matriarca de la familia; el distanciamiento de su esposa embarazada; la obsesión de su hija; la inquina de su hermano; el interés de su cuñada; la inexistente relación con su otra hermana y muchos otros personajes que pululan por la vida de Jean le Gué.

¿Cómo hará para navegar sin hundirse en todo este entresijo de malentendidos? Le Gué se fue sin darle ni una sola pista de quién es ni cómo se comporta. Lo descubriréis, junto a John, si leéis El chivo expiatorio, un libro adictivo y magníficamente escrito, lleno de suspense y emoción, con personajes turbios, secretos escondidos, un pasado que pesa demasiado y un futuro incierto. Pobre John, lo que tiene que pasar, pero, ¿por qué siguió el juego? ¿Por qué no se marchó y volvió a su vida? Tendréis que leer la novela para descubrirlo y de paso enamoraros de la prosa de la gran Daphne du Maurier.

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