Chappie, inteligencia artificialmente desaprovechada
Chappie
Dirigida por Neill Blomkamp
Con Dev Patel, Ninja, Yo-Landi Visser, Hugh Jackman y Jose Pablo Cantillo
A estas alturas ya nos ha quedado claro el mensaje. Neill Blomkamp és un friki devoto de la ciencia ficción que quiere incrustar su Sudáfrica natal en el imaginario colectivo de los televidentes globales. Y la verdad es que lo hace, y muy bien. También se le da muy bien dirigir películas con efectos especiales impecables, hay que reconocerlo. Pero, sinceramente, este Chappie cojea (y mucho) en el apartado de guión.
Blomkamp nos hizo caer de la silla en el 2009 con su opera prima, Distrito 9, una película de invasión alienígena en un trasfondo de diferencias de clase. En el 2013 nos trajo Elysium, donde Matt Damon y Jodie Foster protagonizaban una historia dickensiana de separación de clases, donde los ricos del planeta vivían por todo lo alto en una estación espacial, y las pobres víctimas del determinismo se pudrían en una Tierra moribunda. Apartheid espacial. La película tenía buenas ideas, pero supuso un bajón después de un peliculón como
Distrito 9.
Y ahora llega Chappie, una fábula bastante infantil sobre inteligencia artificial en un futuro cercano. En una Suráfrica dominada por las bandas de delincuentes, la policía incorpora una fuerza especial de agentes robotizados de titanio, que acaban con la delincuencia en menos de lo que tardas en pronunciar Neill Blomkamp.
Todo debería ir bien, hasta que el científico que ha diseñado los exitosos y eficientes robots policía decide darle una vuelta de tuerca al proyecto para cumplir el sueño de su vida: generar vida inteligente de forma artificial. Ya sabéis, que una máquina tenga pensamiento propio, sensibilidad artística, emociones. Así que trabaja a espaldas de la corporación para crear su pequeño monstruo de Frankenstein robótico, y obviamente la cosa se le va de las manos.
El resultado es una historia sobre qué hubiera pasado en la ochentera Cortocircuito si, en lugar de aterrizar en una familia de clase media bienpensante, el robot hubiera sido criado por una pequeña banda callejera surafricana. Lo mejor de la película es precisamente ver cómo un robot adquiere consciencia en un contexto familiar políticamente incorrecto. Aparte de esta pequeña travesura del guión, poco más hay que nos pueda interesar.
Lo mejor: la estética urbana y la ternura decadente de la pareja formada por Ninja y Yolandi. Además, no faltan buenas escenas de acción, y a Hugh Jackman le va que ni pintado el papel de antagonista creador de robots de combate gigantescos.
Lo peor: que con eso no se aguanta la película. El guión tiene demasiados agujeros para ser convincente. Uno de los mayores logros de la película es que se humaniza tanto el robot que uno llega a sentir pena por él.
En resumen, es una historia amena, pero no dejo de tener la sensación de que precisamente Neill Blomkamp hubiera podido hacer mucho más con una idea así.