‘Neon Genesis Evangelion’: ¿capítulo final?

“Evangelion es como un rompecabezas (…) Nunca se darán todas las respuestas, ni siquiera en las películas. Muchos fanes de ‘Evangelion’ tienen la esperanza de que se lance una suerte de libro ‘Todo sobre Evangelion’, pero eso no ocurrirá (…) Todos tenemos nuestras propias respuestas”. Hideaki Anno

La serie Evangelion es la obra de toda una vida de Hideaki Anno, nombre fundamental del anime japonés al que se le ha encargado –se estrena a finales del mes de julio en Japón- la enésima resurrección de Godzilla (Godzilla Resurgence, 2016). Y a la par que devuelve a la vida al bicho demuele-rascacielos le pondrá la puntilla a su hijo predilecto con Evangelion: Final, la cuarta y última película del proyecto Rebuild of Evangelion. Pero empecemos poniendo en claro nuestras intenciones.

Hoy os hablaremos de la serie de anime original y de las cinco películas (hasta la fecha) que la continuaron, complementaron o avivaron. Se queda fuera Revival of Evangelion (1998), estrenada en Japón directamente en formato video.

Neon_Genesis_Evangelion

La serie original se emitió en su país entre octubre de 1995 y marzo de 1996. Se basaba en un manga que llegó a tener catorce volúmenes, publicados casi todos con posterioridad a la emisión del anime (y hasta una fecha tan cercana como 2013). Detrás de ellas estaba el emergente estudio Gainax, fundado, entre otros, por el mismo Hideaki Anno. La repercusión que tuvo Neon Genesis Evangelion es difícil de cuantificar: como poco la podríamos calificar de fenómeno social, pero también fue un espléndido negocio.

Vídeos, artículos de merchandising… la serie deparó unos beneficios que superaron los 300 millones de euros. Aunque la “revolución” en el sector que pretendía Anno no llegó, lo cierto es que su anime sigue valorándose como uno de los mejores de la historia. (Sobre este particular uno se muestra más escéptico, aunque desde luego le otorgaría el premio a… el más confuso).

El argumento tiene ese ramalazo demente de la mejor animación nipona. Se nos remite a un cataclismo ocurrido a comienzos del siglo XX (el Segundo Impacto), aunque la acción se centra en la ignota fecha de 2015 (sí, en 1996 debía de parecer que quedaba lejos, lejísimos). ¿Qué ocurrió exactamente? ¿Fue un extraterrestre, un Dios reencontrado, una broma cósmica? Lo que quiera que fuese la lió parda, obligando a los japoneses a eso que tanto les gusta: tener que reconstruir y rebautizar la capital (Tokio-3, tampoco es que se expriman mucho la sesera), diseñar mechas y tener compañeras de avatar minifalderas. Como si no los conociésemos a estas alturas…

Cuando antes calificaba como malsano el hilo conductor de esta historia no exageraba lo más mínimo. Porque… ¿a quién si no a ellos se les podía ocurrir que los mejores pilotos posibles de robots colosales fuesen chavales menores de catorce años más traumatizados que Carrie y Norman Bates juntos? (sí, sé que muchos estaréis pensando en El juego de Ender, aunque Anno siempre ha declarado que la novela de ciencia ficción que más le influyó en la escritura fue El fin de la infancia de Arthur C. Clarke). Repasemos la interminable galería de inadaptados varios que puebla esta supuesta serie juvenil.

Empezaremos por el protagonista. Shinji Ikari, el Tercer Niño, un chaval al que un padre castigador dejó tirado en plena infancia y que un buen día es reclutado por el susodicho para salvar a la humanidad (lo típico). Cinco serán los pilotos potenciales de los EVAs, aunque casi toda la trama se centre en la silenciosa y dócil Rei Ayanami (¿humana, sintética?) y la chulita y cargante Asuka Langley (es de origen europeo, plausible explicación sobre su mala educación en el imaginario nipón).

Su misión será tripular los EVAs, ciclópeas estructuras diseñadas por un consorcio supragubernamental (NERV) para combatir una amenaza exterior que ha sido denominada, de manera muy genérica, como Ángeles. Sí, estamos ante esa obsesión tan kitsch por el catolicismo (para los japoneses, esa extraña religión llena de preceptos y liturgias arcanas) que se completa con la existencia de un Adán (del que parecen provenir, cómo no, los EVAs), sacramentos, estigmas, crucifixiones, árboles de la vida, un Gólgota, mención a los manuscritos del Mar Muerto, el tratado del Vaticano y… Apocalipsis Now del bueno.

En este sucederse de batallas desequilibradas contarán con el concurso de la expeditiva Misato Katsuragi y de la cerebral Ritsuko Akagi. La una es jefa de operaciones, brillante estratega como se demostrará en las subsiguientes confrontaciones con los invasores. En lo personal se revela desordenada, amante de la cerveza local, las mascotas palmípedas y los chicos malos. Por el contrario, Ritsuko está centrada únicamente en el cumplimiento de su misión: darle continuidad al legado de su madre, la diseñadora original del entramado informático que sustenta NERV.

ikari

Apasionante resulta la figura de Gendo Ikari, el padre del supuesto protagonista. Está claro que tiene una agenda oculta: seguir torturando a su vástago y resucitar de alguna manera a su difunta mujer, asistiendo desde primera fila al nacimiento de una nueva divinidad (¿ser él mismo esa divinidad?).

Y a partir de aquí comienza el batiburrillo filosófico-lisérgico-existencial que tanta fama ha dado a este anime, culminado en un par de capítulos finales (los muy polémicos 25 y 26) que se asemejan más a una sesión de psicoterapia colectiva, con la mismísima sociedad japonesa en el diván. (Todo lo simbólico que queráis, pero lo cierto es que nada quedaba claro al final de la serie, por lo que los anonadados fanes exigían más una guía de comprensión que una conclusión).

Death & Rebirth (1997) fue la primera de las películas de la saga. Y como es habitual con los productos coyunturales (montados rápido y corriendo para aprovechar el tirón, vamos), el resultado fue altamente decepcionante para los seguidores de la serie. Básicamente porque en su primera parte (Death) se dedica a resumirnos lo que ya habíamos visto antes: un innecesario “en capítulos anteriores…” de más de una hora de duración.

Algo más de chicha tiene su segundo tramo, Rebirth. Sobretodo porque arranca con una escenita depravada que nos deja bien claro que el protagonista sigue sin regir mucho: Shinji va a visitar a una de sus compañeras al hospital y encontrándola semiinconsciente decide… pues hacerse una gayola en su honor (¿¿??). Y es que un mal día lo tiene cualquiera.

En lo esencial, deciros que Seele (especie de consejo de administración formado por unas almas en pena que han decidido desde hace tiempo el destino del Planeta) ataca directamente el corazón de Tokyo-3: el ordenador Maggi diseñado por la madre de Ritsuko. El ataque no es sólo informático y NERV se verá bombardeada y sitiada por fuerzas hasta entonces amigas (la ONU, que también se alinea con el lado oscuro). Pero en el cuartel general no están dispuestos a que les birlen los dos únicos EVAs restantes…

Como nueva y relevante información, la humanidad resulta descender de la entidad conocida como Lilith. O sea que venimos a ser… el único Ángel superviviente. Como si hubiese un tronco evolutivo común y las otras 17 subespecies anteriores no hubiesen sobrevivido al imperativo darwiniano.

Neon-Genesis-Evangelion-Death-&-Rebirth-Captura2

Mientras Shinji se lo piensa (la inseguridad congénita de este mocoso resulta enervante) recupera su sincronía con la máquina y comienza el contraataque. El filme termina con un rondo de EVAs por encima de la cabeza de una Asuka desbordada.

The End of Evangelion se estrenó igualmente en el año 1997 y trató de darle un final digno a la serie, proporcionando una especie de capítulos finales alternativos a los de la emisión original. La primera parte (un tercio del total del filme) se correspondería con el Rebirth del capítulo anterior, así que si las veis por orden podéis situaros tranquilamente en el minuto treinta. ¿Lograrán los nueve EVAs en serie imponerse a una Asuka desencadenada? ¿Se dejará Shinji de mandangas pajilleras y hará frente a sus obligaciones de adulto? ¿En qué consiste el plan de su maquiavélico padre? ¿Asistiremos al nacimiento de un nuevo Dios o a la extinción definitiva de la raza humana?

Pues sí, tendréis cumplida respuesta a todo ello. Aunque el final –ya lo supondréis- vuelve a optar por el camino del medio: sucederse de imágenes oníricas y montaje sincopado con contrapunto de frases “muy profundas”. Vamos, que el conjunto puede significar tanto una cosa como la contraria. Anno apuesta hasta por el metacine: ¿no es la audiencia que aguarda en la sala esa conciencia colectiva japonesa que parece pugnar por fusionarse definitivamente? ¿Tienen derecho a refugiarse en la imaginación como último bastión de su individualidad?

En el año 2007, más de una década después de la serie original de anime, Anno y compañía contraatacaron con la primera de un total de cuatro películas que conforman el proyecto Rebuild of Evangelion. La primera (Evangelion: 1.0 You Are (Not) Alone (2007) no aportó nada nuevo a la saga: se trató de una reformulación (muy esmerada técnicamente, eso sí) del concepto original, conservando personajes y repitiendo escenas, encuadres, desarrollos. Cierta desgana y poquísimo espíritu de riesgo, como si el canon establecido por la serie fuese intocable.

Distinto es el caso de la muy espectacular Evangelion: 2.0 You Can (Not) Advance (2009). Mucho más cuidada y sin ganas de repetirse innecesariamente: las luchas alcanzan un alto grado de sofisticación, con Ángeles que lo mismo parecen salidos de las letras de una canción de The Doors que de la pantalla del Tetris. Incluso se permite algún combate con vista del monte Fuji incluido (Hokusai sigue teniendo mucha tirada).

shot0001

También hay alguna sorpresa: se substituye uno de los pilotos de la trama original por una tal Mari Ilustrious Makinami (igualmente impulsiva y curvilínea, que el otaku es lascivo por definición) y se explicitan las intenciones paternas. Hay nuevas escenas fantásticas (la visita al centro oceanográfico, por ejemplo) y cobra mayor peso como galán el apocado de Shinji, que aquí hasta se revela como un consumado cocinero. En definitiva: un disfrute que sabe aunar el corpus original con las variaciones exigibles en todo largometraje.

Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo (2012) es hasta la fecha el último jalón del Rebuild, a la espera del estreno del episodio final (¿finales del verano?). Supervivientes del amago de Tercer Impacto (provocado por el torpe de Shinji, que cada vez se parece más a Steve Urkel, entonando el “¡¿he sido yo?!” tras cada nueva catástrofe), las avejentadas Misato y Ritsuko (han pasado otros catorce años) lideran la resistencia contra NERV desde su resultona nave espacial.

Vuelve a haber un prólogo molón (a medio camino entre el arranque de un Bond y Gravity), aunque el enésimo Apocalipsis sobre el Apocalipsis deja una sensación generalizada de cansancio. ¿Cuántos Impactos pueden idear los guionistas? ¿Es necesario que el Eva 13 –sí, ya vamos por el trece, amigos- vuelva a danzar al ritmo del tercer movimiento de la novena sinfonía de Beethoven? ¿Cómo puede seguir soportando Rei Ayanami su condición de clon sin ningún cortocircuito mental? En fin, que la dinámica argumental se revela cansina: crear dioses, matar dioses, dinamitar Ángeles, reventar EVAs… si algo logra la saga Evangelion es que uno acaba sopesando la extinción de la especia humana como un mal menor (¡con tal de que esto se acabe!).

Estas tres últimas entregas son muy interesantes para constatar lo que supuso la irrupción de lo digital en el anime y para seguir defendiendo la década de los 90 como su indudable edad de oro, a rebufo de la eclosión de finales de los ochenta. La mayor sofisticación en la interacción con la máquina (tecnología 3D, paneles más coloridos, sensación envolvente) no invalida el enorme esfuerzo –realizado con un presupuesto francamente reducido- de la serie original.

Evangelion-3.0-Big-Rei

Pero… ¿de qué va Evangelion? ¿Qué trata de contarnos? ¿Parábolas ensimismadas o cascadas de aforismos sin sentido (“el ser humano sólo existe en este mundo”, “todos los seres vivos tienen el poder de volver a la vida y la voluntad para seguir viviendo”, “si estás vivo siempre tendrás una oportunidad para ser feliz”, “no puedes construir un puente entre tu propia verdad y la realidad de los demás”, “sólo puedes encontrar la felicidad en tus sueños”, “utilizas la fantasía para escapar de la realidad”, “la realidad está al final de tu sueño”, etc, etc) para mentes impresionables?

La novedad primordial de Neon Genesis Evangelion (que posiblemente no hubiese sido posible sin la senda abierta por Akira) es convertir la animación adulta en un terreno plagado de libres interpretaciones. En ese contexto, el drama del protagonista podría ser el drama del japonés medio, recién acabados sus estudios y empujado a un mundo que únicamente parece prometerle… trabajo, sacrificio y más trabajo. Shinji está en esa frontera y su iniciación traumática a la vida (responsabilidades, una sexualidad sana, independencia) choca con la voluntad –también presente en la mayoría de los japoneses- de prolongar esa adolescencia sine die. Sus sueños –su fuga, su utopía- pasan por pilotar un robot, aunque nunca tenga muy claro si no está haciendo otra cosa que lo que le dicen los demás.

La figura del padre (de ese padre que nunca está, que la mayoría de chavales sólo ven los domingos y vislumbran entre semana pasadas las diez, cuando viene a despedirse de ellos a la habitación y darles las buenas noches) también se encuentra omnipresente… en su propia ausencia. A la postre resulta que el pobre desgraciado a lo único a lo que aspira es a reencontrarse con una muerta, aunque para ello deba de engañar, chantajear emocionalmente o asesinar al resto de féminas de Tokio-3.

Sin olvidar la triple filiación sexual de los deseos del protagonista, personificada en la tríada compuesta por Misato, Asuka y Rei. La una se le antoja promiscua y apasionada, la otra, dominante e inalcanzable y la de más allá, sumisa e impenetrable. Todo el amplio abanico del estupor masculino.

2a920403739261cd210418653825a829

Los héroes torturados de Evangelion son dignos de conmiseración. Buscan el reconocimiento de los demás y sólo encuentran más razones para encerrarse en sí mismos. Sus crisis psicológicas (neuróticas, principalmente) nos hablan de un mundo imperfecto donde no ganan siempre los buenos, donde confundimos nuestras motivaciones (o nos hacen confundirlas) y nos empecinamos en encajar sin estar muy seguros de haber elegido siquiera el dónde. Evangelion, en definitiva, es un flashforward de la edad adulta, un destello terrorífico para aquellos adolescentes japoneses de mediados de los noventa que empezaron viendo un Mazinger Z y terminaron cuestionándose los motivos de tanto esfuerzo, de tanto silencio… de tanta ira contenida.

You may also like