Jackson Browne. Elegancia de voz perfecta.
Hay músicos que forman parte de la historia. Sus canciones trascienden y se graban en nuestros recuerdos para siempre. Jackson Browne es uno de ellos. Y no hay que perder la ocasión de verlo en directo. Sencillo, delicado, preciosista, perfecto. Hacía ya unos años que no pisaba nuestras tierras y el Guitar BCN lo ha vuelto a traer presentando su último trabajo, Standing in the Breach.
Y además, le acompañaba una banda de excepción: Shane Fontayne a la guitarra, Bob Glaub al bajo, Greg Leisz al pedal y lap steel, Mauricio Lewak a la batería, Jeff Young al hammond y los coros y la voces de Alethea Mills y Chavonne Stewart completando la formación. Browne sabe rodearse de buenos músicos que le apoyen en sus directos, que le permitan centrarse en cantar y tocar la guitarra o el piano, que lo acompañen en la travesía de deleitarnos con sus composiciones.
Durante las más de dos horas que tocó, Browne nos regaló canciones como la imprescindible “Take It Easy”, no podía faltar y el público la coreó al unísono, pero también una reivindicación por la salvación de los océanos en “If I Could Be Anywhere” o un “Which Side?” dedicada a la nueva alcalde de Barcelona, por el cambio, ambas canciones de su último disco. Este ilustre ex barcelonés, tiene a la ciudad como uno de sus sitios favoritos y cuando viene a tocar se acompaña por algunos de los músicos que aquí conoció, como el gran Javier Mas y su mandolina, el violinista Alex Bublitchi y el guitarrista Raúl Rodríguez. Pudimos disfrutar también de un homenaje a a The Byrds con “The Birds of St. Marks”. Al piano o a la guitarra, Browne iba alternando su maestría, su voz clara y esa capacidad de crear verdaderos himnos musicales.
Fue este uno de esos conciertos tranquilos y pausados, de esos que disfrutas cada segundo, cada nota e incluso cada silencio. De esos que sales con una sonrisa de felicidad porque has visto a alguien grande y te ha hecho tremendamente feliz por unas horas. El maravilloso poder de la música. Y como bien afirma el título de su último disco, Jackson Browne sigue estando al pie del cañón, por suerte para nosotros.